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Resto del mundo

Walmart dejará de vender cigarros a menores de 21 años

Walmart anunció el miércoles que subirá a 21 años la edad mínima para comprar productos de tabaco y cigarrillos electrónicos en sus tiendas de Estados Unidos, en medio de la presión ejercida por los reguladores para reducir las ventas y el uso del tabaco entre los menores de edad.

La mayor cadena de tiendas minoristas del mundo también dijo que dejará de vender los cigarrillos electrónicos con saborizantes de frutas y postres, que los críticos han dicho que pueden enganchar a los adolescentes para vapear.

Las nuevas reglas entrarán en vigor en julio de este año en todas sus 5.300 tiendas de Estados Unidos, incluidas sus tiendas de almacén Sam’s Club. Anteriormente, la edad mínima para comprar esos productos era de 18 años, con excepción de ciertos estados donde la mayoría de edad es de 21.

Hace unos meses, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) puso a Walmart y a otras 14 tiendas minoristas sobre aviso por vender productos de tabaco a menores. Otra tienda de la lista, el operador de farmacias Walgreens, dijo el mes pasado que aumentaría su edad mínima para las ventas de tabaco a 21 años en septiembre.

Así forcejaron por televisiones de mil pesos en Walmart

En una carta dirigida a la FDA el miércoles, Walmart dijo que realizará sus propias evaluaciones este año para garantizar que los menores no puedan comprar productos de tabaco en sus tiendas. La compañía agregó que volverá a capacitar a los empleados que no cumplan con las pruebas.

Incluso una sola venta a un menor es mucho, y tomamos muy en serio nuestras responsabilidades en este sentido”, dijo John Scudder, director de ética y cumplimiento de normas de Walmart, en una publicación en su blog.

Excelsior

Resto del mundo

Colapsa el Louvre por huelga: trabajadores paralizan el museo más visitado del mundo por turismo excesivo y abandono oficial

El Louvre, emblema cultural de Francia y cuna de obras maestras universales como la Mona Lisa y la Venus de Milo, cerró abruptamente sus puertas este lunes debido a una huelga espontánea de su propio personal, que denuncia una crisis estructural alimentada por el turismo masivo, el abandono estatal y condiciones laborales insostenibles.

Miles de turistas —algunos con boletos en mano desde hace meses— quedaron varados frente a la icónica pirámide de cristal, sin explicaciones claras, formados bajo el sol parisino. La imagen fue impactante: el museo más famoso del planeta, paralizado por los mismos trabajadores encargados de proteger y compartir su patrimonio con el mundo.

«Es el gemido de la Mona Lisa aquí afuera», dijo con ironía Kevin Ward, un visitante estadounidense. «Miles esperando, sin comunicación. Supongo que hasta ella necesita un descanso».

El paro surgió sin aviso, en medio de una reunión rutinaria entre trabajadores de galería, seguridad y venta de boletos, quienes decidieron no tomar sus puestos como forma de protesta ante lo que definen como una situación “inaguantable”. Denuncian afluencias desbordadas, plantillas insuficientes y un desgaste físico y emocional permanente.

A pesar de que el presidente Emmanuel Macron anunció en enero un ambicioso plan de renovación por hasta 800 millones de euros, el personal del Louvre afirma que los problemas son actuales y urgentes. “No podemos esperar seis años para tener ayuda”, afirmó Sarah Sefian, una de las trabajadoras en huelga. “No se trata solo del arte, se trata de las personas que lo cuidan”.

El museo recibió 8.7 millones de visitantes el año pasado, más del doble de lo que su infraestructura puede tolerar. La sala donde se exhibe la Mona Lisa recibe a diario unas 20,000 personas, muchas de ellas empujadas a tomar una selfie rápida sin siquiera mirar las otras obras maestras que la rodean. “No ves un cuadro, ves celulares y empujones”, lamentó una turista coreana.

El proyecto anunciado por Macron —bautizado como «Nuevo Renacimiento del Louvre»— contempla una nueva entrada por el río Sena, una sala dedicada exclusivamente a la Mona Lisa y boletos con horario asignado. Sin embargo, los trabajadores critican que, mientras se planean reformas para dentro de una década, las subvenciones operativas del museo se han reducido más de 20% en diez años.

“No nos parece bien que el presidente venga a dar discursos aquí, mientras por dentro el museo se está cayendo”, dijo Sefian.

En una nota interna filtrada, la presidenta del Louvre, Laurence des Cars, reconoció que el edificio ya no es completamente hermético, que las fluctuaciones de temperatura amenazan las obras y que los servicios básicos para visitantes —como baños, áreas de descanso y señalización— no cumplen estándares internacionales.

La crisis del Louvre coincide con protestas contra el turismo descontrolado en toda Europa. Este fin de semana hubo manifestaciones en Mallorca, Lisboa y Venecia, donde miles de residentes salieron a las calles a denunciar el impacto del turismo sobre la vida cotidiana. En Barcelona, incluso, activistas usaron pistolas de agua contra los visitantes.

A pesar de la huelga, algunos trabajadores del Louvre podrían permitir el acceso limitado a una “ruta de obras maestras” este mismo lunes. El museo cerrará el martes, como es habitual, y se espera que el miércoles se reanuden las operaciones con normalidad, aunque todo dependerá de los avances en las negociaciones.

Por ahora, el Louvre, símbolo del arte y la historia humana, se ha convertido también en un símbolo del colapso de un modelo turístico que, sin límites ni responsabilidad institucional, amenaza con rebasar incluso los cimientos de la cultura más sagrada.

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