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En enero subirán las tarifas eléctricas en industrias y comercios

Las tarifas eléctricas para el sector industrial, de servicios y comercio, subirán 0.41% a partir del 1 de enero de 2019, mientras que no habrá alzas para los sectores domésticos y agrícolas, informó la Comisión Reguladora de Energía (CRE).

En un comunicado, el regulador informó que seguirá vigente la misma metodología para calcular tarifas finales de suministro básico en enero que aplica la CFE, lo que se traduce en un aumento poco significativo. Y advirtió que mensualmente se actualizará la tarifa para 2019.

Si bien no hay alzas, durante el año los usuarios de tarifas de media y alta tensión a través de la Confederación de Cámaras Industriales y de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco) advirtieron de incrementos de 15%, 30%, 75%, 130% y en casos extraordinarios de 300%.

No obstante, la CRE afirmó: “Las tarifas finales de suministro básico para los usuarios de los sectores industrial, de servicios y comercial, que representan 10% de los usuarios, observarán un alza de 0.41% en la tarifa media de enero de 2019, es decir, no tendrán aumentos significativos respecto a diciembre de 2018.”

Esta reducción de 15% en las tarifas eléctricas durante diciembre se logró tras más de medio año de pláticas entre el gobierno federal, reguladores y el sector privado que pidieron hacer ajustes ante los altos aumentos tarifarios.

El 1 de noviembre de 2018, la CRE anunció que bajaría el cargo de generación y eso se traduciría en una baja de 2% en noviembre de las tarifas eléctricas para media y alta tensión, y notificó que en diciembre disminuirían entre 12% y 17%.

En este nuevo comunicado, el organismo afirma que al mantenerse la metodología de cálculo la afectación es mínima para la industria y que “no impacta a sectores doméstico y agrícola, que representan 90% restante de los usuarios.”

Juárez

Crece la indignación: rechazan nuevo muro fronterizo entre México y EU

Ciudad Juárez.– Con maquinaria pesada, barras de acero de más de 30 metros de altura y bajo un operativo federal acelerado, el gobierno de Estados Unidos inició esta semana la construcción de un nuevo muro secundario en la frontera con México, en el tramo que conecta Nuevo México con Ciudad Juárez. La medida, que forma parte de un ambicioso plan impulsado por el presidente Donald Trump, ha generado fuerte rechazo en ambos lados de la frontera.

El padre Javier Calvillo, párroco de la comunidad Mater Dolorosa y defensor de los derechos de los migrantes, cuestionó la lógica de un país “construido por migrantes” que ahora decide levantar más barreras. “Por mucho que pongas buenos muros, púas o las bolas esas, nunca vas a poder detener la migración. El migrante siempre encontrará el camino”, sentenció.

El muro, de 11 kilómetros de largo y con una estructura paralela a la ya existente, forma parte de una serie de refuerzos fronterizos en puntos estratégicos como San Diego, Yuma, Tucson, El Paso y el Valle del Río Grande. Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), más de 137 kilómetros de muro están en construcción o en fase de planeación, todo bajo un ritmo acelerado desde que Trump asumió su segundo mandato en enero.

Calvillo advirtió que este tipo de políticas no frenan el flujo migratorio, sino que lo desvían hacia rutas más peligrosas y mortales. Además, denunció el incremento de redadas migratorias en California, que no respetan ni templos ni hospitales, calificándolas como una “flagrante violación a los derechos humanos”.

En respuesta a esta ofensiva antimigrante, la Iglesia Católica se prepara para conmemorar la 110 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado con un llamado claro: “Construyamos puentes, no muros”. El sacerdote destacó que Estados Unidos ha sido históricamente uno de los países que más se ha beneficiado del trabajo de los migrantes, tanto en el campo como en la construcción y servicios, por lo que pidió a las naciones abrirse a “la riqueza humana, económica y laboral” que representan.

El nuevo muro llega acompañado de un presupuesto récord: más de 46 mil millones de dólares destinados a seguridad fronteriza, triplicando lo invertido durante el primer mandato de Trump. Una cifra que para muchos simboliza no seguridad, sino división.

El debate sobre la migración en América del Norte vuelve a encenderse, mientras miles de personas siguen apostando su vida por cruzar una frontera que, ladrillo tras ladrillo, se vuelve más hostil.

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