Van 10 días del “nuevo amanecer” y 57 chihuahuenses ya no amanecieron. Esto tras el repunte en las ejecuciones, lo cual ha estremecido al estado aún tomando en cuenta las cifras de violencia que vivía el gobierno anterior, lo cual da cuenta de que la transición también llegó a los grupos del crimen organizado, donde los relevos en gobierno han revuelto las aguas.
Hay reacomodo de cárteles. Fueron 30 los masacrados en Juárez, 21 en la capital, cuatro en Madera y dos en Parral los que dieron la “bienvenida” a la transición gubernamental, mientras las corporaciones policíacas no se ponen de acuerdo, es más, ni se hablan, pues sigue el pleitazo entre el gobernador Javier Corral y el alcalde de Juárez, Armando Cabada, por la designación que hizo este último de Jorge González Nicolás al frente de la policía municipal de esa frontera.
El mandatario ya está tomando cartas en el asunto. Ayer convocó a una reunión de seguridad a la que fueron llamados los mandos militares del estado, de la Policía Federal, así como el fiscal general Carlos Peniche, aunque ni por asomo invitaron al alcalde juarense Armando Cabada y a su secretario de seguridad, menos. Ya se dijo claramente que no hay confianza hacia un personaje que encubrió o se hizo de la vista gorda al ser parte de una administración de delincuentes encabezada por el ex gobernador César Duarte.
Las opiniones están divididas. Unos consideran un simple berrinche la actitud de Corral, al no poder imponer su voluntad sobre la de los alcaldes, como cualquier gobernador haría, y quiere cobrar cara la desobediencia. Otros consideran legítimo el reclamo, pues una coordinación cosmética no serviría de nada, la desconfianza ahí está, es fundada y nada la va a cambiar. Pobres juarenses, ellos serán quienes la lleven.
Moteles de paso en oficinas públicas. Esto descubrieron los recién llegados al mando, al revisar el Pueblito Mexicano y las oficinas del Colegio de Bachilleres, donde encontraron verdaderos apareaderos destinados a funcionarios estatales, y pagados con recursos públicos, donde ni siquiera tuvieron la decencia de recoger las botellas y los condones usados, y nos cuentan que hasta fluidos humanos encontraron regados en esos espacios públicos. Pura diversión había allí.
Nidos de placer con recursos públicos. Pero el problema no acaba ahí. Se fueron jefes con los gastos, todos erogados con los recursos que usted y yo pagamos de impuestos, para que los servidores y servidoras públicas se dieran sus desestresones. Peor aún, ni eso hicieron bien, pues a pesar de que no les tembló la mano para soltar cheques gordos dejaron goteras y saquearon buena parte del mobiliario. Habrá consecuencias.
Hasta el teléfono les van a cortar. Así se anunció ayer, pues además de los cerca de 60 mil millones de pesos en pasivos que dejó como “herencia” la administración de César Duarte, cada día saltan nuevos adeudos como los 63 que se deben a la Comisión Federal de Electricidad y 9 millones por artículos de papelería, a pesar de que se llevaron hasta los postits y los clips. También a Telmex se le deben 15 millones de pesos… ah pero para los cochi-depas de lujo sí había.
También falta para vendas y gasas. Y es que Pensiones Civiles del Estado también le faltan 800 millones de pesos. Tampoco hay dinero para gasolinas ni seguros, así que si lo choca una unidad oficial será mejor que tenga suerte, pues de eso dependerá que le paguen su golpe, pues será el servidor público quien, de su bolsa, tenga que solventar cualquier fregadazo. Por concepto de gasolina también se deben 15 millones de pesos, y esto limita los recorridos de patrullas. Luego no saben por qué despuntan las ejecuciones ¿a poco creen que los sicarios batallan para llenar el tanque? No es exageración, de momento no hay ni papel para girar oficios, así de grave y descarado fue el saqueo.
Para celulares sí había. La administración pasada pagaba del erario las cuentas telefónicas de más de mil 500 funcionarios. Muchas seguramente estaban justificadas, otras no tanto, cuántas quién sabe. Aunque no hay adeudo, si están siendo cautos con la recontratación, y del nuevo gobierno apenas poco más de un centenar recibió ficha.
Cuando veas las barbas de tu vecino cortar… así dice el viejo refrán que bien podría aplicar al ex gobernador, pues con el inicio del proceso contra su medio homónimo Javier Duarte, el de Veracruz, se desata lo que podría ser una acción judicial contundente, una mera llamarada de petate, o un poco de ambas. Lo cierto es que tanto César Duarte como el gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, están en la mira de la ciudadanía, de las agencias de investigación y de su propio partido.
Y sigue la mata dando. El ex gobernador de Chihuahua carga demasiados lastres: sus acciones en una institución bancaria con dinero cuyo origen no ha podido explicar con coherencia, las 350 transferencias bancarias irregulares que entre 2012 y 2014 suman casi 80 mil millones, la orden de embargo girada por un juez español para que pague cerca de cuatro millones de dólares, y el miserable agarrón que se dio en un noticiero nacional con el español que le está reclamando el adeudo. Su rendición (verdadera) de cuentas tendrá que esperar, pero parece que aunque le costará tiempo y trabajo, Corral logrará llevarlo ante la justicia.
Mirada al pasado mientras se resuelve el presente. Esta parece ser la estrategia de Corral, pues conocedor de que la raza necesita carne de chirinola, se dedicará a destapar y hacer el mayor ruido sobre los excesos, transas e ineptitud de la administración anterior, mientras trata de poner orden en las áreas más delicadas del estado, y de paso se piensa llevar al bote a uno que otro pez menor.
También definió los descentralizados. Llama la atención la inclusión de Teresa Ortuño en el Colegio de Bachilleres, aunque ella le tiraba a la secretaría de Educación, y la de Carlos Borruel en Coesvi. La cuota de grupo al final ahí estuvo, y la cuota de género también. Parece que Corral busca que esta sea uno de los distintivos de su gobierno.
Para rematar. El pleito entre los colectivos LGBT y la Iglesia no da cuartel, y la que quiso madrugar y sacar provecho fue Mercedez Fernández, quien disfrazada de activista ha buscado siempre puestos y ‘apoyos’ públicos. Ayer la señora se ofreció a “mediar” entre ambos grupos, por lo cual los colectivos la desconocieron nuevamente pues alegaron que no tienen por qué negociar con la Iglesia sus derechos como ciudadanos. Pobre Meche, no halla ni de qué liana colgarse.