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Policiaca

Dio golpiza a su pareja, le provocó un aborto y mató a un bebé

Elementos de la Comisaría General de Policía Ministerial detuvieron en Guanajuato a una persona que se identificó como Edgar, de 27 años de edad, quien tenía una orden de aprehensión por haber asesinado a un menor de 2 años.
Personal del IMSS número 6 solicitó la presencia del agente del Ministerio Público, debido a que al lugar se presentó una mujer de nombre Alejandra, quien previamente había abortado como consecuencia de la golpiza que recibió de su pareja.

Ante las autoridades, la afectada confesó que estaba amenazada y que el responsable de estar en el hospital había asesinado a su hija en el mes de octubre, cuando se encontraba en su domicilio, ubicado en la comunidad de Sarabia, perteneciente al municipio de Cortázar en el estado de Guanajuato.

Por lo que se procedió a la detención del presunto homicida, al que ubicaron en calles de Jesús María. Durante su declaración, señaló que el día del asesinato se encontraba bajo los efectos de las drogas y al llegar a su domicilio, la niña de 2 años se asustó y comenzó a llorar, por lo que comenzó a golpearla hasta matarla.

Además, mencionó que su pareja llegó al lugar minutos y la amenazó para que lo ayudara a meter el cuerpo de la pequeña en una bolsa de plástico negra, para luego llevarla hasta un lote baldío y ahí abandonar el cuerpo.

Los dos huyeron con rumbo al municipio de Jesús María, donde contaban con familiares, lo que les permitió permanecer escondidos. Edgar aceptó que tenía amenazada a la mujer para impedir que saliera.

Hasta que este martes, que bajo los efectos de las drogas, golpeó a su pareja, lo que le provocó un aborto.

Excelsior

Policiaca

Asesinato de Jasiel Giovanny: crecen las sospechas de un segundo implicado

El trágico caso del pequeño Jasiel Giovanny, cuyo cuerpo fue hallado en un baldío cercano al fraccionamiento San Agustín, sigue generando indignación y dudas. Aunque el padrastro del menor, Abraham Alejandro F.D., ya fue imputado y recluido por el crimen, nuevas versiones han fortalecido la hipótesis de que no actuó solo.

Un elemento clave ha avivado la sospecha de que una segunda persona participó en el asesinato o, al menos, en el ocultamiento del cuerpo: durante la búsqueda inicial del niño desaparecido, voluntarios y policías recorrieron el mismo terreno donde luego fue encontrado sin que detectaran señal alguna. Esto ha llevado a pensar que el cadáver fue colocado allí después, posiblemente por un cómplice.

Mientras la atención mediática ha girado en torno al debate sobre el lugar de reclusión de Abraham Alejandro —quien fue enviado al Cereso Femenil debido a su identidad de género—, la investigación parece haber dejado cabos sueltos que podrían ser cruciales. La Unidad de Personas Ausentes fue fuertemente señalada por presuntas omisiones, aunque otros grupos dentro de la Fiscalía lograron recuperar el caso a tiempo.

En las audiencias judiciales ya se han expuesto antecedentes de maltrato por parte del padrastro, lo que refuerza su vinculación al crimen. Sin embargo, tanto familiares como ciudadanos han señalado públicamente que alguien más debió intervenir, sobre todo por el modo en que se dio con el cuerpo: casi 20 horas después de la denuncia, en un lugar previamente inspeccionado.

A pesar de la gravedad del caso, la Fiscalía ha ofrecido información limitada, justificando la reserva con la protección de los derechos del menor. Pero más allá de la legalidad, la presión social exige resultados claros. El crimen de Jasiel no solo ha conmovido a su entorno inmediato, sino que ha generado un reclamo generalizado de justicia y de transparencia total en el proceso.

Si hay otra persona involucrada, la autoridad deberá actuar sin titubeos. Y si no la hay, la sociedad merece conocer todos los elementos que llevaron a esa conclusión. Por ahora, la herida sigue abierta y la confianza en las instituciones aún está en juego.

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