El alcalde electo de Ciudad Juárez, Armando Cabada, tuvo que escupir la margarita que gustosamente bebía en la Riviera Maya cuando se enteró de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) resolvió que el PRI presentó a tiempo la impugnación a los resultados del 5 de junio, a pesar de que no los presentó a tiempo, pues lo hizo al sexto día y no dentro de los cinco que la Ley marca. Va de regreso a la frontera.
El TEPJF ordenó al Tribunal Estatal Electoral (TEE) que se deje de si entró a tiempo o no, y resuelva la causa de fondo, las supuestas irregularidades que el PRI viene denunciando. Si bien esto le hace el caldo gordo a quienes pretenden entorpecer lo más posible la transición democrática que los chihuahuenses ordenaron con contundencia, también tiene su lado conveniente el que se deseche la queja por el fondo y no por la forma.
Los del TEE tendrán que ordenar unos 10 kilos de café por magistrado. Le han dado largas y largas a la impugnación de la gubernatura y ahora están con toneladas de trabajo de a de veras, pues no pueden dilatar a sus anchas y tienen plazos para decidir qué procede, con todas las consecuencias que pueda acarrear esto. El domingo es el ‘deadline’, pero podría darse antes.
Pero es apenas el principio. Guillermo Dowell, quien ya demostró que no le importa lo que la ciudadanía y la militancia piensen o digan, anunció que seguirá la impugnación, ahora ante el Trife, sobre los distritos 15 y 17, a pesar de que ya fue desechada. “»A diferencia de la elección a gobernador, no se pudo demostrar que hubiera un exceso de boletas.
Sin embargo, nuestros abogados están en análisis del asunto y si encontramos un espacio jurídico para ello, impugnaremos ante el TRIFE». Dicho de otra manera, van a buscar cualquier pretexto, por ridículo que sea, para hacérsela cansada a quienes fueron electos por los chihuahuenses para representarlos.
A estas alturas el quemón de la dirigencia priísta ya no puede ser peor, así que qué más da… a impugnar también las regidurías del Cabildo de Chihuahua, pues resulta que aunque los independientes fueron más votados que su partido, según el señor Dowell no tienen derecho a representar a los chihuahuenses, nomás porque él dice.
El dúo dinámico del PRI, los dirigentes Andrés Pérez Howlet y Guillermo Dowell Delgado, ahora van a impugnar el reparto de las regidurías en la capital, pues a su juicio la Asamblea Municipal del Instituto Estatal Electoral hizo mal en otorgar 4 espacios a los independientes, 1 a Morena y 4 al tricolor y a sus aliados, además de los 11 del PAN, por supuesto, lo que hará que el próximo cabildo sólo tenga dos ediles totalmente priistas.
Si usted ya estaba preocupado por la salud mental del dirigente del PRI, o por las consecuencias para el de por sí vapuleado partido, ahora sí agárrese: Dowell afirma que la asamblea no debe hacerle caso a las resoluciones constitucionales a nivel federal, superior a toda norma local, sino apegarse a la Ley Electoral del Estado que simplemente no menciona a los independientes por un ¿error?
Olvidémonos ya de los términos legales y esos recovecos. Lo que quiere decir Dowell es que aunque los independientes se ganaron contundentemente el voto de los chihuahuenses, quienes los eligieron en un ejercicio democrático, se les debe dejar fuera por no ser parte de un partido político… lo que la ciudadanía decidió simplemente vale queso para él y sus 650 abogados.
Lo más curioso es que la impugnación que por la más elemental lógica procedería, simplemente no avanza. Se trata de cuestionar la alianza con los minipartidos, a quienes pretendían seguir regalándoles votos en una de las artimañas electorales más cínicas, pero ahora que ya no les sobran no hayan cómo arrebatarles las dos regidurías que les regalaron, pues en total PRI y aliados obtuvieron cuatro.
Aquí cabe destacar la postura que ha asumido un amplio grupo del mismo PRI que desaprueba las ridiculeces de su dirigencia. Sergio Granados dio una declaración llamativa sobre el asunto a la periodista Ana Juárez: “Hoy, aunque esté impugnada la elección —equivocadamente—, esa expresión debería ser respetada porque el pueblo ya manifestó su opinión (…) no reconocemos la derrota. Yo siento que nos dieron hasta por debajo de la lengua”.
Mientras, en el Altiplano el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa, está apurando las acciones para poner en la picota a los gobernadores de Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua, quienes ya apestan más que un muerto en sus partidos pues no conformes con perder las elecciones estrepitosamente —lo que realmente les duele—, se empeñan en provocar más a la sociedad y en lastimar más a lo que queda del partido. Estos temas se abordarán hoy mismo en una cena con senadores, en la que el trío de la impunidad será la comidilla. Se los van a hartar.
Pero el gobernador César Duarte también anda en las chilangas tierras. Se reunió con Aurelio Nuño, secretario de Educación, como parte de la agenda con la Conferencia Nacional de Gobernadores, a quienes les presentó el Nuevo Modelo Educativo. Por allá aprovechó para reunirse con el director del Infonavit, David Penchyna, y para tantear las aguas pues cada vez se cierra más el cerco en su contra.
Pero hay un tema que también está empezando a calentarse. En el Congreso del Estado, que durante unos meses más seguirá siendo feudo del aún gobernador, preparan dos periodos extraordinarios para la Comisión Permanente, en los cuales buscarán sacar a todo vapor las cuentas públicas pendientes para evitar que sus sucesores les revisen el batidero. El chiste es sacarlas blanqueadas, planchadas y listas. También se espera el cambio de fecha para el último informe de César Duarte.