Nuevo amanecer, entre azul y buenas noches. Tremenda encrucijada es la que enfrentan el gobernador Javier Corral y su equipo de colaboradores, al tener que sanear no sólo la hedionda cloaca que dejó el gobierno anterior, sino también sus propias filas, que en últimos días han dado pequeñas pero alarmantes muestras de nepotismo, licitaciones directas y esa apestosa y siempre cuestionable mezcla de servicio público con negocios privados.
El gobierno anterior fue mucho peor. Es cierto, los desatinos del actual gobierno están siendo señalados, magnificados y a veces hasta inventados por opositores y medios ardidos que buscan cobrar cara la derrota los primeros y el desaire los segundos, pues ambos perdieron mucho en poder, dinero e influencia, pero poco podrían hacer si los recién llegados no trajeran tras de sí tantos tropiezos.
Campaña ciudadana. Cuando Corral lanzó su candidatura se sumó a una agenda ya delineada en buena medida por la izquierda ciudadana (no política) de Chihuahua, y no queda duda que el principal reclamo de los votantes y su principal activo electoral fue el llevar al entonces gobernador César Duarte ante la justicia. Para esto se montó a la denuncia interpuesta por el abogado, intelectual y activista Jaime García Chávez, y recibió más apoyo de rojos y amarillos que de azules, de lo cual se habló a lo largo de la campaña. Al final, contra todo pronóstico, ganó.
Gobierno Político. Sin embargo, una vez victorioso, los panistas corrieron a abrazar el triunfo como propio, solamente propio. Comenzaron las guerras internas por ocupar los espacios y llenar otros con esposas, parientes, compadres y amigos, y desde luego el enorme botín de licitaciones que cada gobierno decide… y eso que los mecenas tradicionales del PAN se fueron con ‘Chacho’ Barraza, si no ya hubieran exigido con aún más contundencia su rebanada de pastel. Algunos perfiles ciudadanos fueron colocados en áreas culturales, sociales y cercanas a la gente, mientras que el control del poder y el presupuesto quedó en manos de los panistas de cepa.
Nuevos tiempos, viejas formas. Así el gabinete se pintó de azul, encabezado por Gustavo Madero, a quien el propio Corral calificó como aliado de Televisa, sumiso de Moreno Valle, y de “no reconocer límite alguno” en la búsqueda de sus ambiciones personales. Hoy, a unos meses de arrancada la administración, este personaje está envuelto ya en escándalos. No hablemos del compadre Miguel Riggs, o de la chirinola en la que traen a Guillermo Villalobos por licitaciones a sus empresas. En contraparte podemos poner el ejemplo de Víctor Quintana, cuyo trabajo se reconoce y no tiene intereses (conocidos) que hasta el momento hayan enturbiado su labor o sus resultados.
La ceguera panista. Los azules encabezados por el gobernador no han comprendido que ellos son parte de ese sistema corrupto en contra del cual votó Chihuahua masivamente en las pasadas elecciones, y que si les regalaron una tercera parte de los votos, fue sólo por la promesa aún incumplida de ver a Duarte tras las rejas. Ya no puede pedirse tiempo ni dinero, la administración ya está en marcha y se solicitó deuda para financiarla. El político azul busca escudarse en una autoadjudicada superioridad moral que les permite caer en cualquier exceso siempre justificados en que el anterior fue mucho peor.
Aún están a tiempo. Si bien sería utópico esperar un gobierno pulcro que supere en capacidad, honestidad y eficiencia a los más avanzados del mundo, lo que sí se puede hacer es corregir ahora las fallas que apenas comienzan a darse, parchar y sancionar cualquier conducta ilícita o antiética. El gobernador, lejos de esto, ha salido a defender hechos que a todas luces son nepotismo, tipificado o no, y a defender prácticas que tienen a los ciudadanos hasta la coronilla. Las acciones que tome Corral en las próximas semanas habrán de definir el rumbo de la administración y si el compromiso de un gobierno justo, honesto y derecho fue tomado en serio o sólo una promesa del corazón.
Priistas carroñeros. Estos tropiezos de Corral y su equipo, reconocidos o no, son carne de cañón para chacales que traen el estómago pegado al espinazo al haber perdido casi toda posición de poder. Si el PRI de Duarte fue mezquino como gobierno, ¿esperaban una oposición seria y responsable? Por ello los dolidos duartistas, con quienes Corral no accedió a negociar ni un cacahuate, están organizando o infiltrando movimientos de resistencia y protesta, muchos legítimos, otros no tanto, para voltearle la tortilla al nuevo gobierno.
Organizan la chirinola. En la región Centro-Sur se nota la mano de Jaime Galván, el empresario favorito de Duarte, a quien hasta le llevó en privado a Luis Miguel y otros artistas, mientras que en el noroeste operan los primos Álex y Julián Lebaron, uno abiertamente priista y el otro no tanto. En Cuauhtémoc también andan prendidas las aguas por agitación de empresarios automotrices, y en Juárez la abogada Susana Prieto, quien a Duarte nunca le criticó nada, volcó sus iras contra Corral y aunque la causa de los obreros es más que legítima y justa, los fines quedan en entredicho. Corral ya lo denunció abiertamente, y algo de razón tiene, pero cada vez se nota más dado a descalificar a priori cualquier crítica a su gobierno, y hasta ahora no se le da eso de reconocer errores, menos de corregirlos.
Violencia, desatada. De nuevo las regiones de siempre están desatadas en matadera: la frontera, la Sierra y el sur del estado resienten los embates de la delincuencia, mientras los mandos policiacos y sus jefes políticos se empeñan en decir que antes era peor, que no pasa nada, que ya están trabajando, aplicando las mismas fórmulas inútiles y rancias. Si usted pone atención, verá que muchos alcaldes y legisladores le andan echando ganas no a cumplir con sus obligaciones, sino a amarrar todo para la próxima y probable reelección.
Ruptura entre cárteles. Más preocupación se ha desatado con el supuesto intento de ejecución de los hijos de ‘El Chapo’ y ‘El Mayo’ Zambada, presuntamente por gatilleros de Dámaso López el ‘Mini Lic’, lo cual de ser cierto podría recrudecer gravemente la de por sí delicada situación de inseguridad. ¿Habrá una estrategia más allá de retenes, operativos de cartón y patrullajes vistosos pero poco efectivos? No se hagan, lo que se necesita es depuración real, cooperación, inteligencia y sobre todo ganas y herramientas para combatir a los grupos criminales.
¿Seguirán pensando en otro escalón? Cuando Corral ganó, no faltaron quienes se aventuraron a soñar con Javier Corral en la presidencia de la República. Se alebrestaron tanto que no pensaron que para digerir a un elefante habría primero de tragarse una vaca entera, y ahorita están atragantados.
Tricolores al grito de Morena. Mientras, muchos priistas maltratados y no tan maltratados por el duartismo han entendido mejor la temperatura política y saben que los votos no volverán al PRI y por lo visto tampoco al PAN, por lo cual están hallando nuevo nido en Morena, el partido de la esperanza. Si un mérito tiene el priista es su capacidad camaleónica de hacerse a la izquierda o la derecha, de simular estar por igual con los desempleados que con los empresarios, y convencer al final a todos de que han cambiado. Nos espera más de lo mismo, a menos que seamos nosotros, los ciudadanos, los que cambiemos y exijamos. Poco pero se ha avanzado, se ha avanzado pero muy poco, véalo como quiera.