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Dolor y llanto por muerte de 13 personas en accidente de tránsito

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La familia Guerrero- Ponce salía de la parroquia Pascuales de Guayaquil. La sra. Yenny Ponce murió el mismo día en que su hijo Carlos Guerrero cumplió 13 años de edad. Mientras que su esposo, William Guerrero, está internado en el hospital Rafael Rodríguez Zambrano, donde se debate entre la vida y la muerte. La pareja se dirigía a Jipijapa donde su hijo estaba de vacaciones en la casa de su abuelo.

Los fallecidos eran de Guayaquil, Esmeraldas, Manta, Calceta, Portoviejo y Jipijapa. Karina Barcia informó que el cuerpo de su padre, Loebo Orlando Barcia, fue sepultado ayer en la tarde en el cementerio de Montecristi. “El cadáver quedó destrozado y por recomendación del médico legista no podíamos tenerlo más tiempo en casa”, expresó.
Barcia manifestó que su padre era comerciante de productos naturales y había viajado a Guayaquil a comprar varios medicamentos. Ella denunciará la muerte para que el conductor sea sancionado.

Manuel Vicente Chévez es otra de las víctimas que fue velado en la parroquia Aníbal San Andrés, en Montecristi.
Él había viajado a Durán a realizarse un chequeo médico porque tenía cáncer de próstata. Allá estuvo una semana en la casa de una hija y el día en que ocurrió el accidente, le recomendaron viajar en otro bus, pero Chévez insistió en comprar el boleto en la cooperativa Rutas Portovejenses para llegar más rápido a Montecristi, informó su cuñada María Quiroz.
La víctima tenía 67 años y era padre de tres hijos.

Otro de los fallecidos es Vidal Mantuano, quien vivía en Bastión Popular de Guayaquil, pero fue velado en la comuna Las Lagunas de la parroquia La Pila en Montecristi.
Sandra Anchundia contó que habían planificado con su esposo, Vidal Mantuano, viajar juntos desde Guayaquil hacia Las Lagunas porque iban a celebrar el cumpleaños 50 de Teresa Piloso, madre de Sandra. “Pero él me dijo que me viniera primero porque no estaba seguro en viajar. Hasta lo último me dijo que no sabía si venía a Las Lagunas y por eso creemos que a última hora viajó para darnos una sorpresa”, expresó.

Ella se enteró de la muerte de su esposo cuando estaba en plena fiesta repartiendo la comida. Contó que a través de Facebook le mostraron la foto de su esposo muerto y en ese momento viajó a la morgue de Manta a retirar el cadáver. Su esposo tenía 42 años y trabajaba como operador de maquinaria en una planta de asfalto en Guayaquil. En la orfandad deja dos hijos menores de edad: el mayor de 16 años y la menor de nueve.

María Baque exige justicia por la muerte de su sobrino Vidal Mantuano.
“Debido a que mi sobrino siempre venía a visitar a sus familiares en Las Lagunas, su cuerpo será sepultado en el cementerio de la comunidad”, expresó.
Jairo Mantuano pide una investigación transparente porque sospecha que el accidente del bus se produjo aparentemente por exceso de velocidad. También sugiere a las autoridades incrementar los controles en las vías.
La última fallecida. Los peritos de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) informaron que el día de la tragedia fallecieron 12 personas, y ayer en la madrugada murió la última víctima en el hospital de Manta: Enriqueta Rodríguez, de 81 años de edad.

Ella era de Guayaquil y su cadáver es velado en el barrio Cristo del Consuelo. Hoy en la tarde será sepultada, manifestó su hija Ana Ortiz.

La víctima venía de Guayaquil a Manta junto a su nieto, Andrés Jara, a visitar a varios familiares. Su nieto tiene 36 años y aunque estuvo internado en el hospital de Jipijapa, fue transferido de urgencia a Guayaquil donde le amputaron los dos brazos. Su estado es delicado.

“Nuestro respaldo hacia los heridos y las víctimas es permanente. Ellos tienen un seguro de pasajeros cuya póliza está por los cinco mil dólares, como lo establece la Ley”, expresó Sabando.
Otra de las víctimas es Marcos Geovanny Burgos, quien había llegado de Guayaquil a reencontrarse con sus compañeros del bachillerato del colegio Alejo Lascano, de Jipijapa.
Kevin Burgos manifestó que el reencuentro de su padre con los compañeros del colegio iba a ser después de 28 años. El hombre tenía 42 años y previo a su salida de Guayaquil subió en las redes sociales varias fotos del bus.

“Él nunca viajaba en estos transportes, pero creo que era tanta la emoción de llegar acá y ver a sus amigos que le llevó a tomar ese vehículo”, manifestó Burgos.
La última persona que se comunicó con la víctima fue su primo Byron Burgos, a quien le había pedido que lo esperara con un plato de arroz con pescado frito. Roxana Burgos pide justicia por su hermano. “Se debe suspender y sancionar a la cooperativa debido a la inseguridad”, expresó.

Un niño delicado. En el hospital de Portoviejo hay tres personas que luchan por sobrevivir, pero una de las víctimas está más grave: un niño de siete años. Su estado de salud es delicado debido a que se encuentra internado en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos porque presenta heridas y fracturas en la cabeza.
Los médicos informaron que están gestionando el traslado del menor hacia el hospital de niños en Guayaquil.

Leonardo Púa, director del Básico Jipijapa, informó que solo dos de los 17 heridos que ingresaron a la unidad de salud siguen allí. “Ellos están estable, incluso uno iba a pedir alta”, precisó.

Fuente: El Diario EC

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Los retos de la Inteligencia Artificial ante un verano muy caliente

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El término “invierno de la inteligencia artificial” fue introducido por Roger Schank y Marvin Minsky en 1984, en la convención anual de la Asociación Norteamericana de Inteligencia Artificial (AAAI).

En ese encuentro advertían acerca de un probable estancamiento en el ámbito de la IA, caracterizado por una merma en el financiamiento y el entusiasmo hacia esta disciplina. La metáfora vino inspirada por el “invierno nuclear” del que se hablaba durante la Guerra Fría ante el riesgo de ataques con bombas atómicas, para ilustrar un periodo de declive, luego de una etapa de elevadas expectativas, respecto a las capacidades de la inteligencia artificial.

Cambio de narrativa

La revolución de la inteligencia artificial(IA) está marcando un antes y un después en diversas actividades profesionales, redefiniendo roles y automatizando ciertas funciones, particularmente aquellas caracterizadas por su repetitividad o la gestión de extensos volúmenes de datos.

Un informe del Departamento de Educación del Gobierno británico publicado a finales de 2023 evaluaba los posibles efectos de la IA en el mercado de trabajo de Reino Unido, señalando las debilidades de algunos puestos de trabajo. Algunos ejemplos que se encuentran en la línea de fuego de esta transformación tecnológica son: analistas de datos, periodistas, personal de back office, agentes bursátiles y traders, auditores y contables, consultores y analistas económicos, asesores financieros y analistas de riesgos financieros, entre otros.

IA y enriquecimiento global

McKinsey Global Institute ha examinado el impacto de la inteligencia artificial en campos como la economía y las finanzas, con un enfoque particular en su influencia en el ámbito laboral.

Los resultados de la investigación sugieren que, a pesar de los desafíos asociados con su adopción y absorción, la IA tiene el potencial de generar una actividad económica adicional a nivel global de entre 2,6 y 4,4 miles de millones de dólares anuales. Por ejemplo, el PIB español en 2021 fue de 1,4 mil millones de dólares. Esto aumentaría a nivel global el impacto de la inteligencia artificial en la economía entre un 15 y un 40 %.

El panorama de la IA ha experimentado un cambio significativo en los últimos años, con un marcado incremento tanto en su adopción como en la inversión por parte de las organizaciones. Desde 2017, la implantación de la IA se ha duplicado y actualmente más de la mitad de las empresas dedican más del 5 % de sus presupuestos para digitalización a esta tecnología.

Valor añadido e innovación

Ante el imparable avance de la inteligencia artificial, es momento de encarar la realidad: la entrada de la inteligencia artificial a las empresas afectará al trabajo de las personas, que deben reinventar su lugar en el mercado de trabajo.

Hay que evitar la llegada del “invierno del trabajo”: la formación de valor añadido y la habilidad de pensar de manera innovadora, lo que llaman “pensar fuera de la caja”, ya no son meros complementos sino requisitos indispensables para no verse relegados en sus funciones.

La innovación y la ética deben ir de la mano en este nuevo escenario, pero, sin una dosis de creatividad y aporte único, el desarrollo humano y el crecimiento profesional corren el riesgo de estancarse.

Este cambio de paradigma no admite términos medios: o los trabajadores se mantienen evolucionando constantemente o se quedarán atrás.

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