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Policiaca

Le destroza la mano por inyectar a su hija

Por más increíble que parezca, una enfermera del Hospital General del ISSSTE de Acapulco fue agredida física y verbalmente por un padre de familia, luego de haber provocado el llanto de la menor, a quien minutos antes le había aplicado una inyección.

Diarios locales informaron sobre este hecho sin precedentes, ocurrido el sábado pasado, cuando la enfermera -identificada como Josefina Agüero Navarrete- recibió varios golpes en la mano con la que sostuvo la jeringa, propinados con un mazo.

Con heridas severas en la mano, la enfermera se defendió con unas tijeras.

Según informó el diario El Debate, durante la golpiza propinada por el hombre, la mujer logró sacar de su bolsillo unas tijeras, con las que logró herir a su atacante, quien tomó a su pequeña en brazos –adolorida, por la inyección y asustada, por la terrible y sangrienta escena-, y rápidamente abandonaron el lugar con rumbo desconocido.

Agüero Navarrete fue atendida por personal del mismo nosocomio por las heridas en los dedos y la muñeca de la mano izquierda, por lo que tuvo que ser intervenida quirúrgicamente; hasta la noche del jueves, el reporte en torno a su salud es delicado, pero estable.


SIN PISTAS DEL AGRESOR
El personal médico y administrativo del hospital indicó que no tiene conocimiento de la identidad ni el paradero del sujeto que golpeó a Josefina, ya que ingresó al hospital durante la madrugada. Añadió que ni la recepción ni los pasillos cuentan con sistemas de video vigilancia, por lo que únicamente la enfermera podría describir y ubicar al hombre por sus características físicas.

La Procuraduría General de la República (PGR) delegación Acapulco investiga los hechos y busca al responsable de la agresión.

 

Excelsior

Chihuahua

Terror en la carretera Chihuahua-Ojinaga: hallan cuerpo desmembrado, calcinado y con armamento de alto poder

La violencia volvió a dejar su firma con sangre en una de las rutas más transitadas del estado. La mañana de este miércoles, autoridades fueron alertadas por la presencia de restos humanos en la carretera Chihuahua-Ojinaga, a la altura de un tramo despoblado. Aunque el reporte inicial hablaba de dos cuerpos, elementos de la Policía Estatal confirmaron que se trataba de un solo cadáver, desmembrado y calcinado.

El hallazgo fue aún más inquietante por los objetos encontrados junto a los restos. En el sitio yacían una cabeza humana, dos brazos cercenados, dos fusiles de asalto, tres cargadores, un chaleco porta placas color negro y dos identificaciones oficiales a nombre de Gerardo V. V., con domicilio en Villa Vicente Guerrero, Durango. Las piezas humanas estaban esparcidas sobre el pavimento y zonas aledañas, en lo que se presume fue una ejecución con mensaje entre grupos criminales.

La escena fue asegurada por agentes estatales, mientras que minutos después arribaron elementos de la Fiscalía General del Estado y personal de la Guardia Nacional, quienes desplegaron un operativo de resguardo del área e iniciaron las primeras diligencias. Hasta el momento, no se ha confirmado oficialmente la identidad de la víctima ni el móvil del crimen.

La brutalidad del caso, sumada a la presencia de armamento militar, refuerza las líneas de investigación relacionadas con el crimen organizado. Las autoridades no descartan que la víctima haya pertenecido a alguna célula delictiva y que su ejecución esté vinculada con ajustes de cuentas o disputas territoriales entre cárteles que operan en la región.

Este hecho se suma a una cadena de actos violentos registrados en el estado durante las últimas semanas, encendiendo nuevamente las alarmas sobre la inseguridad en zonas carreteras y la capacidad de respuesta institucional. Las autoridades han pedido colaboración ciudadana para recabar información que permita dar con los responsables, aunque reconocen que el nivel de violencia exhibido en este caso habla de una estructura criminal con acceso a logística, armamento y recursos.

El cuerpo fue trasladado al Servicio Médico Forense para su análisis e identificación definitiva, mientras la Fiscalía mantiene abiertas varias líneas de investigación. Entretanto, la carretera Chihuahua-Ojinaga, vital para el comercio y la movilidad regional, se convierte en un nuevo escenario del terror con una advertencia implícita para quienes disputan el control de la zona.

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