La masacre de estudiantes ocurrida el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas de la Ciudad de México y los hechos violatorios de derechos humanos fueron un “crimen de Estado” y como tal será reconocido en el marco de una “reparación simbólica colectiva”.
Lo anterior fue declarado por el titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), Jaime Rochín del Rincón durante el Coloquio Internacional “M68, Ciudadanías en Movimiento”, realizado esta tarde en el Centro Cultural Universitario (CCU) Tlatelolco.
“Fue un crimen de Estado el empleo de francotiradores que dispararon, a fin de crear caos, terror y una narrativa oficial para criminalizar la protesta. Fue un crimen de Estado que continuó más allá del 2 de octubre”, afirmó Rochín.
El reconocimiento de crimen de Estado en contra del movimiento estudiantil del 68 es la más importante de las acciones que prepara el gobierno federal a modo de “reparación colectiva”, entre las que se encuentra la erección de un monumento en el CCU, cuyo piso central plasmará en cemento 400 pares de huellas a cargo de la artista Yael Bartana, mediante lo que Rochín llamó “Intervención Tlatelolco 68-18, Monumento a la Ausencia.”
El titular de la CEAV explicó que “las huellas representan el punto más alto en las versiones sobre el número estimado de estudiantes asesinados en la masacre, creando un espacio que denuncia la ausencia”.
Agregó que la impresión de las huellas se realizará en un evento especial en el que sobrevivientes de la masacre serán invitados a participar.
Rochín del Rincón afirmó que se trata de una resolución de la propia CEAV que también incluye la conformación de un gran acervo digital que será de acceso libre con material escrito, gráfico y auditivo que hará posible la reconstrucción de los hechos.
Tanto el monumento como el acervo serán posibles a través de las iniciativas Colección M68 y Ciudadanos en Movimiento.
Asimismo, habrá pleno reconocimiento del Estado mexicano del derecho de las víctimas a tener acceso a la reparación integral del daño de manera individual, más allá de la existencia de estas medidas de satisfacción de carácter colectivo. Estas últimas tienen fundamento en el reconocimiento del daño a la identidad de los estudiantes, ya que fueron señalados por sus convicciones y, en consecuencia, se generó una polarización en la sociedad.
“Es necesario que se reconozca de manera activa la necesidad de restauración de los hechos, de la verdad y la memoria que tienen las víctimas para reparar los daños y sufrimientos generados”, dijo Rochín, quien añadió que el Movimiento del 68 es un parteaguas en lo relativo a la defensa de derechos humanos.
Por lo anterior, el Estado mexicano reconocerá que la masacre de estudiantes y la represión al movimiento vulneraron derechos individuales y generaron afectaciones hacia una colectividad.
Fuente: Regeneración