Destaparon el cucarachero. La detención de los primeros cercanos al duartismo, la corretiza en la que traen a Antonio García Tarín, y sobre todo la orden de aprehensión contra el exgobernador César Duarte, estremecieron a todo el grillerío, algunos de gusto, otros de terror, y la mayoría por simple morbo. La aparente dejadez que había mostrado el gobierno corralista acabó por ser nomás un agarrón de aire para soltar buenas mordidas.
No hay que cantar victoria. Esto es apenas el inicio de una larga batalla legal pues si bien el duartismo está hundido en acusaciones, descrédito y, hay que decirlo, persecución política y mediática, sus recursos y complicidades aún son abundantes y no se dejarán encerrar tan fácil. Recordemos que hay un robusto aparato gubernamental que los protege, comenzando por el titular de la PGR, Raúl Cervantes, es amigo personal del ex mandatario, y por lo pronto ya desapareció la denuncia interpuesta en 2014, así nomás…
El PRI abandonó a Duarte. Salvo sus colaboradores más cercanos, la mayoría de los principales cuadros del PRI han guardado silencio e incluso se han sumado al linchamiento facebuquero contra el ballezano y sus secuaces. Ni siquiera sus más cercanos como Enrique Serrano han lanzado el oficioso tuit, la dirigencia del partido está sola y balbuciente, y los verdaderos liderazgos en secreto hasta aplauden la medida. César Duarte dañó mucho a Chihuahua, pero también a su partido. Lo perdieron todo por los excesos de unos cuántos.
Desde presidencia lo cobijan. El PRI-Presidencia está en camisa de once varas. Le deben muchos favores y recursos al ex gobernador, apoyador político, logístico y financiero de casi todas las campañas, comenzando por la del propio Enrique Peña Nieto. No es sólo cuestión de gratitud, sino de las situaciones y corruptelas que el mismo ex mandatario podría destapar si lo abandonan. No obstante, protegerlo mientras se disputa el poder en el Estado de México, última esperanza del tricolor y feudo del Grupo Atlacomulco, también podría costar muy caro.
San Lázaro, escondite de prófugos. Así se mostró ayer a nivel nacional pues la bancada del PRI literalmente atejonó a Antonio Tarín García en la oficina del fallecido Carlos Hermosillo, y hasta la mañana de este miércoles intenta por todos los medios tomarle protesta como diputado y así bendecirlo con un fuero. Las bancadas contrarias, en especial la del PAN, lo traen de un ala. Dudoso que la libre.
La cacería apenas empieza, según confirmó el gobernador Javier Corral, quien adelantó que al menos 12 ex funcionarios están en la mira de la ‘operación justicia para Chihuahua’ (hasta nombre tipo Rambo le pusieron), y por ello no sorprende que estén huyendo en desbandada hacia El Paso y otras ciudades del extranjero. El miedo no anda en burro, y la autoridad ya demostró que no está jugando. Enrique Serrano es uno de los que ya peló gallo.
Ya hay una lista negra: Aunque ha corrido de manera informal, podría tener muchos rasgos de razón. En la mira estarían: Guillermo Márquez, Raúl Javalera, Raymundo Romero, Mario Trevizo, Jaime Herrera, Servando Portillo, Eduardo Esperón, Luz Aguilera, Alfredo Trejo, Miguel Ángel González, Olga María Venzor, y Sergio Romero. Aunque de orígenes distintos, incluso azules, todos formaron parte del primer círculo de poder, y sólo faltó Carlos Hermosillo, por obvias razones.
Corral se juega el todo por el todo. El éxito en esta operación podría catapultar su futuro político no sólo como gobernador, sino más allá, pues ha demostrado que no es hombre de aspiraciones pequeñas. Si le truncan el proceso echando mano de la maquinaria que el PRI conserva, sobre todo desde instancias federales, tendrá bandera para hacer grilla por años. Pero existe también el riesgo de que intenten desestabilizar aún más al estado, hacerle pagar un alto costo político, e incluso atentar contra su vida. Son muchos callos los que está pisando, y por igual de políticos y criminales, que a fin de cuentas se sientan en la misma mesa.
Tufo político y mediático es el que huele en estas acciones, que sin duda no sólo buscan hacer justicia sino legitimar al actual gobierno y sus acciones. Todo está enmarcado dentro de una estrategia y hasta ahora no ha salido nada mal. Las redes sociales bulleron de entusiasmo excepto entre algunos priistas como Fermín Ordoñez y Francisco Salcido, que no hallan cómo defender al patrón, o de eternos quejumbrosos que patalean si hace y patalean si no hace.
Corral es de primeras planas. Sabe manejar una imagen estridente y supo operar para bajar de los titulares el asesinato de Miroslava Breach, reconocida periodista, y poner en su lugar la persecución al ex mandatario. También huele a reacción contra la embestida de la Federación en voz del secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, y desde luego es un empujoncito a Josefina Vázquez Mota. La politización de la justicia y la judicialización de la política están a todo lo que da.
Y en el Cobach también hubo raterío. Así lo anunció la directora Teresa Ortuño, quien con esta clase de palazos intenta legitimarse y quitarse de encima a quienes están decididos a tumbarla… tumbándolos a ellos. José Luis García y Miguel Primo Armendáriz, ex directores, están acusados de desviar 300 millones de pesos, y mientras ya se firmó una momentánea paz con el sindicato.