No es un juego, Trump viene recio. Para quienes pensaron que Trump modedaría su discurso y acciones contra México una vez que asumiera el cargo, se equivocaron. El magnate seguirá siendo tal y como es, quizá peor una vez ensoberbecido con el poder. El presidente, mientras, sigue de rodillas, pues mantuvo su postura de acudir a la Casa Blanca hasta el último momento, a pesar de que prácticamente el país entero le exigió no hacerlo. Sólo canceló después de que Trump prácticamente lo corrió.
La tensión crece para todos. México atraviesa uno de los momentos más complicados de su historia, con un gobierno respaldado por menos del 10 por ciento de los ciudadanos, debido a su demostrada corrupción, ineptitud y aislamiento. A esto hay que sumarle las consecuencias de décadas de dependencia, saqueos y malas decisiones a largo plazo. Tres de los cuatro pilares de la economía mexicana están agotándose: el comercio, las remesas y el petróleo. El cuarto pilar ni es legal ni es pacífico, pues el gobierno y los legisladores se empeñan a que ese mercado siga en manos de los cárteles y no del estado. Seguimos desangrándonos en una guerra impuesta por nuestros hostiles vecinos.
Acciones globales, consecuencias locales. Mientras Peña Nieto y el becario que encabeza a la diplomacia mexicana tratan ridículamente de contener al tirano bajándose los pantalones, desde allá les respondieron que si no van a ver cómo pagaremos el muro, ni vayan. Así Peña esperó hasta ser desinvitado para decir que no iba, a pesar que desde ayer prácticamente todos los sectores del país repudiaron la visita. Por si fuera poco, canceló la reunión con presidentes latinoamericanos, la única región donde podríamos hallar respaldo de momento.
Sin estrategia, sin nada. En vez de desplegar una ofensiva diplomática a nivel mundial para denunciar estos hechos lesivos a la dignidad de todos los mexicanos, imprimen a este problemón el sello del sexenio: cerrar los ojos y esperar que la tormenta pase. De momento no hay una estrategia para contener la eventual partida de maquiladoras, armadoras, empleos. Mucho menos para contener las posibles oleadas de deportados de todo México que aparecerán de un día a otro en nuestras de por sí delicadas fronteras. 2017 pinta, por todos lados, como un año complicado.
Reacomodos en los cárteles. La extradición de El Chapo a Estados Unidos, así como el resurgimiento de células delictivas, los reacomodos y sobre todo el vacío de autoridad que hay en México entero, donde repuntaron los homicidios más del 20 por ciento en comparación con el de por sí sangriento 2015, hacen complicado esperar algo bueno en cuestión de seguridad.
Duarte mejor se ampara. El exgobernador César Duarte Juez promovió un amparo contra el juez de Control, Eduardo Alexis Ornelas, quien ordenó reabrir una investigación en su contra por peculado, enriquecimiento ilícito y uso indebido de la función pública denunciados por el abogado y activista Jaime García Chávez. Esto luego de que la Fiscalía bajo las órdenes de Duarte, resolviera no ejercer acción penal. En concreto, la denuncia es por los depósitos multimillonarios que hizo el gobernador de recursos públicos a ese banco, del que se volvió accionista a través de un fideicomiso de 65 millones de pesos depositado por el exgobernador y su esposa en el mismo banco. También va Jaime Herrera quien era al mismo tiempo secretario de Hacienda y director del banco.
La investigación, un marranero. Aquí ha salido a relucir que la autoridad estatal sólo dio carpetazo, y dejó sin investigar el patrimonio de Duarte, sus hijos, su esposa, y allegados como el propio Jaime Herrera Corral, o el diputado Carlos Hermosillo, también sujeto a proceso penal. Además está el conflicto de interés entre las partes, pues una hija de Duarte y un hijo del fiscal de aquel entonces, Jorge González Nicolás, son pareja sentimental. A ese grado la complicidad.
Siente el agua en los aparejos. El exgobernador debe sentir cerca la acción penal, sobre todo con la caída de Rodrigo Medina Mora, el primer priísta que pisa la prisión tras dejar la gubernatura. Su ex homólogo y homónimo, Javier Duarte, ya tuvo que salir del país por piernas, y el ex mandatario podría seguir el mismo camino ante la inacción criminal de la Procuraduría General de la República que deliberadamente lo encubre y no ve nada donde abundó el saqueo y la transa. ¿Qué tiene que hacer un gobernador para que la autoridad proceda?
Abogado en entredicho. El exgobernador por lo pronto ya contrató a un abogado famoso por sacar de problemas hasta a los más embarrados y corruptos. Se trata de Antonio Sánchez Reyes, defensor de personajes vinculados con el cartel de los Beltrán Leyva como “El Indio”, y de empresas relacionadas con el veracruzado Javier Duarte, involucradas en el maletazo de 25 millones de pesos, justo en la campaña de Enrique Peña Nieto. De pura joya se rodea el ex gobernador.
Pleito SNTE-SEECh. Donde sigue el tiro caliente es entre el ex secretario general de la Sección 8 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Alejandro Villarreal Aldaz, quien anda gritando a los cuatro vientos acusaciones contra Servicios Educativos del Estado, en particular a su titular, Manuel Arias, por las acusaciones de irregularidades en su gestión y cobro de millones de pesos de sueldo. Dice que no es cierto, que es complot.