El pasado 11 de diciembre, Carlos Olvera González de 69 años, fue operado en el Hospital General de Zona número 98 del IMSS de Coacalco, Estado de México, para extirparle un riñón debido a cálculos renales. Tras la intervención los médicos informaron a la familia que además de retirar el órgano habían extraído un tumor adherido a éste. El procedimiento fue descrito en la hoja del alta médica.
Dos semanas después Carlos empeoró y fue llevado de urgencia el pasado 3 de enero al Centro Médico de La Raza. Los médicos se negaron en un principio a atenderlo argumentando que no le correspondía ese centro médico, fue hasta que la familia interpuso una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que finalmente fue atendido en el área de urgencias, relata a Animal Político, Adriana Olvera Juárez, hija de Carlos.
Una vez dentro le realizaron una tomografía tridimensional con la que confirmaron que la recaída se debió a que el riñón y el tumor seguían dentro, pues en Coacalco no hicieron más que una biopsia, los médicos no dijeron la verdad sobre la intervención.
El hijo de Carlos regresó a la clínica 98 para solicitar los resultados del procedimiento y conocer la gravedad del problema, pero argumentaron que el personal de patología está de vacaciones.
Carlos murió este viernes 5 de enero. “Un mal diagnóstico para mi padre ha causado daños irreversibles en su salud, ahora presenta una insuficiencia renal grave y los médicos de La Raza nos dicen que no pueden hacer nada hasta no tener los resultados de la biopsia hecha en Coacalco”, relató Adriana poco antes del fallecimiento.
Los médicos dijeron a la familia que el único lugar donde podrían atender el tipo de tumor que presentaba Carlos era en el Centro Médico Siglo XXI, o el Instituto Nacional de Cancerología (INCAN), pues ellos no cuentan con el personal ni los materiales requeridos.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos, dando seguimiento a la queja interpuesta por Adriana ya solicitó al IMSS el expediente de Carlos para analizar el caso.
La familia cuenta con la orden de la cirugía emitida en la clínica 98 del IMSS en Coacalco, donde el diagnóstico era sólo una Nefroctomia, por lo que retirarían un riñón. No se hace mención de un tumor.
Este es el diagnóstico previo a la operación del pasado 11 de diciembre.
En tanto, el IMSS emitió una nota informativa donde dijo que Carlos era atendido en el quinto piso del Centro Médico Nacional La Raza, presentando un tumor aproximado de tres kilos en la zona renal. Establecen que el director general del hospital, el doctor José Arturo Velázquez García, “solicitó el expediente del caso al Hospital General de Zona No. 98 en Coacalco”.
Sobre si se indagará al médico que realizó el procedimiento, Eugenio Huissan Chi Cherrito o cómo actuará el IMSS sobre el caso aún no hay postura o pronunciamiento.
“Nos engañaron con mi padre, el doctor responsable de la cirugía Eugenio Huissan Chi Cherrito, fue quien supuestamente encontró el tumor y lo extirpó, pero no hizo nada”, sostuvo Adriana.
De acuerdo con documentos de ingreso a La Raza, Carlos permaneció sus últimos días en condición grave; su diagnóstico fue cáncer de retroperitoneo.
“Lo único que pedimos es que le proporcionen atención digna a mi padre. Y que lo canalicen al hospital de especialidades acorde al diagnóstico, en este caso podría ser, según explican, el INCAN”, fue el último intento de Adriana, su hermano y su madre Gloria, para ser escuchados y auxiliados por las autoridades correspondientes, previo a la muerte de Carlos.
Fuente: Animal Político