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Fher de Maná es otro, luce irreconocible

Fher Olvera, vocalista de Maná, llamó la atención gracias a una reciente imagen que publicó en Instagram. Olvera viajó a Las Vegas para presenciar la pelea de box entre Floyd Mayweather y Conor McGregor.

En la cuenta de Instagram de Maná se publicó una imagen del cantante y lo que más llamó la atención fue su rostro sin arrugas. Algunos usuarios destacaron, entre los más de 200 comentarios, lo bien que se ve el cantante y el aspecto de su cabello.

No se sabe si el cantante se ha sometido a algún tratamiento estético, pero a los 57 años luce apenas con líneas de expresión.

A sus 57 años, el vocalista de Mana, ha tenido grandes éxitos dentro del grupo y que los ha llevado a grandes niveles en el mundo.
A tiempo de rock, Falta amor, ¿Dónde jugarán los niños?, Cuando los ángeles lloran, Sueños líquidos, Revolución de amor, Amar es combatir, Drama y luz, Cama incendiada, Maná MTV Unplugged, Maná Concierto Básico (Círculo de Bellas Artes de Madrid), Acceso Total, Arde el cielo, Todo Maná, Grandes Maná, Esenciales, Exiliados en la bahía, Tu eres mi religión, Studio Albums 1990-2011, entre otros.

Fuente: Debate

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El nuevo estándar de belleza: lucir cansada está de moda

Jenna Ortega aparece con los ojos ligeramente marcados, sombras oscuras que realzan su mirada, la piel pálida y pómulos acentuados por un toque grisáceo. Sus labios, con un matiz morado, completan un rostro que refleja agotamiento, aunque precisamente ese es el efecto buscado. La última tendencia de maquillaje entre la generación Z, conocida como “Tired Girl” o chica cansada, celebra la apariencia de no haber dormido, desafiando décadas de estándares que priorizaban lucir fresca y descansada.

Durante años, productos como correctores y cremas para ojos han estado diseñados para borrar signos de fatiga, asociados históricamente con mala salud, envejecimiento y poca atractivo. “Tired Girl” invierte esa lógica: el cansancio se convierte en un rasgo estético, una forma de abrazar imperfecciones que antes se trataban de ocultar.

La representante contemporánea de esta tendencia es Wednesday Addams, la hija sombría y emocionalmente reservada de la familia Addams, interpretada por Ortega en la serie de Netflix dirigida por Tim Burton. En ambas temporadas, la actriz luce ojeras y piel pálida, un estilo que incluso replicó en la alfombra roja del estreno en Londres. Actrices como Angelina Jolie en Girl Interrupted o Natalie Portman en Leon son referencias previas a esta estética, mientras que figuras como Lily Rose-Depp, la modelo y músico Gabbriette y las influencers Emma Chamberlain, Danielle Marcan y Lara Violetta la han adoptado en la actualidad.

En TikTok, la categoría de “tired girl” ha ganado popularidad con tutoriales que superan las 300,000 visualizaciones, mostrando cómo lograr un maquillaje descuidado y rebelde. Violetta, por ejemplo, afirma que las bolsas bajo los ojos son “muy chic porque hay que trabajar por ellas”, mientras que Kim Brown, directora de belleza de Glass Magazine, comenta que el look celebra la autenticidad y la personalidad, con un aire rudo y moderno.

Aunque se le compara con el estilo gótico o el grunge de los años 90, “Tired Girl” pertenece a un fenómeno de estética efímera en internet, similar a “cottagecore” o “Barbiecore”, que busca expresar de forma rápida el estado de ánimo o identidad de quien lo adopta. El maquillaje se realiza con pocos productos, resaltando rasgos naturales y sin la intención de cubrir imperfecciones, como explica Tara McDonald, responsable del look de Ortega en la primera temporada.

Más allá de la estética, el maquillaje de Wednesday transmite un mensaje: ella no es de las que invierten horas en su apariencia, sino que tiene prioridades como resolver casos y cumplir objetivos. Este enfoque contrasta con la “clean girl”, tendencia de piel radiante y maquillaje mínimo popularizada por figuras como Bella Hadid o Kendall Jenner. La “Tired Girl” refleja un rechazo al perfeccionismo extremo, celebrando la autenticidad y la imperfección.

Aunque es probable que no tenga un impacto cultural duradero, la tendencia revela algo profundo sobre la generación Z: una forma de enfrentar las presiones académicas, financieras y laborales con vulnerabilidad y humor. Mostrar cansancio y fragilidad se convierte en un mecanismo de resiliencia, un gesto de realismo frente a un futuro incierto.

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