La diversidad biológica y culinaria de México acumula tal riqueza gastronómica que se ha puesto en marcha una iniciativa del bien comer para rescatar alimentos autóctonos que se han ido perdiendo.
La iniciativa partió de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y consiste en crear canastas regionales del bien comer donde se rescatarán ingredientes y alimentos que cada vez se consumen menos.
Dada la gran riqueza biológica y culinaria «surgió la necesidad de crear canastas regionales que ayuden a identificar y revalorar los alimentos autóctonos y locales», explicó a Efe la bióloga Mahelet Lozada Aranda, investigadora de Conabio.
Para elaborar las canastas regionales del bien comer Conabio ha convocado a expertos en biodiversidad, alimentación y nutrición para integrar toda la información tomando como guía el «Plato del Bien Comer».
El «Plato del Bien Comer» orienta a la población y facilita la selección y consumo de alimentos, para una dieta correcta y adecuada a su cultura, costumbres, necesidades y posibilidades.
Este modelo se incluye en la Norma Oficial Mexicana NOM-043, de la Secretaría de Salud, que promueve también la combinación y variación de alimentos para dar nutrientes al organismo y evitar obesidad, diabetes, desnutrición, y otras enfermedades.
Lozada, especialista de la coordinación de recursos biológicos y genéticos de la Conabio, explicó que además de cubrir las necesidades de nutrición, estas canastas regionales reconocerán las especies de uso cotidiano, tradicional, de temporada y de otras que estén en riesgo por pérdida de uso.
Con las propuestas que se obtengan «se integrarán varias canastas que estén adecuadas y vinculadas a las costumbres e identidades de las diferentes regiones de México», agregó la especialista.
Las propuestas se recibirán hasta el próximo 7 de mayo, y se premiarán 12 de las propuestas.
El comité de evaluación lo integrarán Conabio, el Instituto de Ciencias Médicas Salvador Suvirán y la Dirección General de Culturas Populares Indígenas y Urbanas, de la Secretaría de Cultura.
Una vez que se tengan las canastas regionales definidas se convertirán en herramienta gráficas disponibles para consulta del público.
Al respecto, Héctor Bourges Rodríguez, doctor en nutriología por el Instituto Tecnológico de Massachusetts y miembro del comité evaluador, reconoció que «este certamen catalizará y favorecerá a todas las regiones de México».
Agregó que permitirá orientarse a la población de diversas localidades, y reconoció que «hace falta mucho, ya que la alimentación del mexicano está muy deteriorada».
Con estas canastas regionales se pretende orientar para lograr una «alimentación completa, suficiente, variada y culturalmente satisfactoria», detalló.
El experto subrayó que la culinaria mexicana está entre las más ricas del mundo, aunque apenas se aprecia por lo que las propuestas rescatarán el bagaje cultural de prácticas y hábitos culinarios.
La modernización de la vida ha quitado menos tiempo para cocinar, la publicidad y los modelos de supermercados con productos procesados son algunas de las razones que simplifican la forma de cocinar y consumir alimentos, señaló Bourges.
Por su parte la doctora Martha Kaufer Horwitz, investigadora del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, comentó que la importancia de esta convocatoria está en el reto de rescatar cultivos de consumo, degustación y disfrute.
Reconoció que hay alimentos y recetas que se han perdido porque se les ha restado valor, y lamentó que «se ha buscado otros modelos de dietas de otros países a pesar de la riqueza de alimentos y recetas que no tiene otros sitios como México».
Reprochó que «se ha perdido y menospreciado algunas hierbas porque se asocian con pobreza como los quelites o el frijol», a pesar del valor nutricional, el arraigo con la cultura y su riqueza culinaria.
Añadió que este tipo de convocatorias sirve para dar a conocer las características biológicas del alimento de diversas regiones de México.
«La creación de canastas regionales del bien comer ayudarán a conocer cómo integrar diversos ingredientes en un platillo, y por otra parte revalorar y volver a reintroducir los olvidados», concluyó.