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Dan 40 años en prisión al autor de ataques terroristas en Nueva York

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Un tribunal condenó hoy a 40 años de prisión al ciudadano canadiense Abdulrahman el Bahnasawy acusado de planear ataques terroristas en la ciudad de Nueva York durante el verano de 2016 en nombre del grupo terrorista Estado Islámico (EI).

Según un comunicado del Departamento de Justicia, una vez recupere su libertad, El Bahnasawy, de 20 años, permanecerá vigilado el resto de su vida.

Junto al sentenciado, las autoridades acusaron a otras dos personas Talha Haroon, estadounidense de 20 años residente en Pakistán, y Rusell Salic, filipino de 38 años.

En la nota se asegura que El Bahnasawy se declaró culpable en octubre de 2016 de siete cargos.

Planeó la detonación de bombas en Times Square y en el sistema de metro de Nueva York, así como disparar a civiles en salas de conciertos», dijo el asistente del fiscal general para asuntos de seguridad nacional, John C. Demers.

Según la Fiscalía, el acusado y sus socios pretendían hacer «el siguiente 11 S», en referencia a los atentados contra las torres gemelas del 11 de septiembre de 2001.

Comunicándose a través de aplicaciones de mensajería de internet, estos tres hombres supuestamente planificaron llevar a cabo ataques con bomba y tiroteos en zonas de la ciudad de Nueva York densamente pobladas, durante el mes de Ramadán de 2016 en nombre del EI, apunta el comunicado del Departamento de Justicia.

El Bahnasawy, concreta el texto, compró materiales para fabricar bombas y fue arrestado el 21 de mayo de 2016 tras viajar de Canadá a EE.UU. para llevar a cabo los ataques.

Haroon, por su parte, que estaba en contacto con El Bahnasawy, fue arrestado en Pakistán en septiembre de 2016 y está a la espera de ser extraditado a Estados Unidos.

Por último, Salic facilitó medios económicos de cara a la operación y fue detenido en abril de 2017 en Filipinas, donde también está a la espera de una extradición.

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Los retos de la Inteligencia Artificial ante un verano muy caliente

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El término “invierno de la inteligencia artificial” fue introducido por Roger Schank y Marvin Minsky en 1984, en la convención anual de la Asociación Norteamericana de Inteligencia Artificial (AAAI).

En ese encuentro advertían acerca de un probable estancamiento en el ámbito de la IA, caracterizado por una merma en el financiamiento y el entusiasmo hacia esta disciplina. La metáfora vino inspirada por el “invierno nuclear” del que se hablaba durante la Guerra Fría ante el riesgo de ataques con bombas atómicas, para ilustrar un periodo de declive, luego de una etapa de elevadas expectativas, respecto a las capacidades de la inteligencia artificial.

Cambio de narrativa

La revolución de la inteligencia artificial(IA) está marcando un antes y un después en diversas actividades profesionales, redefiniendo roles y automatizando ciertas funciones, particularmente aquellas caracterizadas por su repetitividad o la gestión de extensos volúmenes de datos.

Un informe del Departamento de Educación del Gobierno británico publicado a finales de 2023 evaluaba los posibles efectos de la IA en el mercado de trabajo de Reino Unido, señalando las debilidades de algunos puestos de trabajo. Algunos ejemplos que se encuentran en la línea de fuego de esta transformación tecnológica son: analistas de datos, periodistas, personal de back office, agentes bursátiles y traders, auditores y contables, consultores y analistas económicos, asesores financieros y analistas de riesgos financieros, entre otros.

IA y enriquecimiento global

McKinsey Global Institute ha examinado el impacto de la inteligencia artificial en campos como la economía y las finanzas, con un enfoque particular en su influencia en el ámbito laboral.

Los resultados de la investigación sugieren que, a pesar de los desafíos asociados con su adopción y absorción, la IA tiene el potencial de generar una actividad económica adicional a nivel global de entre 2,6 y 4,4 miles de millones de dólares anuales. Por ejemplo, el PIB español en 2021 fue de 1,4 mil millones de dólares. Esto aumentaría a nivel global el impacto de la inteligencia artificial en la economía entre un 15 y un 40 %.

El panorama de la IA ha experimentado un cambio significativo en los últimos años, con un marcado incremento tanto en su adopción como en la inversión por parte de las organizaciones. Desde 2017, la implantación de la IA se ha duplicado y actualmente más de la mitad de las empresas dedican más del 5 % de sus presupuestos para digitalización a esta tecnología.

Valor añadido e innovación

Ante el imparable avance de la inteligencia artificial, es momento de encarar la realidad: la entrada de la inteligencia artificial a las empresas afectará al trabajo de las personas, que deben reinventar su lugar en el mercado de trabajo.

Hay que evitar la llegada del “invierno del trabajo”: la formación de valor añadido y la habilidad de pensar de manera innovadora, lo que llaman “pensar fuera de la caja”, ya no son meros complementos sino requisitos indispensables para no verse relegados en sus funciones.

La innovación y la ética deben ir de la mano en este nuevo escenario, pero, sin una dosis de creatividad y aporte único, el desarrollo humano y el crecimiento profesional corren el riesgo de estancarse.

Este cambio de paradigma no admite términos medios: o los trabajadores se mantienen evolucionando constantemente o se quedarán atrás.

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