Conecta con nosotros

Opinión

El comentario Obligado: ALEXA. Por Caleb Ordóñez T.

­Alexa Moreno quizá nunca entienda todo lo que ocasionó en la mente social de un país como México. Ver a esta gimnasta competir contra las más grandes del mundo sin el cuerpo perfecto, causó que medio país la criticara con tintes que llegan al odio, solo por su cuerpo.

 

Por: Caleb Ordóñez Talavera

Y es que en nuestro país no podemos dimensionar el éxito verdadero, decía Hugo Sánchez que nuestro problema es simular una cubeta de cangrejos en un país donde se te permite todo menos tener éxito.

El 99% de los mexicanos simplemente no tenemos la capacidad de competir en unas olimpiadas, mucho menos quedar en un lugar doceavo del mundo (Como lo logró Alexa) en algo tan complicado como una disciplina como la gimnasia u otro deporte que no se nos ha inculcado desde la niñez.

Sí, da coraje ver perder a nuestro país una y otra vez, poner nuestra esperanza en un atleta que seguramente nos va a decepcionar por no ganar una medalla, como si fuera tan sencillo como resolver una adivinanza. Alexa fue criticada por tener “cara de mexicana” ¡por sus mismos «compatriotas»! Algunos, decían que ganaría mejor en una competencia de tacos. Gente que no es la mejor del mundo en nada, que no ganaría un solo aplauso en la competencia en la que Alexa se presentó.

Pero ni toda la decepción ni el enojo de ver a nuestro país perder puede justificar la crueldad, la misoginia y la estupidez en la que muchos hemos caído. De pronto algunos bufones en redes sociales quisieron hacer creer que burlarnos de los demás por su forma de hablar, de ser o de su lugar de nacimiento nos haría más populares y graciosos, pero se equivocan al criticar y hacer chistes desde su mediocridad, desde las inseguridades de personas que nunca podrán ser lo que Alexa es hoy en día.

De Alexa Moreno no solo tenemos que tener orgullo por ser mexicana, sino porque representa el esfuerzo y la lucha de la gente que triunfa a pesar de sus limitaciones.

Alexa yo estoy orgulloso de ti y de las miles de «alexas» en todo el país, que triunfan a diario frente a las dificultades más terribles que tienen, en un país con tantos traumas sociales como México. Mujeres que son acosadas en su trabajo diariamente, las que tienen un doble rol con sus hijos, las mujeres mexicanas que están atormentadas por encajar en una sociedad donde lamentablemente son ustedes siempre un segundo lugar.

Pero mujeres como tú Alexa, son tan valiosas para mostrarnos nuestras carencias como sociedad y lo lejanos que estamos del éxito que tu tienes, no te detengas.

Ojalá las mujeres en este país defiendan el honor de Alexa y de toda mujer mexicana.

Facebook: CalebOrdonezT

Twitter: CalebMX

Opinión

León. Por Raúl Saucedo

La estrategia de la supervivencia

El pontificado de León XIII se desplegó en un tablero político europeo en ebullición. La unificación italiana, que culminó con la pérdida de los Estados Pontificios, dejó una herida abierta.

Lejos de replegarse, León XIII orquestó una diplomacia sutil y multifacética. Buscó alianzas —incluso improbables— para defender los intereses de la Iglesia. Su acercamiento a la Alemania de Bismarck, por ejemplo, fue un movimiento pragmático para contrarrestar la influencia de la Tercera República Francesa, percibida como hostil.

Rerum Novarum no fue solo un documento social, sino una intervención política estratégica. Al ofrecer una alternativa al socialismo marxista y al liberalismo salvaje, León XIII buscó ganar influencia entre la creciente clase obrera, producto de la Revolución Industrial. La Iglesia se posicionó como mediadora, un actor crucial en la resolución de la “cuestión social”. Su llamado a la justicia y la equidad resonó más allá de los círculos católicos, influyendo en la legislación laboral de varios países.

León XIII comprendió el poder de la prensa y de la opinión pública. Fomentó la creación de periódicos y revistas católicas, con el objetivo de influir en el debate público. Su apertura a la investigación histórica, al permitir el acceso a los archivos vaticanos, también fue un movimiento político, orientado a proyectar una imagen de la Iglesia como defensora de la verdad y del conocimiento.

Ahora, trasladémonos al siglo XXI. Un nuevo papa —León XIV— se enfrentaría a un panorama político global fragmentado y polarizado. La crisis de la democracia liberal, el auge de los populismos y el resurgimiento de los nacionalismos plantean desafíos inéditos.

El Vaticano, como actor global en un mundo multipolar, debería —bajo el liderazgo de León XIV— navegar las relaciones con potencias emergentes como China e India, sin descuidar el diálogo con Estados Unidos y Europa. La diplomacia vaticana podría desempeñar un papel crucial en la mediación de conflictos regionales, como la situación en Ucrania o las tensiones en Medio Oriente.

La nueva “cuestión social”: la desigualdad económica, exacerbada por la globalización y la automatización, exige una respuesta política. Un León XIV podría abogar por un nuevo pacto social que garantice derechos laborales, acceso a la educación y a la salud, y una distribución más justa de la riqueza. Su voz podría influir en el debate sobre la renta básica universal, la tributación de las grandes corporaciones y la regulación de la economía digital.

La ética en la era digital: la desinformación, la manipulación algorítmica y la vigilancia masiva representan serias amenazas para la democracia y los derechos humanos. León XIV podría liderar un debate global sobre la ética de la inteligencia artificial, la protección de la privacidad y el uso responsable de las redes sociales. Podría abogar por una gobernanza democrática de la tecnología, que priorice el bien común sobre los intereses privados.

El futuro de la Unión Europea: con la disminución de la fe en Europa, el papel del Vaticano se vuelve más complejo en la política continental. León XIV podría ser un actor clave en la promoción de los valores fundacionales de la Unión, y contribuir a dar forma a un futuro donde la fe y la razón trabajen juntas.

Un León XIV, por lo tanto, necesitaría ser un estratega político astuto, un líder moral visionario y un comunicador eficaz. Su misión sería conducir a la Iglesia —y al mundo— a través de un período de profunda incertidumbre, defendiendo la dignidad humana, la justicia social y la paz global.

Para algunos, el nombramiento de un nuevo papa puede significar la renovación de su fe; para otros, un evento geopolítico que suma un nuevo actor a la mesa de este mundo surrealista.

@Raul_Saucedo

rsaucedo.07@uach.mx

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto