Más de mil 300 indígenas tzotziles, en su mayoría niños, de cinco comunidades de esta localidad; se encuentran desplazados con escasez de alimento, sin atención médica y medicina, viviendo en la cancha techada de la comunidad Xuxchen por conflictos territoriales con el poblado Santa Martha, del municipio de Chenalhó; que cobró la vida de tres personas el 2 de abril del presente año. En el campamento de Xuxchen se resguardan casi un millar de indígenas, en su mayoría niños lactando enfermos de gripa y diarrea, menores adolescentes, mujeres, adultos mayores y hombres. A unos cinco kilómetros, se ubica un segundo campamento en el paraje Tabak, donde los desplazados no tienen alimento, duermen entre los cafetales, sin colchonetas y cobertores; donde son atacados por zancudos y a merced de animales. De acuerdo al representante de los desplazados, Cristóbal Santiz, el conflicto territorial data del año 1975, ya que de acuerdo al plano de tierras comunales las 60 hectáreas pertenecen a sus abuelos, y en esa fecha se firmó un convenio reconciliatorio para que se respete lo que marca el plano. Posteriormente, en 1995 se actualiza el convenio reconciliatorio; pero en el 2008 comuneros de Santa Martha interponen una demanda ante el Tribunal Unitario Agrario que, en el año 2009, se firmó el convenio definitivo en que las 115 familias de Aldama continúen con la posesión y el usufructo de las 60 hectáreas de tierra. Mientras se ordena la indemnización de un millón 300 mil pesos a los pobladores de Santa Martha. Para el año de 1998, el Congreso del Estado aprueba el proceso para la creación de nuevos municipios y Aldama se separa de Chanalhó y se erige como nuevo municipio, conformado con 21 comunidades, contando actualmente con más de ocho mil pobladores. El conflicto se reactiva en el año 2014, cuando comuneros de Aldama niegan a los de Santa Martha el aprovechamiento de un manantial de agua; por lo que, en represión provocan daños en siembras de cafetales y al sistema del suministro del vital líquido. El ataque contra la población se recrudece en el 2016 con la quema de siete viviendas, la destrucción de plantaciones de café, tala de árboles y el desplazamiento forzado de los indígenas al ser sacador a la fuerza por un grupo armado.