El robo de hidrocarburos en México se convirtió en un negocio rentable, a veces más que las drogas, y representa la segunda fuente de ingresos del crimen organizado, dijeron a Efe el investigador Armando Rodríguez Luna y el senador del Partido Acción Nacional (PAN), Roberto Gil Zuarth.
«Es una actividad muy redituable, un negocio más lucrativo, en sus periodos de mayor éxito, que las drogas», dijo Rodríguez investigador sobre crimen organizado en el Colectivo de Análisis de Seguridad con Democracia (Casede).
Gil Zuarth, explicó que este delito es tan grave que ya representa «el segundo ingreso más importante del crimen organizado» en el país.
Durante la última década, este delito pasó del control de los cárteles de las drogas a grupos locales, que han llevado la violencia a los niveles de este miércoles, cuando delincuentes se opusieron a un operativo del Ejército en el estado de Puebla en el que los militares acudieron a la localidad de Palmarito tras ser alertados de una toma clandestina de combustible.
El secretario general de gobierno del estado de Puebla, Diódoro Carrasco, confirmó que la delincuencia organizada estaba detrás de esa toma clandestina y la consideró responsable del enfrentamiento con los militares.
De acuerdo con la Procuraduría Genera de la República (PGR, fiscalía), desde 2010 este delito ha crecido 400 por ciento.
Durante 2016 se detectaron en México un total de 6 mil 159 tomas clandestinas de combustible, una cifra casi 800 por ciento superior a la registrada en 2010.
Gil Zuarth consideró que el enfrentamiento de Puebla «es una pequeña muestra» de una realidad generalizada en el país y lo consideró una consecuencia de la omisión del gobierno para establecer políticas de prevención a esta actividad ilícita.
En la actualidad, explicó, existen formas de controlar este delito, como el llamado marcaje molecular, que colorea algunas moléculas del hidrocarburo para detectarlo en el punto de venta.
MVS