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Pierde Bolt oro olímpico tras dopaje de miembro de equipo de Jamaica

Usain Bolt perdió una de sus nueve medallas olímpicas de oro después de que Nesta Carter, uno de sus compañeros en el equipo de Jamaica en la prueba de relevos 4×100 metros, fuera declarado culpable de dopaje en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, reveló el miércoles el Comité Olímpico Internacional (COI).
El organismo dijo que se descubrió que Carter había tomado la sustancia prohibida metilhexaneamina.
El equipo de Jamaica debe devolver sus medallas, por lo que Trinidad y Tobago ganó al oro, Japón la plata y Brasil, que fue cuarto en la carrera, se quedará con el bronce.
Bolt, que construyó gran parte de su leyenda sobre sus tres ‘tripletes’ de oros olímpicos (100, 200 y relevo 4×100 metros), en los Juegos de 2008, 2012 y 2016, ve rebajada ahora su cuenta de oros olímpicos de nueve a ocho.
La decisión de la retirada de la medalla se esperaba desde que en junio de 2016 se conociera el control positivo de Carter, al que se detectó un estimulante no autorizado dentro del amplio programa de reanálisis que realizó el Comité Olímpico Internacional (COI) en los últimos meses con muestras de anteriores Juegos Olímpicos.
«Nesta Carter fue reconocido culpable de haber contravenido la reglamentación antidopaje en los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008 (…) Queda descalificado del relevo 4×100 metros», escribió la instancia olímpica en su comunicado, subrayando que la descalificación de Carter supone también la del equipo jamaicano de ese relevo.
Usain Bolt, la superestrella del atletismo en la última década, era consciente en los últimos meses de que su cuenta de medallas iba probablemente a bajar por el ‘caso Carter’.
«No cambiará nada sobre mi legado. Por supuesto, me decepcionará perder esa medalla, pero así es la vida. ¿Qué puedo hacer? No tengo ningún control sobre eso», declaró Bolt en la última noche de los Juegos Olímpicos de Rio, en agosto, tras una nueva exhibición.
«Estamos en el buen camino contra el dopaje en el atletismo. Confío en la Agencia Mundial Antidopaje y en la Federación Internacional de Atletismo, hacen un buen trabajo», añadió.
El COI confirmó también que la rusa Tatiana Lebedeva, subcampeona olímpica de triple salto en Pekín, se veía igualmente privada de su medalla.

Reuters

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Crónica: México y Aguirre, sin alma ni rumbo en la Copa Oro

Por más que la camiseta pese, por más que la historia respalde, la Selección Mexicana parece no encontrar la brújula bajo la gestión de Javier Aguirre. La victoria de este miércoles ante Surinam —sí, Surinam— fue otro capítulo que exhibe más dudas que certezas en el proyecto que supuestamente debe llevarnos con orgullo al Mundial 2026… en casa.

Con un fútbol carente de idea, ritmo y entusiasmo, el equipo tricolor se impuso gracias a un doblete del defensa César Montes. Porque sí, los goles no llegaron de los pies de los delanteros de “calidad europea”, sino del central regio, que resolvió con su estatura lo que los creativos no supieron construir.

Aguirre, viejo lobo de mar, parece haber perdido el timón. Su equipo no emociona, no propone, y apenas supera a rivales que, en el papel y en el ranking FIFA, están a años luz de distancia. El problema no es solo táctico: es de fondo. México juega con flojera. Literal y figuradamente.

En un torneo como la Copa Oro, que por sí solo despierta poco interés fuera del círculo inmediato de Concacaf, lo mínimo exigible es un desempeño decoroso, uno que permita vislumbrar una identidad. Pero este Tri parece más preocupado por no perder que por proponer. Como si el objetivo fuera únicamente evitar la catástrofe.

El aficionado mexicano —eterno resiliente— no es ingenuo: ha visto a su selección tocar el cielo y arrastrarse por el suelo. Pero no merece la apatía que hoy ve en pantalla. Hay más emoción en las gradas que en la cancha. Y eso, en plena cuenta regresiva hacia una Copa del Mundo en casa, es inadmisible.

¿Qué sigue, Javier Aguirre? Porque el margen de error ya no existe. Porque el discurso del “trabajo a largo plazo” se agota. Porque un Mundial en casa no se juega: se honra.

Y este equipo, simplemente, no lo está haciendo.

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