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Revista

Meses antes de separación, revelan que Irina y Bradley llevaban vidas separadas

Aunque todavía no se ha confirmado oficialmente la separación de Irina Shayk y Bradley Cooper, el hecho de que la modelo rusa se dejara ver sola en el aeropuerto de Los Ángeles a finales de esta semana -unido esto a los numerosos testimonios que ya han empezado a trascender sobre el fin de su convivencia- parece haber corroborado finalmente la noticia y, al mismo tiempo, su intención de mantenerse completamente alejada del interés mediático que ha suscitado.

En este sentido, fuentes cercanas a la expareja, padres de una niña de dos años llamada Lea, han vuelto a ofrecer detalles a la revista People -la cabecera que sacó a relucir lo ocurrido este jueves- sobre el curso de los acontecimientos y las diferencias de criterio que en último término les habrían llevado a tomar tan dura decisión, entre las que destacaría precisamente su visión contradictoria sobre la «fama».

«Irina nunca ha estado interesada en ser una celebridad o en la fama, sobre todo ahora que es madre. Su objetivo prioritario es el de proteger a su familia. Bradley, sin embargo, está muy involucrado en su trabajo y no quiere desaprovechar ninguna oportunidad relativa a su carrera ahora mismo», aseguró un informante a la publicación para señalar que los artistas llevaban meses haciendo vidas «totalmente separadas».

«Llevan mucho tiempo alejados el uno del otro. Hacían vidas totalmente separadas. Si él estaba en Los Ángeles, ella se iba de la ciudad, y si era ella la que estaba en la ciudad, pues él se marchaba», añadió el mismo confidente sobre una convivencia cuya defunción habría sido certificada mucho antes de que se diera a conocer públicamente.

Agencias

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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