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Policiaca

Intentan registrar a bebé robado en Veracruz

A casi un mes de su rapto fuera del hospital regional Valentín Gómez Farías, en Veracruz, una mujer intentó registrar a un menor de edad utilizando el certificado de nacimiento de Daniel Macedonio Calvario.

Los hechos ocurrieron alrededor de las 11:30 horas, cuando una mujer acudió al módulo de registro de nacimientos en donde entregó el documento que presentaba alteraciones con corrector y además correspondía al folio del menor que fue sustraído.

La empleada sindicalizada al percatarse de esto, acudió a cotejar el papel con la secretaria del oficial del Registro Civil y al darse cuenta de la acción, la supuesta madre arrebató el papel y salió corriendo de las oficinas, pasando por el pequeño que lo tenía otra mujer fuera de esas instalaciones.

Ante el incidente, el personal de la dependencia procedió a solicitar el auxilio telefónico de las autoridades policiacas, pero nunca les contestaron la llamada, aun cuando el robo del pequeño ameritó que se lanzara una alerta Ámber nacional.

Como parte de las medidas de seguridad, en el Registro Civil se cuenta con una copia del certificado de nacimiento del menor y con el registro de cada una de las alertas Ámber que se emiten para verificar la documentación antes de iniciar el procedimiento.

Carlos Enrique Charleston Salinas, titular de la dependencia, indicó que él atendía a ciudadanos cuando se suscitó el incidente y que fue su personal el que se dio cuenta al revisar la documentación.

El pequeño que fue sustraído del hospital el 1 de julio apenas cumplirá un mes y el certificado de nacimiento que fue presentado corresponde al mismo folio que fue lo que despertó la sospecha, porque además tenía alteraciones con corrector, aunado a que también compararon el rostro de la persona con el que aparece en la alerta Ámber.

Increible

Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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