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Tiene 4 años pero parece de 80

Él es Bayezid Hossain, un niño de 4 años de Bangladesh, que nació con una condición de llamada progeria, luciendo como una persona mucho más adulta de lo que de verdad es. Es conocido como el verdadero “Benjamin Button”.
Captura de pantalla 2016-08-03 a las 14.21.37Su historia es bastante triste, sobre todo porque este niño no puede vivir la vida normal de alguien de solo 4 años. No puede estudiar porque los otros niños le tienen miedo. Aparte, tiene otra condición que hace que su piel cuelgue y algunas otras enfermedades que persiguen el cuerpo de este pequeñito. Incluso, las personas que viven en su comunidad se mantienen alejados de él porque nadie logra entender que lo que tiene es solo una condición.
Su madre de 18 años, Tripti Khatun, cuenta a diversos medios que se siente muy orgullosa de tener un hijo como él.

La madre también cuenta que cuando nació, los doctores no tenían idea de qué tratamiento podría ayudar a su bebé. Incluso le han dicho muchas veces que ya no hay vuelta atrás y que simplemente tiene que vivir el día a día hasta que envejezca por completo y muera.

Desgraciadamente, el pequeño no puede ir al colegio porque no lo aceptan diciendo que si entra a estudiar espantaría a los demás niños. Es por eso que Tpriti intenta enseñarle todo lo que sabe desde casa. Él sabe dibujar y reparar los juguetes que malogra. Aparte mantiene una cercana relación con sus primos quienes también le enseñan a escribir y las tablas de multiplicar.

Un especialista en el tema, el Dr. Bishwas, quien atiende al niño, dice que los signos que presenta permiten indicar que podría sobrevivir hasta sus 15 años probablemente. “Su madre llora incontrolablemente cuando viene al consultorio porque sabe que no hay cura para él. Lo único que podemos hacer es aconsejarle que le den todo el amor posible, pero sentimos que podría pasar un milagro”.

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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