Alejandro Solalinde visitó Chihuahua. El sacerdote mexicano, que ha destacado por su obra en beneficio de los sectores más desfavorecidos, en especial de los migrantes, arribó a la entidad para participar en un evento en el Teatro de Cámara donde estuvo flanqueado por Blanca Gámez, presidenta del Congreso, y por el ‘Pato’ Ávila, también sacerdote y consejero de atención a víctimas.
Levantó la voz por Miroslava Breach, la periodista asesinada hace unos días al parecer por su destacada y valiente labor de documentar las turbias relaciones entre políticos y narcos en la Sierra y más allá, una situación que todos conocen, pero de la que nadie quería hablar. Urgió a resolver el caso y hasta realizó un canto religioso en su honor.
También criticó la soberbia de Javier Corral y su equipo, un rasgo que ha definido los primeros meses de la administración más allá de la eficiencia y los resultados. También lo reconoció como un hombre honesto y capaz, pero a quien le haría bien salir y escuchar a la gente y dejar de lado su postura de orgullo y confrontación que comienza a rayar en la cerrazón, el sectarismo y la intolerancia.
Llamó a apoyar a Andrés Manuel López Obrador, a quien tampoco le escatimó críticas, pero afirmó que es el único candidato a la presidencia que ha recorrido todo el país, desde el municipio más grande hasta el más pequeño, y conoce de primera mano los problemas de su gente. El candidato al Premio Nóbel hizo un enérgico llamado a la sociedad, pues señaló que ningún “mesías” se presentará en las próximas elecciones, sino que debe ser el pueblo el que se active y destierre a la corrupción, pues las mejores intenciones no sirven sin el respaldo de un pueblo participativo.
Iglesia, motor de discriminación. Así considero el sacerdote al hacer un ejercicio poco común de crítica a esta institución a la que pertenece, pues afirmó que lejos de solidarizarse con las víctimas del dolor y la injusticia, se ha dedicado a excluir sistemáticamente a la mujer, a los grupos de la diversidad sexual, a quienes señaló como hijos de Dios iguales a cualquier otro, y destacó que esta clase de posturas tienen a la iglesia en crisis a causa de una herencia intolerante y machista con raíces en tradiciones viejísimas que no tienen cabida en las sociedades actuales. Ahí les tiró una pedradota a quienes ven el estado en llamas, pero no tienen ojos más que para las actas de nacimiento…
El asesinato de Miroslava fue un mensaje en sí. Primero hacia la prensa, pues algunos periodistas se han involucrado de manera decidida en la lucha contra los cánceres que padece la sociedad como el narco, la corrupción y la ineptitud. Luego hacia Corral, a quien le habrían dejado una cartulina con dedicatoria, y también hacia la sociedad y el gobierno, con el fin de intimidar y mantener el espacio de impunidad en el que operan las mafias.
Corral asume su responsabilidad. A diferencia de otros mandatarios, no negó la crisis de seguridad, no se dedicó a repartir culpas, y mucho menos criminalizó a la víctima como ocurrió en gobiernos pasados en todos los niveles en los que cualquier asesinado era señalado explícita o implícitamente con él “por algo lo mataron”.
Y parece que no se raja. La respuesta del gobernador también vino acompañada de un compromiso sin regateos de hacer justicia, sin escudarse en la Federación, aunque reconociendo las debilidades y deficiencias de su gobierno. No parece que vaya a amedrentarse, no es su estilo, o al menos así parece en el discurso. Serán los hechos los que hablen. Por lo pronto ya hay detenidos e indicios y, si caen los asesinos, la no tan nueva administración podría salir airosa. La impunidad o ineptitud en este caso sería una herida que comenzará a desangrar, sin remedio, el quinquenio corralista.
¿Valió la pena el sacrificio de Miroslava? Esa pregunta corre entre comunicadores de todo el país e incluso del extranjero. Una persona de gran valor dio su vida por llevar la verdad a las páginas de los periódicos, y si bien ninguna nota vale la vida de nadie, sería decepcionante para el periodismo y la sociedad misma que no haya consecuencias al respecto. La cloaca está destapada, nos toca a todos limpiarla.
Reyes Baeza volvió envuelto en gloria. Así se percibió la reunión en Juárez con motivo de reagrupar a los miembros del partido. La concurrencia fue masiva, el ex góber tuvo arrastre, y demostró quien trae las riendas y el arrastre en el tricolor. Llegó acompañado del ‘Teto’ Murguía, quien también se vio muy enjundioso. Acudieron tirios y troyanos, muchísimas personalidades incluso enemistadas.
Repartir ideas y trabajo, no culpas, es lo que pidió el director del Issste a sus correligionarios. Los llamó a dejar de sobarse las descalabradas que recibieron y a poner manos a la obra ya para que el partido recupere espacios y pueda contribuir al crecimiento de Chihuahua. Y es que hasta la fecha el PRI sigue lampareado y lleno de mordiscos entre sus miembros. Los duarte-serranistas fueron los únicos que prácticamente no aparecieron… no tienen cara.
A Ruffo ni lo pelaron. En la visita del icónico senador panista apenas juntaron unos cien asistentes, y muchos de ellos malencarados, pues no cayeron bien las críticas a la situación actual de la entidad, sobre todo en cuestión de seguridad. Llamó a dejar a un lado intereses, sectarismos y egos y trabajar juntos de manera decidida por recuperar la paz. Ramón Galindo fue el panista más pesado y no le gustaron nada los señalamientos. El PAN resultó con piel muy delgadita, muy ofendidos ellos cuando se les critica.
Hablando de soberbia, Teresa Ortuño ya le llenó el buche de piedritas al sindicato del Colegio de Bachilleres que pidió casi por unanimidad su remoción, y parece que hacia allá se enfocarán las baterías de José Acuña, líder del sindicato. Lo cierto es que Ortuño pertenece a una de las alas más cerradas, elitistas e intolerantes del partido, y aunque el sindicato no es una perita en dulce, no ha habido la menor capacidad de negociar, operar y mantener en paz la institución. De milagro acordaron no parar labores por lo pronto, pero quieren la cabeza de la torreonense.
Otra soberbia es Maru Campos, quien está haciendo grande el misterio de dónde estuvo durante una semana que literalmente se desapareció. Siendo empleada de los capitalinos, se negó de tajo a decir dónde anduvo y de qué se trató, aunque sobran testimonios que dicen que estuvo de vacaciones en España mientras en Chihuahua la masacre se desataba. Eso de rendir cuentas no es lo suyo…