Conecta con nosotros

Deportes

Le llamaron «macaco» y 4 años después responde con una medalla olímpica

Cuando Rafaela Silva fue eliminada de las Olimpiadas de Londres 2012, recibió duras críticas a través de redes sociales. La llamaron ‘mona’, ‘macaco’, repitieron hasta el cansancio que era una vergüenza y que, como un animal, debería estar en una jaula y no en una competencia deportiva.

Tras la derrota en Londres, Rafaela pensó retirarse del judo. Sin embargo, buscó apoyo psicológico y logró reponerse. No fue fácil, la deportista confesó a BBC Brasil que «Nunca había experimentado algo así y fue muy doloroso», pero un sueño que forjó desde niña no podía esfumarse así.
A cuatro años de distancia, la historia es muy distinta y Rafaela esta vez sí obtuvo medalla de oro en judo en Río 2016. Su alegría fue tanta que no dudó en confesarle a la prensa internacional lo que pensaba: «La mona que debía estar enjaulada es hoy campeona olímpica en casa (Brasil).
Rafaela Silva ha dejado atrás las críticas, pero no el esfuerzo que hizo para convertirse en una atleta de alto rendimiento ganadora de una medalla de oro: «Es importante para mostrar a todos que un niño que salió del barrio puede conquistar el mundo

La historia de Rafaela comenzó con apenas 5 años comenzó a tomar clases de judo en un instituto que formaba atletas en los barrios más pobres de San Conrado, Río de Janeiro. Entrenaba con un uniforme prestado y sus padres jamás pudieron pagarle el pasaje para ir a competir a otros lugares, fue su profesor quien lo hizo y así logró que el mundo la conociera. Lodres 2012 fueron sus primeras Olimpiadas y tenía apenas 19 años.

Imagen foto_00000018

Deportes

Dodgers se enfrentan al ICE: rechazan uso del estadio como base para redadas migratorias

En un acto sin precedentes, los Dodgers de Los Ángeles negaron este jueves el acceso a vehículos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) a los estacionamientos del Dodger Stadium, en lo que representa una clara postura frente a las redadas migratorias que han estremecido a la comunidad latina en California.

La organización deportiva, considerada uno de los símbolos más influyentes de la ciudad, emitió un mensaje contundente a través de su cuenta oficial en X: “Esta mañana, ICE agentes llegaron al Dodger Stadium y solicitaron permiso para acceder a los estacionamientos. La organización les negó la entrada. El juego de esta noche se jugará según lo programado.”

Fuentes locales señalan que los vehículos del ICE —algunos adaptados para operaciones logísticas y detenciones— habían intentado establecer una posible área de concentración temporal cerca de la Puerta E, en Elysian Park, como ha sucedido en otras zonas como Hollywood o Pasadena. Sin embargo, la administración del equipo, respaldada por el carácter mayoritariamente privado del inmueble, ejerció su derecho de admisión para frenar el intento.

Parte del terreno del estadio sigue en manos del expropietario Frank McCourt, pero la decisión final fue consensuada dentro de la directiva del club, que ha enfrentado presión en días recientes para asumir un rol más activo frente a las detenciones migratorias.

Ese mismo día, se esperaba que los Dodgers presentaran un plan de apoyo a organizaciones que brindan asistencia a inmigrantes afectados por redadas. Lo ocurrido marca, según activistas y medios locales, “la primera respuesta contundente” del club en defensa de su afición migrante, históricamente base fundamental de su identidad y legado.

Alrededor de dos decenas de manifestantes se congregaron de manera pacífica frente al estadio para exigir el retiro del ICE y mostrar solidaridad con las comunidades afectadas. La Policía de Los Ángeles (LAPD), a solicitud del equipo, mantuvo a los manifestantes fuera del acceso principal.

La concejala Eunisses Hernández, en declaraciones posteriores, criticó la presencia de ICE en zonas cercanas al estadio y celebró la decisión de los Dodgers al señalar: “Propiedad privada es diferente. Pueden decir: ‘no en mi propiedad’.”

También hubo pronunciamientos dentro del vestidor. El pelotero puertorriqueño Kiké Hernández expresó públicamente su respaldo a la comunidad migrante, sumándose al mensaje de inclusión que la organización ha querido reforzar.

Pese a la tensión, el encuentro entre Dodgers y Padres se celebró sin contratiempos, con gradas llenas y sin alteraciones en el campo. Pero el gesto del club no pasó desapercibido: en una ciudad donde la inmigración es parte esencial del tejido social, los Dodgers han decidido no quedarse al margen.

Lo sucedido podría marcar un precedente sobre el papel que equipos deportivos pueden asumir ante políticas migratorias controvertidas. En un momento donde el deporte y la política se entrelazan más que nunca, los Dodgers no solo jugaron un partido este jueves: también fijaron una postura.

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto