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Gana Obama tercer debate: Analistas

La política hacia Oriente Medio, Irán y Libia fue el eje de choques entre el presidente Barack Obama y el aspirante presidencial republicano Mitt Romney en el tercer y último debate de la campaña electoral 2012.

El debate presentó a un Romney que demandó el ejercicio de un liderazgo estadunidense en el mundo ejemplificado por propuestas de “poner gobiernos favorables a nosotros” en Siria o Libia, y a un Obama que se esforzaba por presentar su gobierno como uno que ejerció racionalmente el poderío estadunidense en momentos particularmente confusos, pero también en subrayar las contradicciones en que ha caído Romney.

“Hace cuatro años usted decía que no debíamos remover cielo y tierra por un solo hombre”, dijo Obama en relación con la muerte del líder extremista Osama bin Laden, líder del grupo Al-Qaeda, responsable de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Pero Romney insistió en que la muerte de Osama no había puesto fin al terrorismo y demandó una mayor acción estadunidense en ese sentido.

Obama buscó recordar en todo momento que como Presidente de Estados Unidos es el Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y responsable de la política exterior.

El debate era considerado como de vital importancia para los dos, una situación sin precedente para la política exterior estadunidense en los últimos 40 años, toda vez que ocurrió cuando los dos aspirantes se encuentran esencialmente empatados en las encuestas de opinión y trabados en la media docena de estados que se cree definirán la elección.

La discusión, a veces agitada, puso de relieve una serie de
coincidencias, si bien divergentes en detalles sobre cómo llevarlas adelante.

Algunos quisieron ver un importante cambio en las posiciones de Romney hacia posiciones más centristas y el hecho es que si bien Obama no barrió con Romney, salió adelante con más facilidad que en el segundo debate.

En ese marco, Romney señaló, por ejemplo, que desde el primer día colocaría a China como un país manipulador de divisas y responsable de robar propiedad intelectual, mientras Obama aseguró que su gobierno ha interpuesto más demandas internacionales contra China por infringir las reglas de comercio.

Para los dos, se trata de asegurar que China sea un aliado, no un competidor que abuse de las reglas.

En ese sentido, Obama acusó a Romney de proponer políticas que iniciarían una guerra comercial y enviarían trabajos al extranjero, en un poco sutil recordatorio de las políticas seguidas por la empresa Bain Capital, que
Romney dirigió en los 80 y que en algunos casos, al adquirir empresas para revitalizarla, enviaba su cadena productiva al exterior.

El debate mostró a un Romney que desde un inicio atacó los que consideró como puntos débiles de la política exterior estadunidense, de los problemas de seguridad en Libia –que según él llevaron a la muerte del embajador Chris Stevens– a la situación en Siria e Irán, y lo que denunció como un alejamiento respecto a Israel.

De hecho, una de las sorpresas fue el ataque que Romney lanzó contra la política “belicista” de Obama en Libia. “No podemos matar nuestra salida de Libia”, dijo.

Romney señaló que la mejor manera de asegurar un mundo en paz es a través de la fuerza estadunidense, tanto en lo militar como lo económico, y lamentó lo que consideró como la pérdida de poder y de influencia por la imagen de un país debilitado por una gigantesca deuda y recortes militares.

“América tiene la responsabilidad de defender libertades y principios como libertad de expresión, de religión…”, subrayó Romney, que insistió en que para lograrlo, “Estados Unidos debe se fuerte”.

Pero el punto provocó una de las mejores respuestas de Obama durante la noche.

Tras escuchar a Romney proponer un incremento en los barcos de la armada y asegurar que la capacidad militar estadunidense estaba disminuida a niveles de hace 60 años, Obama subrayó que no sólo hay menos portaaviones, sino también menos caballos y bayonetas.

En otra parte del debate, Romney apuntó que espera incrementar el comercio de Estados Unidos con el mundo, y en ese sentido consideró que “América Latina es una enorme oportunidad…”, al recordar que la economía de la región es igual a la de China y nadie
le hace caso.

Obama no se concretó a defender el historial de lo hecho por su gobierno, sino que criticó las posiciones de Romney, sin dejar de apuntar las que definió como inconsistencias y aparentes contradicciones en las propuestas y lo que dijo previamente.

Dan por ganador a Obama

Las primeras encuestas surgidas al término del tercer debate dieron como ganador al presidente Barack Obama.

El sondeo de la cadena CNN, que tiene un margen de error de 4.5 por ciento, señala que 48 por ciento de quienes vieron el debate celebrado en la Universidad Lynn de Boca Ratón creen que ganó Obama, mientras 40 por ciento se decanta por Romney.

Mientras, otra encuesta de la cadena CBS realizada entre 521 votantes indecisos otorga una victoria más amplia al demócrata, con 53 por ciento que considera que Obama lo hizo mejor, 23 por ciento favorable a Romney y 24 por ciento que opina que hubo un empate.

El margen de error del sondeo de CBS es de más menos 4 puntos porcentuales.

Según las encuestas de CNN y CBS, Mitt Romney ganó el primer debate presidencial que se realizó el 3 de octubre en Denver, Colorado.

Ambas cadenas dieron como ganador a Obama del segundo debate de la semana pasada.

Se disputan el voto de cubanos

Hace 12 años Florida era el centro de una batalla electoral que acabó por resolverse en la Suprema Corte de Justicia y dio los votos electorales de este estado a George W. Bush por un margen de 530 sufragios sobre más de diez millones emitidos.

Hoy no son pocos los analistas que creen posible que ese escenario se repita. De hecho, la aparente competitividad de los actuales comicios hace que cada grupo de votantes tenga una importancia crítica y ninguno ha sido más publicitado que los latinos, un grupo que en Florida tiene y ha tenido un papel especial.

De hecho, hace más de 30 años que los cubanos forman el grupo latino dominante en Florida y sus temas, en especial la relación con Cuba, es el eje de su relación con el Partido Republicano.

De hecho, los cubanos han sido por décadas la excepción en una comunidad hispano-estadunidense donde también hay un masivo acercamiento hacia los demócratas.

 

A cambio, son el sector hispano que tal vez ha logrado mayor influencia en su entorno. Senadores, diputados, gobernadores, alcaldes… los cubano-estadunidenses tienen además en conjunto el mayor nivel socioeconómico entre los latinos.

Entre los legisladores cubano-estadunidenses que están o han sido importantes para los republicanos están el ex senador y ex gobernador Bob Martínez, los diputados Lincoln Díaz Balart e Iliana Ros-Lehtinen, pero hay también un proceso de descomposición de una comunidad que sufre a su vez el paso del tiempo y donde el anticastrismo que la dominó por décadas disminuye cada vez más y, de hecho, hoy se estima que 70 por ciento de la comunidad no desea el retorno a la isla.

Pero aunque es parte del presente, los cambios demográficos hacen que una de las principales características de la actual campaña en Florida es que republicanos y demócratas, los dos candidatos, se disputan el voto latino con tanta ferocidad como se pelean el voto anglosajón.

Y si Florida es el “prototipo” del “estado columpio”, como el cuarto de mayor población en Estados Unidos, la población hispana parece seguir ese ejemplo aunque al menos por ahora parezca cada vez más apegada a los demócratas.

Los republicanos mantienen la lealtad de los cubanos, que constituyen un tercio del voto latino en el estado, mientras los demócratas afiliados son tal vez alrededor de 38 por ciento, pero con los indecisos son una considerable mayoría, en especial debido a la llegada de puertorriqueños, pero también por la influencia de otros grupos, como sudamericanos, centroamericanos y migrantes de origen mexicano.

Los latinos constituyen 13.5 por ciento de los 11.4 millones de votantes registrados en el estado, y de ellos 463 mil están registrados como republicanos, mientras 592 mil se declaran demócratas. Pero hay al menos 400 mil votantes más que no están afiliados.

Y de la misma forma que los latinos registrados como demócratas son una mayoría cuando están en alianza con los independientes, la verdad es que eso mismo es el caso cuando los hispanos indecisos se agrupan con los latinos registrados como republicanos.

El hecho es que hace cuatro años, Barack Obama ganó este estado con 51 por ciento contra 48 del republicano John McCain, pero en cuanto al voto hispano, 57 por ciento sufragó por el ahora Presidente y 43 por ciento favoreció al republicano.

El cambio se deja sentir ya en la elección presidencial de 2008, pero apenas comienza a reflejarse en la composición política del estado, donde la pujanza de la comunidad cubano-estadunidense, fundada en gran medida por los migrantes anticastristas, representa sin embargo una ventaja por las posiciones políticas, económicas y sociales ya escaladas.

Los cubanos se concentran en Miami, donde hay también una creciente población de otros latinoamericanos. Pero el mayor crecimiento de los hispanos se da en lo que en Florida se define como el “corredor I-4”, una región en el centro del estado que incluye entre otras a las ciudades de Orlando, Tampa, y de hecho, agrupa a 45 por ciento del electorado floridano.

En ese sentido, no fue accidente que los republicanos seleccionaran a Tampa como sede para su Convención Nacional de este año.

Era una oportunidad tanto para hacer presencia y cortejar a lo que geográfica y políticamente es el centro de la península de Florida, entre los bastiones demócratas del sur y la fortaleza republicana conservadora del norte.

La oportunidad no fue bien aprovechada, al menos por la evidencia a nivel nacional, pero el hecho es que por lo menos pareció cumplir con las expectativas de los hispanos conservadores de Florida, que pudieron atestiguar la prominencia de Marco Rubio, el juvenil senador de origen cubano que hoy por hoy está considerado como una de las figuras más promisorias entre los republicanos.

Tampoco lo es que Jeb Bush, ex gobernador de Florida y uno de los copresidentes de la organización de liderazgo hispano, se encuentre entre los que consideran que los republicanos deben acercarse a los latinos y dejar de decir tonterías.

Candidatos, empatados a dos semanas de elección

El mandatario Barack Obama y su rival republicano Mitt Romney se encuentran empatados en las preferencias electorales rumbo a los comicios presidenciales del 6 de noviembre.

Según la encuesta realizada por el diUario The Washington Times y la firma Zogby, Obama tiene 49.7 por ciento de las preferencias frente a 47.3 por ciento de Romney, mientras 3 por ciento se dijo indeciso.

La ventaja de Obama entra en el margen de error de 3.5 por ciento de la encuesta, realizada a 800 estadunidenses el fin de
semana.

En tanto, un sondeo de la cadena NBC y el diario The Wall Street Journal muestra que tanto Obama como Romney reciben 47 por ciento de intención de voto entre las personas dispuestas a votar.

Por su parte, la encuesta de NBC y el portal Politico.com le da ventaja a Romney con 49 por ciento frente a 47 por ciento que le concede a Obama.

Otro sondeo de la Universidad George Washington y Politico.com le concede 49 por ciento a Romney y 47 por ciento a Obama.

En lo que respecta al voto por estados, Florida parece inclinarse por Romney, según los sondeos, pero el republicano necesita otros estados clave para asegurar su victoria.

Ohio, un estado del centro del país con importante peso en el colegio electoral, que es el que dirime la Presidencia estadunidense, está en manos de Obama, que ganaría con 50 por ciento de los votos frente al 45 por ciento de Romney, según un sondeo de CBS y la Universidad Quinnipiac.

Latino Decisions, una firma que viene realizando un sondeo semanal entre hispanos a nivel nacional desde septiembre, confirmó la gran tendencia en favor de Obama.

Sin embargo, la encuesta de la Universidad de Suffolk señala un empate con 47 por ciento entre ambos mandatarios.

Obama mantiene apoyo latino

En lo que respecta al voto de los latinos, Obama mantiene la mayoría de las preferencias, según una encuesta realizada por Telemundo y NBC News y el diario The Wall Street Journal.

En este sondeo, 70 por ciento de los probables votantes latinos sufragaría por Obama y 25 por ciento lo haría por Romney.

Aun así, la encuesta revela una pequeña mejora de Romney entre los latinos, ya que el mes pasado los porcentajes para ambos eran de 71 y 21 por ciento, respectivamente.

La encuesta se llevó a cabo entre el 17 y 20 de octubre pasados en dos partes: la primera se hizo entre 300 votantes registrados y tiene un margen de error de 5.66%, mientras que la segunda parte se hizo entre 210 probables votantes y tiene un margen de error de 6.76 por ciento.

 

Logran el apoyo de medios

Tanto el presidente y candidato demócrata a la reelección, Barack Obama, como el aspirante republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney, están recibiendo en esta recta final de la campaña el apoyo de influyentes periódicos estadunidenses.

Unos de los últimos en pronunciarse han sido Tampa Bay Times, de Florida, The Denver Post, de Colorado y Philadelphia Inquirer, de Pennsylvania, que se han posicionado a favor de una victoria de Obama en las elecciones del próximo 6 de noviembre.

Los Angeles Times, en su editorial del domingo, elogió el “firme liderazgo” de Obama y dijo que “merece un segundo mandato”.

“Él (Obama) se ha enfrentado a dos guerras heredadas y la recesión más profunda desde la Gran Depresión”, dice el rotativo.

Mientras, Romney ha recibido el respaldo del Orlando Sentinel, de Florida, New Hampshire Union Leader, de New Hampshire, Las Vegas Review-Journal, en Nevada, y Columbus Dispatch  de Ohio.

No todos los apoyos son igual de importantes, como subraya ayer en un análisis The Wa-shington Post, que se decantó por Obama en 2008 y todavía no ha desvelado su apuesta para estas elecciones.

Tener de su lado a The Denver Post o Tampa Bay Times es importante para Obama porque son cabeceras con peso en áreas indecisas de estados claves como Colorado y Florida.

Lo mismo sucede en el caso de Romney con el apoyo del Orlando Sentinel y el Columbus Dispatch.

Muy pocos periódicos han cambiado de parecer con respecto a sus apoyos de 2008. Orlando Sentinel y Reno Gazette-Journal, de Nevada, preferían a Obama hace cuatro años y ahora, sin embargo, se han inclinado hacia Mitt Romney.

Todavía hay varios diarios importantes que no han expresado sus preferencias a dos semanas de las elecciones, como The New York Times, con una tirada dominical de más de 2 millones de ejemplares y que respaldó a Obama en 2008.

 

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Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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