El norte del país y Chihuahua enfrentan condiciones de sequía, que de continuar afectarán el ciclo de siembra de la actual temporada y del año siguiente, además la disminución de pastizales y una baja en la producción de forraje afecta la actividad ganadera.
Miguel Ángel Colunga Martínez, coordinador de la fracción parlamentaria de Morena en el Congreso del Estado, alerta por las afectaciones que provoca la ausencia de lluvias en el sector agrícola y pecuario de Chihuahua.
-Ganadería
El sector pecuario en Chihuahua tiene un inventario de más de 1.5 millones de bovinos bajo el sistema de pastoreo extensivo; la sequía ha provocado escasez de agua en abrevaderos y menor disponibilidad de forraje para alimentación, de acuerdo a productores lecheros, ganaderos y la Secretaría de Agricultura federal.
Este año, la precipitación pluvial registrada en los meses que comprenden el periodo de lluvia está muy por debajo de la media histórica; en junio se registró el 60% de la lluvia normal para ese mes, en julio los registros arrojan que sólo llovió el 20% de lo normal, y agosto está en el orden del 70% de la lluvia histórica, con un incremento pero por debajo del nivel de precipitaciones que el campo necesita para recuperarse.
La falta de lluvias encarece los costos de la ganadería, porque desencadena acarreo de agua, suplementos alimenticios para complementar la alimentación, compra de forrajes de corte y residuos de cosecha.
Lo anterior obliga al productor a realizar una mayor inversión en tiempo, fletes, insumos y personal, lo que impactará en el precio que pagará el consumidor final.
Pérdidas de peso en ganado, muertes y enfermedades por la sequía generan una disminución en el valor del ganado en pie, con un escenario de comercialización para el próximo año bastante complicado.
Aunque las últimas semanas las lluvias se presentaron, llegaron tarde y el desarrollo de pastizales y especies forrajeras en agostaderos no será adecuado, y la próxima temporada de estiaje faltará forraje.
-Agricultura
En el caso de la agricultura, el retraso de las lluvias, su irregularidad y disminución han ocasionado un panorama crítico para los cultivos de maíz y frijol de temporal, y las metas de siembra programadas para este año no se cumplieron.
La información preliminar indica que en el caso del frijol, sólo fueron sembradas 798 mil hectáreas de la superficie total programada de un millón 465 mil 459 hectáreas en todo México, es decir 42% menos que en 2018.
Chihuahua es la entidad donde los productores de frijol y maíz presentan mayor afectación por la sequía.
En lo que respeta al ciclo Primavera Verano 2018 se logró producir 2 millones de toneladas de maíz y 55 mil toneladas de frijol, este año 2019 en el ciclo Primavera Verano sólo fue sembrado el 80% de lo programado en maíz y el 60% de lo programado en frijol.
Alrededor de 60 mil hectáreas no pudieron sembrarse y 400 mil hectáreas de temporal, que sí fueron sembradas, están en riesgo alto de siniestralidad, por la escasez de lluvia.
Otras 450 mil hectáreas dependen del agua de pozos y la falta de lluvias ocasionó mayor demanda de electricidad para el bombeo, además habrá repercusiones por un abatimiento más rápido de los acuíferos y aguas subterráneas.
La Comisión Nacional del Agua pronostica que el año 2019 terminará con una precipitación pluvial por debajo del promedio histórico en la mayor parte del norte de México, incluido Chihuahua.
Las reservas de agua en las presas del estado de Chihuahua están en un promedio de 45%, lo que ya pone en duda cumplir el siguiente ciclo agrícola para 115 mil hectáreas de los distritos de riego en los municipios de la región centro-sur.
Cerca de 19 mil pequeños productores indígenas que tienen cultivos de autoconsumo, principalmente en la Sierra Tarahumara, también corren el riesgo de sufrir de escases de alimentos en invierno.