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Nace la primera bebé del útero transplantado de una mujer muerta

Cada vez es más común escuchar historias de mujeres que por razones genéticas o de salud sufren infertilidad, sin embargo, la ciencia avanza a pasos agigantados para solucionar el problema que puede poner en jaque a las parejas que desean tener hijos.

De entre las mujeres que presentan alguna deficiencia de fertilidad, una de cada 500 tiene alguna anomalía uterina congénita o derivada de lesiones o infecciones. Esto hace que la fecundación in vitro, que es uno de los métodos más comunes para lograr un embarazo, se vuelva una opción poco viable pues los embriones no logran implantarse de manera exitosa.

Para estas mujeres, el transplante de útero se convirtió en una opción en septiembre de 2013 cuando en Suecia nació un bebé gracias a este método. A partir de entonces, se ha intentado repetir el procedimiento en 38 ocasiones más, pero sólo 10 veces ha habido éxito.

Por la alta tasa de fracasos, en los últimos años, la técnica se ha repetido haciendo uso de úteros donados por mujeres fallecidas; en total se registraron 10 casos que no lograron llegar a un término exitoso.

Sin embargo, hace unos días una noticia dio una nueva esperanza. El sitio The Lancet informó que en Sao Paulo, Brasil, nació un niña gestada gracias a un transplante con una donante sin vida; ella es la primera en lograr llegar al mundo con el innovador método.

La niña y su madre de 32 años se reportaron sanas y hoy, la pequeña tiene ya siete meses.

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Periodista estadounidense sobrevive seis días en un parque nacional de Noruega comiendo pasto y bebiendo su propia orina

Lo que comenzó como una excursión solitaria para admirar uno de los glaciares más imponentes de Noruega terminó convertido en una odisea de supervivencia. Alec Luhn, periodista especializado en temas climáticos y con amplia experiencia en actividades al aire libre, pasó seis días atrapado en el Parque Nacional Folgefonna después de caer por una ladera y sufrir múltiples fracturas.

El accidente ocurrió el 31 de julio, en el primer día de lo que sería una caminata de cuatro jornadas hacia Breidablikkbrea, uno de los glaciares más grandes del país. Su esposa había regresado a Inglaterra, confiada en que no tendría noticias de él hasta el 4 de agosto, fecha de su vuelo de regreso. Esa circunstancia retrasó el aviso de desaparición y prolongó la espera.

Mientras ascendía por un sendero, Luhn notó que la suela de su bota izquierda comenzaba a despegarse, pero decidió continuar. Más tarde, al intentar avanzar hacia otro valle, resbaló y se precipitó montaña abajo. El golpe contra una roca le provocó fracturas en el fémur, la pelvis y varias vértebras, además de lesiones en la cabeza y las manos. Inconsciente por un tiempo, al despertar comprendió la gravedad: sin teléfono, agua ni movilidad, debía resistir hasta que alguien advirtiera su ausencia.

Durante esos días, sobrevivió gracias a los pocos alimentos que conservaba en su mochila, además de musgo y pasto. Ante la falta de agua, recurrió a medidas extremas: bebió su propia orina en pequeñas dosis y hasta la sangre de una ampolla en su mano. Más tarde, la lluvia le permitió recolectar gotas en su saco de dormir, aunque la humedad terminó provocándole hipotermia y, con el paso de las horas, severas congelaciones en los pies.

El 4 de agosto su esposa, Veronika Silchenko, reportó su desaparición desde Brighton, al sur de Inglaterra. Equipos de rescate noruegos iniciaron la búsqueda, dificultada por la lluvia y la niebla. Luhn llegó a pensar que no saldría con vida. Finalmente, el 6 de agosto fue localizado y trasladado a un hospital en Bergen.

Los médicos confirmaron que, además de las fracturas, padecía daño severo por congelamiento, pero su pronóstico es favorable y se espera una recuperación completa. Desde la cama del hospital, Luhn confesó que lo sostuvo el pensamiento de su familia: “Pasé mucho tiempo reflexionando en lo absurdo que era morir por querer hacer una caminata alrededor de un glaciar. Estar atrapado ahí me hizo ver claramente qué lamentaría si no sobrevivía”.

Silchenko, también periodista, asegura que nunca dudó de la fortaleza física y mental de su esposo. Aun así, bromeó con una condición inquebrantable: “Estoy segura de que volverá a caminar en las montañas, pero solo ya no. Está oficialmente vetado de las excursiones en solitario”.

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