La pequeña comunidad de Mexico Beach, ubicada en la costa estadounidense del Golfo de México, era vista como un dechado de la “Vieja Florida”.
Ahora está hecha pedazos.
Azotadas directamente por el huracán Michael, las viviendas de la localidad con una población de 1.190 habitantes quedaron destrozadas o fueron arrancadas de sus cimientos. Los barcos fueron arrojados como si fueran juguetes. Y parecía que había caído una bomba en las calles más cercanas al mar.
Lo que la marejada ciclónica de 2,7 metros (9 pies) no destruyó, lo hicieron los vientos de 250 kilómetros por hora (155 millas por hora).
Ahora, los rescatistas y residentes tienen problemas para llegar a la villa devastada para evaluar la magnitud del daño y buscar a los cientos de personas que se cree se quedaron en sus casas durante el paso de la tormenta.
Mishelle McPherson y su exesposo buscaban a la madre anciana de un amigo el jueves. La mujer vivía en una pequeña casa de ladrillos ubicada a unos 130 metros (150 yardas) de distancia de la costa del Golfo de México y pensó que estaría bien si se quedaba ahí durante la tormenta.
Los funcionarios estatales informaron que 285 personas de la localidad se rehusaron a abandonar la zona antes de la llegada del huracán, pese a que había una orden obligatoria de evacuación.
Un equipo de la Guardia Nacional arribó al área y encontró a 20 sobrevivientes durante la noche. Más equipos de rescate seguían trabajando en la zona el jueves. Se desconocía el destino de muchos otros residentes, señalaron las autoridades.
Humphress, quien pasó la noche en su camioneta sobre un puente cerca de Mexico Beach, dijo que no había visto ningún muerto.
El jueves, los residentes que evacuaron intentaron regresar.
El reverendo Eddie LaFountain, pastor en la Primera Iglesia Bautista de Mexico Beach, fue uno de ellos. Dijo que el lugar era un “destino turístico familiar” que atraía a personas que buscaban paz y tranquilidad en lugar de la atmósfera vacacionista de otras comunidades a lo largo de la franja noroeste de Florida.
La mayoría de los residentes están involucrados en la industria hotelera, agregó. Algunos alquilan casas para turistas, mientras que otros trabajan limpiando las viviendas. Otros son propietarios o trabajan en restaurantes, rentan kayaks o barcos para pescar. LaFountain tiene un negocio de cortar el césped.
Pese a la destrucción masiva, LaFountain dijo que él cree que la mayoría de la gente va a reconstruir lo que se dañó tras el paso de Michael.
“Creo que la gente va a tener un gran corazón y mucha capacidad de recuperación. Los describimos como obstinados y testarudos. Creo que regresarán”, señaló LaFountain durante una entrevista telefónica mientras manejaba rumbo a Mexico Beach.
Vanguardia