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Barcelona ayudará a reconstruir al Chapecoense

El FC Barcelona trasladó formalmente una invitación al club brasileño del Chapecoense para disputar el torneo veraniego azulgrana Joan Gamper en el verano de 2017, para solidarizarse con esta entidad, que perdió a casi la totalidad de sus futbolistas en el accidente de aviación del pasado 28 de noviembre cerca del aeropuerto de Medellín.

El Barcelona anuncia lo siguiente:

El FC Barcelona acordó invitar a la edición del próximo trofeo Joan Gamper, que se celebrará el mes de agosto de 2017, al equipo brasileño del Chapecoense, víctima de un trágico accidente aéreo cuando iba a jugar la final de la Copa Sudamericana, en Colombia, el 28 de noviembre».

«El FC Barcelona quiere rendir homenaje a las 71 personas que murieron en el accidente ya sus familias, por lo que trabajará para la edición del Trofeo Joan Gamper 2017 sea un gran homenaje del mundo del futbol a todos ellos a través de diferentes iniciativas en torno a este partido y que se irán dando a conocer a medida que se acerque la fecha de su celebración», añade la misiva.

Esta invitación supone implícitamente una ayuda económica para la reconstrucción de la entidad, que podría derivar de la facturación en entradas del partido veraniego: «Con la invitación del Chapecoense al Trofeo Joan Gamper 2017 el FC Barcelona quiere colaborar con la reconstrucción institucional y deportiva del Club, y ayudar a que pueda recuperar el nivel competitivo que tenía. El FC Barcelona remitió este jueves una carta formal de invitación a la actual Junta Directiva del Chapecoense».

El Chapecoense viajaba en un avión de la aerolínea boliviana Lamia Corporation, donde iban 77 personas a bordo, y entre ellas el equipo de futbol Chapecoense de Brasil.

 

Excelsior

Deportes

Crónica: México y Aguirre, sin alma ni rumbo en la Copa Oro

Por más que la camiseta pese, por más que la historia respalde, la Selección Mexicana parece no encontrar la brújula bajo la gestión de Javier Aguirre. La victoria de este miércoles ante Surinam —sí, Surinam— fue otro capítulo que exhibe más dudas que certezas en el proyecto que supuestamente debe llevarnos con orgullo al Mundial 2026… en casa.

Con un fútbol carente de idea, ritmo y entusiasmo, el equipo tricolor se impuso gracias a un doblete del defensa César Montes. Porque sí, los goles no llegaron de los pies de los delanteros de “calidad europea”, sino del central regio, que resolvió con su estatura lo que los creativos no supieron construir.

Aguirre, viejo lobo de mar, parece haber perdido el timón. Su equipo no emociona, no propone, y apenas supera a rivales que, en el papel y en el ranking FIFA, están a años luz de distancia. El problema no es solo táctico: es de fondo. México juega con flojera. Literal y figuradamente.

En un torneo como la Copa Oro, que por sí solo despierta poco interés fuera del círculo inmediato de Concacaf, lo mínimo exigible es un desempeño decoroso, uno que permita vislumbrar una identidad. Pero este Tri parece más preocupado por no perder que por proponer. Como si el objetivo fuera únicamente evitar la catástrofe.

El aficionado mexicano —eterno resiliente— no es ingenuo: ha visto a su selección tocar el cielo y arrastrarse por el suelo. Pero no merece la apatía que hoy ve en pantalla. Hay más emoción en las gradas que en la cancha. Y eso, en plena cuenta regresiva hacia una Copa del Mundo en casa, es inadmisible.

¿Qué sigue, Javier Aguirre? Porque el margen de error ya no existe. Porque el discurso del “trabajo a largo plazo” se agota. Porque un Mundial en casa no se juega: se honra.

Y este equipo, simplemente, no lo está haciendo.

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