Corral se va a la China, según confirmó el secretario general de Gobierno, César Jáuregui Robles, quien indicó que la salida será el próximo miércoles y tiene la meta de atraer 3 mil plazas de empleo, pero no las pipitillas de siempre que casi esclavizan a los trabajadores para pagarles el mínimo, sino empleos de calidad, que permitan a las familias contar con un ingreso para alcanzar las condiciones mínimas de dignidad y bienestar que merece todo ser humano. El viaje durará cinco días.
Van en plan austero, ya que sólo acompañan al gobernador la secretaria de Innovación y Desarrollo, Alejandra de la Vega, así como el secretario particular del gobernador y un funcionario de Economía. También van empresarios, pero ya no becados con dinero público como en el sexenio anterior que se llevaban hasta al gato, sino que tendrán que pagar su propio boleto y viáticos para no dar pie a escándalos como el que involucró a Austria Galindo, subsecretaria de Cultura, a quien por si las dudas ya no le sueltan ni un peso sin firma de sus superiores.
Tendido contra Trump anda el gobernador Corral, pues busca traer de China las inversiones que el magnate copetón amenaza con arrancar de nuestra geografía, a pesar de que él mismo y sus colaboradores tienen hasta maquiladoras en Chihuahua. Esto es el seguimiento al exitoso evento en el que el mandatario plantó cara con un evento simbólico en la frontera, acompañado por los más reconocidos activistas, políticos e intelectuales de su acople. Les salió bien. Nada qué ver con la convocatoria penosa de Isabel Miranda de Wallace y sus secuaces que no agitó ni a las moscas.
Se levantó el mosquero en la Sierra, luego de que iniciara el operativo para empezar a limpiar la zona de gavillas, células de narcos y otros criminales que desde hace décadas asesinan, roban, violan y hacen lo que quieren con los pobladores. Sabedores de que muchos policías están del mismo bando que los delincuentes, aprovecharon que los traen en el centro del país para asumir la seguridad pública y ponerle una corretiza al menos a los comandos.
Las policías están infiltradas hasta el cuello, según reconoció el gobernador ante mandos de las 5ª y 42ª zonas militares, donde agradeció y ratificó la colaboración del Ejército en el combate a la delincuencia, pues a pesar de que tan sólo el gobierno federal ha invertido más de 4 mil 500 millones de pesos en la última década en programas, fondos y subsidios para apoyar la profesionalización, equipamiento, construcción de infraestructura, acreditación y certificación policiaca, los avances nomás no se notan y tenemos sicarios cada día mejor capacitados.
Las estrategias no tienen rumbo claro. Sólo así se puede explicar el limitado alcance de proyectos como la Iniciativa Mérida que destinó más de 14 millones de dólares a policías y organizaciones para rescatar la frontera, además de 5 mil millones del programa Todos Somos Juárez de Felipe Calderón.
“Los policías les abren paso a los malosos”, reportó el gobernador, quien ha comprendido que de nada sirve maquillar o simular, sino que urge confrontar desde ya si es que quiere dejar el estado con una situación de seguridad mejor que la recibió. “En años pasados había cierto ocultamiento, tendencia a esconder lo que sucedía” según admitió el fiscal Augusto Peniche.
Cabada se aferra a mantener a Sergio Almaraz, quien habría desechado las denuncias contra el entonces gobernador César Duarte, reprobado los exámenes de confianza y aun así sigue de secretario interino de Seguridad Pública Municipal, a pesar del rechazo y la abierta desconfianza de Javier Corral y sus colaboradores. Como muestra un botón: Almaraz dice que “no hay controversia respecto a la calidad de sus elementos”, cuando la realidad se le impone. Prefiere hacerse pato y como que no pasa nada.
Hay resistencias y resultados. Ya sea por miedo, incomodidad o hasta complicidad, algunos elementos de la Fiscalía la están haciendo de tos por ser enviados a la Sierra, a la primera línea de los plomazos contra grupos de añejos matones. De momento ya cayó el hermano del asesino del activista Isidro Baldenegro. A la célula entera ya le pisan los talones y sería el primer trofeo para la Fiscalía recién amanecida.
Pasemos a la guerra política. En el PRI andan tendidos por encabezar lo que queda del partido, y ya les urge que salga Guillermo Dowell bajo cuyo mandato el partido no sólo sufrió la peor paliza de su historia en Chihuahua, sino que siguen cavando más hondo la tumba priista en aras de erosionar lo más posible a la administración azul y así tratar de defender al ex gobernador César Duarte, quien enfrenta un cada vez más gordo proceso en su contra.
Fugas y divisiones en el tricolor. La estrategia de Dowell de quemar la poca pólvora que les queda en golpear vulgarmente a la administración de Corral (habiendo tanto que criticar con seriedad), pues deliran que Fermín Ordoñez y sus mordidas podrán causar el desprestigio que se ganó Duarte en seis largos años de acusaciones de corrupción, saqueos e ineptitud.
Le hacen el caldo gordo a Morena, pues si bien la administración estatal ha cometido y seguirá cometiendo errores, las embestidas no le servirán al tricolor pues nadie en su sano juicio castigaría las fallas y eventuales corruptelas panistas con voto para el PRI, sino que los enviarían derechito a Morena, que no ha alcanzado su tope y no para de crecer. Por algo medio PRI ya está migrando, y AMLO y la dirigencia los reciben gustosos, sin importar su pasado, transas o delitos. Hay que perdonar, dice el polémico aspirante.