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México

Sargazo asesino: mata a 72 especies en costas de México

Alerta roja. Desde 2018 han aparecido muertos en las costas del Caribe mexicano ejemplares de 72 especies, principalmente peces, pero también crustáceos y otros animales, a causa del sargazo, informaron especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La mortalidad estaría relacionada con la descomposición de las mencionadas algas, que generaría un deterioro de la calidad del agua que acabaría afectando a otros seres vivos, indicó Rosa Elisa Rodríguez, investigadora en la unidad académica de la UNAM en Puerto Morelos, en el suroriental estado de Quintana Roo, en conferencia de prensa.

«Esta situación se comenzó a observar de forma masiva a partir del pasado verano», aseguró Rodríguez, quien pidió tranquilidad a la ciudadanía ya que «no es un alga tóxica» para el ser humano.
Sin embargo, el sargazo también afectaría a otras especies del ecosistema, ya que «los arrecifes coralinos y los pastos marinos» estarían sufriendo el paso del alga, indicó Brigitta van Tussernbroek, investigadora del Laboratorio de Pastos Marinos en Puerto Morelos.

Por ello, se está trabajando en la cuantificación del problema, una labor en la que han recibido el apoyo de los hoteles de la zona, «que limpian la playa a diario».

De hecho, en 2018 se obtuvo por primera vez información completa del volumen del sargazo que está llegando anualmente hasta las playas del municipio de Puerto Morelos.

Se juntaron ese año 275.000 metros cúbicos del alga en apenas seis kilómetros de playa. «Si esto lo extrapolamos a todo el municipio, que tiene 17 kilómetros de litoral, supuso casi 800.000 metros cúbicos», una cifra que se correspondería con unas 300 piscinas olímpicas, señaló Rodríguez.

Pero el problema del sargazo «no se trata de una cuestión local de las costas mexicanas, ya que abarca a todo el Caribe e, incluso, al Atlántico Ecuatorial», apuntó Jorge Zavala Hidalgo, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, en Ciudad de México.

Entre las condiciones que pueden estar influyendo en la proliferación actual del sargazo se hallan la temperatura del mar, el incremento de la evaporación frente a la precipitación, así como la contaminación de las aguas.

Sin embargo, «no sabemos con certeza» si situaciones como la que está viviendo la costa caribeña «se repetirán o son esporádicas», señaló Raúl Aguirre, del Instituto de Geografía de la UNAM.

Por ello se están empleando diversas tecnologías para analizar el problema, como imágenes de satélite para realizar un monitoreo de la evolución de la mancha de sargazo.

En cuanto a la instalación de barreras marinas, «pueden ser muy efectivas para contener el alga y facilitar su recolección», señaló Van Tussernbroek, así como para «proteger playas muy sensibles en términos ecológicos y económicos».

Pero se trata de una medida muy costosa y que requiere un mantenimiento constante, ya que el sargazo que se retiene en las mismas debe ser recogido periódicamente.

Además, «es imposible poner barreras en 400 kilómetros», que es el espacio en que se extienden los ecosistemas de Quintana Roo, por lo que estas infraestructuras sólo pueden constituirse como «una solución local».

En consecuencia, y según Van Tussernbroek, el del sargazo es un reto multisectorial, que tiene que ser abordado tanto por el sector académico como por los diferentes niveles de la administración -municipal, estatal y federal- y por las empresas privadas, que también se ven afectadas.

El sargazo se origina en el Mar de los Sargazos, en el océano Atlántico, entre las costas de Estados Unidos y Europa.

Sin embargo, desde hace más de un lustro se desprendió una gran porción de este y se ubicó entre las costas de África y Brasil, desde donde las corrientes marinas lo trasladan hacia el Caribe.

En términos económicos, hace algunos meses Van Tussenbroek reveló que los hoteles de Quintana Roo gastaron el año pasado alrededor de un millón de pesos (unos 52.089 dólares) al mes para retirar el sargazo de las playas.

Excelsior

México

Grupo Indi, contratista consentido de la 4T, detrás del tramo del Tren Maya donde ocurrió el descarrilamiento

El reciente descarrilamiento registrado este martes en el Tramo 3 del Tren Maya, entre Campeche y Yucatán, ha vuelto a colocar bajo la lupa a Grupo Indi, uno de los consorcios más favorecidos por los gobiernos de la llamada Cuarta Transformación.

La empresa no es ajena al poder político. Con Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, en 2004 obtuvo un contrato millonario para construir parte del segundo piso del Periférico. Desde entonces, su presencia en la obra pública ha sido constante y en ascenso.

Entre 2015 y 2021, las distintas filiales de Grupo Indi acumularon al menos 50 contratos con un valor superior a 56 mil millones de pesos.

En 2020, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) le asignó la construcción del Tramo 3 del Tren Maya, de 159 kilómetros, mediante el consorcio Azvindi Ferroviario, creado en sociedad con la empresa española Azvi. Fue precisamente en este tramo donde se produjo el accidente de esta semana.

Ese consorcio adquirió el balasto —material esencial para la estabilidad de las vías— a intermediarios y empresas ligadas a Amílcar Olán, amigo cercano de los hijos del entonces presidente López Obrador.

El alcance de Grupo Indi dentro del Tren Maya no se limitó a ese tramo. En 2021 también participó en el Tramo 5 norte, en conjunto con otras compañías, y obtuvo un contrato de más de 36 mil millones de pesos para la compra de trenes y sistemas ferroviarios.

Bajo la gestión de Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México, la constructora tuvo presencia en proyectos como el Cablebús, los centros de recreación Pilares, el Tren Interurbano México-Toluca y la ampliación de la Línea 5 del Metrobús.

Además, su filial GAMI Ingeniería e Instalaciones recibió en 2022 contratos por más de 3 mil millones de pesos para obras en dos líneas del Cablebús y en el Tren Interurbano.

El respaldo a la empresa también ha llegado de gobiernos estatales. En 2023, la administración de Alfredo Ramírez Bedolla en Michoacán adjudicó a un consorcio conformado por GAMI y la empresa austriaca Doppelmayr un contrato por más de 3 mil millones de pesos para la construcción del teleférico de Uruapan, obra que, de acuerdo con el gobernador, concluirá en septiembre de este año.

La trayectoria de Grupo Indi confirma su papel como uno de los contratistas más beneficiados de la 4T, aunque ahora su nombre aparece ligado al tramo ferroviario donde ya se han registrado incidentes que cuestionan la calidad y supervisión de las obras más emblemáticas del actual sexenio.

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