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México

Buscan castigar con 12 años de cárcel el mal uso de drones

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Comisiones del Senado analizan una reforma para regular el uso de drones en el país y se contemplan sanciones penales de hasta 12 años de prisión a quienes los utilicen con fines delictivos.

La senadora del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Verónica Martínez Espinoza, destacó que la reforma que impulsa plantea sancionar hasta con 12 años de cárcel a quien utilice drones con la finalidad de delinquir o afectar el derecho a la privacidad de las personas.

Si no se cuenta con una regulación jurídica para los equipos aéreos no tripulados y controlados a distancia, estos aparatos serán utilizados por la delincuencia organizada para realizar conductas ilícitas que vulneren el patrimonio y la privacidad de la ciudadanía», indicó la legisladora.

Propone imponer de cinco a ocho años de prisión y de 400 a mil 500 unidades de cuenta de multa a aquellas personas que utilicen drones para transportar estupefacientes, psicotrópicos y demás sustancias o vegetales considerados como narcóticos.

Martinez Espinoza, en entrevista, dijo que plantea que a las personas físicas o morales que usen esta tecnología para participar en delitos de delincuencia organizada, contra la salud, secuestro, extorsión o amenazas, se le imponga una pena de seis meses a 12 años de prisión, y de 400 a mil 200 unidades de cuenta de multa.

La reforma prevé castigar con seis meses a dos años de prisión a aquellas personas que utilicen drones para ingresar a alguna propiedad privada y que esta pena se incremente a seis años de cárcel cuando se usen drones para obtener videograbaciones, fotografías y grabaciones de audio.

La iniciativa que busca reformar el Código Penal Federal se envió a las comisiones de Justicia y de Estudios Legislativos para su análisis y dictamen correspondiente.

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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