Conecta con nosotros

Opinión

Como debería ser la revolución de las mujeres en el siglo XXI. Por Damayanti Acosta

Published

on

En nuestro país matan a una mujer cada dos horas y media, suman 1, 199 victimas en lo que va del año, a lo que se señala que la impunidad es un factor importante en este aumento; si bien es cierto que el tema no es reciente no se ha encontrado una estrategia adecuada para combatirlo.

Según datos de Amnistia Internacional Mexico ocupa el primer lugar en America Latina en feminicidios y los Estados con los índices mas altos de violencia son Estado de Mexico, Chihuahua, Guerrero y Guanajuato.

En los primeros dos meses del año se atendieron en promedio a 32 mujeres al dia que han sido violentadas, Chihuahua capital supera a ciudad Juarez con un 77 por ciento según los datos del Instituto Chihuahuense de la Mujer.

En el 2018 fueron recibidas 11mil 543 mujeres violentadas, de las cuales 4 mil 739 fueron atendidas en Chihuahua superando a Ciudad Juarez.

La indigancion y el hartazgo de cientos de mujeres que salieron a manifestarse este viernes nos lleva a la reflexión social y nos obliga a cambiar el rumbo de nuestro país.

El verdadero reto es por cambiar la ideología, los roles que se han dado a las mujeres culturalmente por décadas aunado por un sistema que no se presta facilmente para un cambio.

Aunque diversos colectivos u organizaciones por su cuenta han emprendido la batalla por una verdadera igualdad entre hombres y mujeres, por las mismas oportunidades la meta es que no se quede en simple papel, la lucha es a diario desde la violencia laboral, hasta los juzgados por pedir la protección de la justicia a niños, niñas y mujeres ya sea en contras de algún tipo de violencia o por la simple petición de una pension alimenticia que si lo analizamos ni siquiera debería de ser necesaria la petición si los hombres apelaran a sus obligaciones, al amor y al respeto por sus hijos o la que fue su compañera de vida en algún momento.

La actriz mexicana Yalitzia Aparicio, protagonista de la película ganadora del premio Oscar Roma lanzo la campaña Cero violencia contra la mujer en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato que tiene por objetivo visibilizar y prevenir la violencia contra las mujeres la cual afecta a seis de cada diez mujeres en nuestro país.

EL actual gobierno de Andres Manuel Lopez Obrador se ha sumado a la iniciativa Spotlight un proyecto gestionado y subsidiado por Naciones Unidas y la Union Europea UE para erradicar la violencia de genero, lo cual se espera una inversión en los municipios de nuestro país con mayor índice de violencia para las mujeres, adolescentes y niñas; Ecatepec Estado de Mexico, Ciudad Juarez Chihuahua, Chihuahua, Chihuahua y Naucalpan Estado de Mexico el objetivo es expandir una segunda fase las experiencas de éxito en todo el país.

 

El verdadero reto de las miles de mujeres en nuestro país que acudieron al llamado de las manifestaciones o que pertenecen algún colectivo, o que dan la batalla a diario desde el espacio que les toca; es traducirlo en papel, a que me refiero con ello, necesitamos verdaderos compromisos de los diferentes actores políticos y funcionarios públicos aquellos que tienen a su cargo alguna encomienda. Exigir que se cumplan las leyes, señalar los agravios o los procedimientos obsoletos o los que resultan un insulto para las mujeres, adolescentes, niños y niñas en nuestro país, la renucia de los actores que entorpecen o sencillamente no sumen en la lucha contra la violencia, que incluyen desde maestros de clases, jueces, policías, ministerios públicos, diputados; etc fomentar la cultura de la denuncia y de no quedarse calladas hacer valer la Constitucion Politica de los Estados Unidos Mexicanos el documento que expresa y reconoce los derechos mas importantes de cada uno de los mexicanos y mexicanas.

Espero que ninguna mujer, adolesente, o niña tenga que pasar por una violación, que ninguna tenga que sufrir un proceso penal insensible que lejos de ayudarla la revictimice que se encuentre al personal idóneo, preparado, capacitado, sensible para protegerlas y hacer valer las leyes, que el proceso sea amigable y que castiguen al agresor pero mas aun espero que en este país se terminen con los agresores.

loascenso o el reconocimiento profesional que merece no se encuentre con pratriarcas, machistas y misóginos que las hagan olvidar sus sueños y metas.

Espero que ninguna mujer tenga que acudir a un juzgado para pedir la protección de la justicia por ser victima de la violencia o por la necesidad de pedir los derechos que tienen sus hijos a casa, alimento y a una vida libre de violencia y se encuentren con que lejos de ayudarlas les hagan el camino difícil y complicado.

El reto es por la deconstrucción de viejos patrones conductales y culturales para fortalecer a las mujeres y niñas para su seguridad, por su integridad física y sicológica, por años las mujeres fueron disminuidas, normalizando todo tipo de violencia; laboral, sicológica, patrimonial y física. Es tiempo de la construcción; donde la educación por una vida libre de violencia sea desde las aulas escolares y la capacitación y educación de todos los servidores públicos de todos los niveles sea obligatoria, el reto no es menor es cambiar la forma de actuar y pensar de todo un país que se acostumbro a normalizar la violencia.

Opinión

La corona que derribó al fiscal. Por Caleb Ordóñez T.

Published

on

By

Alejandro Gertz Manero no se fue por un solo escándalo. Su salida de la Fiscalía General es el cierre natural —y casi inevitable— de una historia acumulada durante décadas: un expediente no judicial, sino político, construido a fuerza de polémicas, enojos y decisiones que siempre parecían estar un milímetro antes (o después) del momento correcto. Una vida pública larga, tensa y llena de episodios que México nunca logró procesar del todo y que terminaron de golpe cuando la luz inesperada lo alumbró demasiado.

Para entender su renuncia, hay que regresar al principio. A 2001. A Puente Grande. A Joaquín “El Chapo” Guzmán desapareciendo como si el penal fuera un teatro mal montado. A un gabinete recién estrenado y a un secretario de Seguridad Pública —Gertz— que quedó tocado desde ese instante, aun cuando defendió hasta el cansancio que los penales no estaban bajo su control directo. Tenía razón en la letra, pero la política no se escribe con artículos constitucionales; se escribe con percepciones. Y la percepción quedó marcada: primera fuga, primer señalamiento.

Luego vendría “el caso familiar”, quizá el capítulo más corrosivo de su trayectoria. La denuncia por homicidio en contra de su excuñada Laura Morán y de su sobrina política, Alejandra Cuevas, terminó por convertirse en un espejo que devolvía una imagen poco favorecedora del fiscal. La figura jurídica de “garante accesoria”, que nadie encontraba en ningún código, la prisión de Cuevas, la reapertura del expediente cuando él ya era fiscal, y después los audios filtrados donde se quejaba del proyecto de sentencia de la Suprema Cort Ese episodio enterró la narrativa de imparcialidad y lo colocó en el centro del debate sobre el uso personal de la justicia. No su mejor capítulo.

Y sin embargo, tampoco ahí cayó.

Su paso por la FGR tuvo escenas memorables —algunas para bien, otras para museo del absurdo. Anunció con firmeza una cruzada contra la impunidad heredada: Odebrecht, Estafa Maestra, Pemex, la élite política del sexenio pasado. Era un fiscal que llegaba con autoridad intelectual: décadas de docencia, formación sólida en derecho penal, experiencia en seguridad y una convicción genuina de que el Ministerio Público tenía que recuperar su dignidad institucional. Ese punto —el positivo— hay que concedérselo: Gertz siempre habló de la Fiscalía como una institución que debía fortalecerse y, al menos en discurso, entendía la necesidad de autonomía y rigor técnico.

Pero entre lo que se quiere y lo que se logra suele haber un océano.

El caso Lozoya terminó convertido en una tragicomedia: el testigo estrella que prometía derribar a medio gabinete peñista terminó fotografiado en un restaurante, con un guion de colaboración que se desmoronó y un expediente repleto de promesas incumplidas. El famoso cheque de 2,000 millones de pesos, presentado en Palacio Nacional como “reparación del daño”, resultó más simbólico que real. Y mientras tanto, Rosario Robles vivió en prisión preventiva prolongada, exhibiendo el rostro más duro de la Fiscalía, mientras Lozoya parecía disfrutarse el fuero moral de la cooperación.

Su sello más polémico fue la justicia diferenciada. La exoneración exprés del general Salvador Cienfuegos tensó la relación con Estados Unidos; el intento de procesar a 31 científicos del Conacyt por delincuencia organizada levantó incluso carcajadas en los tribunales; los expedientes contra gobernadores y candidatos en temporada electoral alimentaron la narrativa de que la FGR olía más a estrategia que a proceso penal.

Y después llegó la guerra interna. El pleito con Julio Scherer, la batalla por el control de ciertos expedientes, las acusaciones cruzadas de extorsiones, venganzas y “operaciones sucias” mostraron una Fiscalía atrapada en el mismo laberinto político que juró superar.

Con todo, había una cualidad que incluso sus críticos reconocen: Gertz era persistente. Y conocía el aparato penal como pocos. Tenía método, obsesión por el detalle y una idea fija de orden institucional. No siempre funcionó, no siempre fue justa ni eficiente, pero era innegable que se trataba de un hombre que llevaba décadas pensando —de verdad pensando— en el sistema penal mexicano.

¿Entonces por qué renunció?

Porque la política no solo se derrumba por grandes actos de corrupción o colapsos institucionales. A veces cae por la presión inesperada del lugar menos imaginado. En este caso, una corona.

Todo estalló cuando México celebraba con júbilo el triunfo de Fátima Bosch como Miss Universo. Una mexicana ganando el certamen después de tantos años era un regalo para la narrativa nacional: orgullo, identidad, representación, el país hablando de algo luminoso por primera vez en semanas. Pero justo ahí, en plena celebración, comenzaron a circular los expedientes —sellados y empolvados en la FGR— relacionados con Raúl Rocha, presidente de la franquicia Miss Universo y vinculado en investigaciones mediáticas con presuntos contratos irregulares con Pemex.

La pregunta no era si existía una investigación. La pregunta era: ¿por qué se filtró justo ahora?

La respuesta implícita fue unánime: porque la FGR había perdido control interno. Porque intereses cruzados querían lastimar a la 4T. Porque la filtración no solo embarraba a un empresario, sino también a Bosch, la nueva joya mediática del país. Porque el triunfo, tan necesario en una nación saturada de malas noticias, se convirtió en combustible político en cuestión de horas. Porque México estaba celebrando una coronación, y alguien sacó un expediente que olía a guerra interna.

Eso, en Palacio Nacional, fue dinamita.

No se podía permitir que una victoria global, limpia y emocional, se convirtiera en pleito burocrático. Mucho menos cuando la Presidencia buscaba proyectar una nueva etapa institucional y evitar conflictos con la industria cultural y de entretenimiento que ya estaba devolviendo atención internacional al país. Gertz había sobrevivido a todo: a expedientes fallidos, a presiones, a audios filtrados, a críticas internacionales. Pero tocar un símbolo recién coronado fue otra cosa. Transformó un problema jurídico en un problema político. Y en México, los problemas políticos se resuelven de una sola forma: pidiendo renuncias.

El 27 de noviembre de 2025, presentó la suya.

Salió con un extraño nombramiento diplomático y un comunicado sin dramatismos, pero cargado de silencios. Fue la despedida de un fiscal que quiso ser reformador, que terminó siendo símbolo de poder concentrado y que cayó no por un caso penal, sino por una coronación que puso demasiados reflectores sobre sus polémicas.

Y así, la corona de Fátima Bosch terminó abollando algo más que el ego de los críticos: terminó abollando, también, el trono del fiscal más poderoso del México reciente.

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto