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Salud y Bienestar

Bill Gates creará mosquitos ‘autodestructivos’ para vencer la malaria

La fundación del empresario Bill Gates, en colaboración con la compañía británica de biotecnologías Oxitec, se ha incorporado a la lucha contra la malaria desarrollando un nuevo tipo de mosquitos modificados genéticamente, informa un comunicado en el sitio web de la empresa.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la malaria causó la muerte de unas 445.000 personas en 2016. Esta enfermedad se transmite a través de las picaduras de los mosquitos hembra, que se alimentan de sangre para producir huevos.

En ese contexto, el fundador de Microsoft ha invertido cuatro millones de dólares en un proyecto cuyo objetivo es la creación de mosquitos macho de la especie ‘Anopheles albimanus’ modificados genéticamente, principal transmisor de la enfermedad en Centroamérica y el Caribe.

El cofundador del gigante tecnológico Microsoft, Bill Gates.Bill Gates: «EE.UU. no está preparado para una pandemia que podría matar a 33 millones en 6 meses»
La clave de su efectividad consiste en la presencia de un gen que los machos trasmiten a las hembras silvestres luego del apareamiento, y que permite que solo la descendencia masculina sobreviva a la edad adulta. De esta manera, las crías hembras que nazcan morirán antes de ser capaces de infectar a alguien y los machos sobrevivientes buscarán más hembras salvajes y seguirán trasmitiendo el gen por generaciones. Se espera que la medida reduzca drásticamente la población de mosquitos hembra, trasmisores de la malaria.

Se reporta que la empresa ya logró crear mosquitos modificados genéticamente que impiden la transmisión de la fiebre del dengue, el virus del Zika y otras enfermedades.

Fuente: RT

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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