¿Qué causa más ansiedad en los amantes: el sexo en público, las prácticas de sumisión y dominación, las posturas complicadas o el sexo anal? ¿Qué es lo que consideran menos confortable o más estresante de estas actividades eróticas? La página Superdrug Online Doctor llevó a cabo una encuesta entre 500 europeos y europeas, así como 500 personas que viven en América sobre el tema. Emplearon fotografías para que todos los participantes tuvieran la misma idea de los ejercicios sobre los que iban a responder, para que no hubiera diferentes percepciones de un mismo acto. Los resultados se plasmaron en gráficas que revelan información importante sobre el acto erótico, las cuales se publicaron bajo el título de Intimidating Intimacies.
Vamos a revisar algunas de sus gráficas:
LAS PRÁCTICAS ERÓTICAS QUE MÁS ANSIEDAD GENERAN, SON:
* Sexo en público.
* Prácticas BDSM.
* Sexo anal.
LAS PRÁCTICAS ERÓTICAS QUE MENOS ANSIEDAD PROVOCAN, SON:
* Sexo oral.
* Masturbación en pareja.
* Conversaciones subidas de tono.
Es interesante descubrir que las mujeres sienten más angustia por experimentar el sexo anal que las prácticas de sumisión y dominación conocidas como BDSM (bondage, dominación, sumisión, sadismo y masoquismo). Es decir que ni siquiera las aventuras de Anastasia Steel en Cincuenta sombras de Grey han logrado que la mayoría se relaje en este sentido. Por su parte, los hombres encuestados en ambos continentes encuentran más estresante la idea de tener “sexo duro” que la práctica anal. En este punto sería interesante saber qué fotografías mostraron los encuestadores, pues ese término lo mismo puede incluir la penetración profunda, rápida e intensa, que voltear a la pareja de cabeza, darle nalgadas y zapes diversos o, incluso, llegar a las lágrimas y los golpes. Entiendo que se refiere a explotar diversas posturas (algunas de ellas complicadas) durante un mismo encuentro, durante el cual se mantendrá la penetración a todo lo que da. En cuanto al sexo anal, las mujeres se preocupan más por el dolor y los hombres por el posible contagio de una infección de transmisión sexual. Ver pornografía en pareja se sitúa a la mitad de la lista y la estadística pone a la par tanto a hombres como a mujeres, lo mismo que el sexo oral, el cual es el que menos ansiedad provoca pero aún así se encuentra en la lista.
OTROS DATOS INTERESANTES:
66% de las y los encuestados quisiera agregar juguetes sexuales a sus encuentros. De quienes dicen que sí, el 58.9 por ciento son mujeres y el 41.1 por ciento son hombres, lo cual es lógico si pensamos que hay mucho más sex toys para el disfrute de las mujeres y tan solo un balín vibrador o un anillo para el pene puede generar una gran diferencia en los orgasmos femeninos. 1 de cada 10 encuestad@s afirma que no ha intentado nuevas posturas eróticas en los últimos seis años. Un amplio número reconoce que con el paso de los años, su vida sexual no tiene más calidad o diversidad. El 69, el sexo oral y el sexo anal son, para las mujeres, prácticas que disfrutan más sus hombres que ellas mismas. Las mujeres prefieren recibir que dar sexo oral. El misionero, la cuchara y la vaquera son las posturas favoritas tanto de hombres como de mujeres.
ANALICEMOS LA INFORMACIÓN:
Primero que nada, es importante destacar que la práctica erótica (sexo, acción, cogedera, chaca chaca o como quieran llamarle) no tendría que generarnos ansiedad, estrés o preocupación. Ni tantito. Ojo: no me refiero a esa emoción riquísima que se siente cuando se sabe que ese día o esa noche se le entrará al placer en compañía ni a estar un poquito nervios@ porque se hará algo transgresor (como meterse en el baño de un bar para echarse un rapidín). Esas sensaciones son parte del erotismo, sin duda. Pero sentir miedo, hiperventilar, creer que va a doler y sudar abundantemente (no por la acción sino por el nerviosismo), no tendrían que ser parte de la cachondería. En este sentido, entiendo que el sexo público esté en primer lugar pues se corre el riesgo de que otra persona (o varias) sorprenda a la parejita en plena acción, lo cual puede generar desde un poco de vergüenza hasta todo un escándalo. Sin embargo, en el caso de las prácticas BDSM y el sexo anal, creo que se debe a que se llega a ellas sin conocer a ciencia cierta sus reglas de operación. Si de buenas a primeras la pareja saca el látigo, el antifaz, te amarra, te comienza a nalguear o te voltea sin previo aviso para penetrarte por detrás, ¡obviamente vamos a sentir que no estamos preparad@s para ello!
Eso le genera ansiedad a cualquiera. La solución en este caso es informarse un poco sobre los temas, platicar en pareja si se desea llevarlas a cabo en alguna ocasión, tener a la mano objetos que nos ayuden a realizarlos de la mejor manera (lubricantes, cuerdas ideales para amarrar, por ejemplo) y no obligarse a llevarlas a cabo. Puede ser que lo hablen y hasta seis meses después lo lleven a cabo, pero sabrán de qué se trata, habrán puesto límites, y eso les quitará preocupación. El sexo oral sigue siendo el favorito de ellas y ellos. En este caso recomiendo que, así como reciben, den. No se vale que indiquen a sus parejas mujeres que les realicen fellatios para después penetrarlas y sanseacabó. Hay que ser parejos. A ellas también les encanta la estimulación con lengua, labios y manos. Si creen o saben que después de que ellas les den placer con la boca será muy fácil que eyaculen, entonces primer bríndenles placer a sus chicas y después dejen que les retribuyan lo sentido. Si son de las personas que no suelen implementar nuevas posturas eróticas en años, les doy un consejo: esto no quiere decir que deban sacar el Kamasutra para analizar qué acomodo no han explorado o poner de cabeza a la otra para hacerle una succión triple. En realidad pueden innovar durante años si se olvidan de todos esos tratados orientales de posiciones inconcebibles y le abren paso a la imaginación. Cambiar puede incluir, por ejemplo, centrarse un día en los pies. En otra ocasión, explorar la cadera y nalgas masculinas. O ponerse boca arriba en sentido contrario, con aceite en todo el cuerpo, para acariciar de piernas a torsos, es decir, en sentido contrario a lo más común. También pueden divertirse intentándolo en una hamaca. ¡Renten por una noche un departamento ajeno en Airbnb para variar el escenario sin tener que ir a un hotel! No olviden que el sexo debe ser divertido y amoroso, no estresante.