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Accidente aéreo se debió a ráfaga de viento: José Rosas

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El avión de pasajeros que se accidentó el martes en el aeropuerto mexicano de Durango fue impactado por una ráfaga de viento que lo hizo descender bruscamente cuando despegaba y tocar tierra con el ala izquierda, afirmó hoy el gobernador del estado José Rosas Aispuro.

Aispuro explicó que el impacto del ala con el suelo provocó que se desprendiera el motor del lado izquierdo, se indicó en un comunicado del Gobierno del estado de Durango (norte de México).

La aeronave del vuelo 4231 de Aeroméxico se desplomó ya fuera de la pista, desplazándose sobre el terreno y quedando a unos 300 metros de la misma.

El gobernador indicó que inmediatamente se activó el centro de emergencia del Aeropuerto Guadalupe Victoria de la capital estatal, y minutos después el personal estatal y federal comenzó a brindar auxilio a los ocupantes del avión.

De acuerdo con el comunicado, la posición horizontal en que quedó el avión permitió el despliegue de los toboganes de emergencia, lográndose rescatar a los 99 pasajeros y cuatro miembros de la tripulación del avión del fabricante brasileño Embraer y con 10 años de antigüedad.

Tras desplomarse al suelo muy cerca de la pista de aterrizaje, los pasajeros lograron salir del avión con rapidez antes de que se incendiase, sin que haya habido víctimas mortales, algo considerado milagroso habida cuenta de la envergadura del accidente.

«Dentro de lo lamentable de este evento no tenemos información hasta este momento de pérdidas humanas», dijo el director de la compañía Aeroméxico, Andrés Conesa.

Aispuo indicó, no obstante, que será la comisión de accidentes e incidentes de Aeronáutica Civil de México la instancia que dé a conocer las causas del accidente.

Una niña con quemaduras de primero y segundo grado es el herido de mayor gravedad, mientras que el piloto del avión se encuentra en estado estable después de ser operado en la noche del martes.

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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