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Gestión de López Obrador divide a los mexicanos: su desaprobación alcanzó el 50%

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La diferencia entre los que aprueban la gestión de Andrés Manuel López Obrador y los que la desaprueban no es mayor a dos puntos porcentuales, situación que se ha mantenido durante los últimos 11 días, de acuerdo con datos de Consulta Mitofsky.

La medición sobre la aceptación que tiene la actual gestión se realiza a diario de manera digital. Los datos obtenidos hasta el 8 junio, indican que la desaprobación se mantiene en 50% y la aprobación en 49.3 por ciento.

La mayor diferencia en lo que va del año se registró en el mes de enero, con 15.4 puntos porcentuales.

En relación con los datos reportados en lo que va del mes de junio mantienen la tendencia del mes pasado. Cabe señalar que la aprobación de la actual administración va a la baja desde el septiembre del 2019, y la peor cifra se registró en abril del 2020 con 47.8 por ciento.

Mientras que en 18 meses de gobierno, la ocasión en la que se reportó la menor desaprobación fue en febrero del 2019, con 28.4%, después de dicho mes el parámetro fue al alza.

Según datos de la encuesta Aprobación presidencial. Sexto trimestre de gobierno Andrés Manuel López Obrador de Consulta Mitofsky, en mayo creció el respaldo al actual gobierno entre la población de entre 39 y 49 años en comparación con el mes de abril. En tanto, en las entidades donde registró un aumento en la confianza fueron: Tamaulipas, Chiapas, Zacatecas, Quintana Roo e Hidalgo.

Al comparar lo que sucedió en el sexto trimestre en otras administraciones, los resultados obtenidos por Andrés Manuel se comparan con los de Vicente Fox, con 50% (mayo del 2002), y Enrique Peña Nieto, con 49% (mayo del 2014).

El ex presidente con mayor aprobación en el mismo periodo de su gobierno fue Carlos Salinas de Gortari, con 75% (mayo de 1990), y la menor la registró Ernesto Zedillo, con 34% (mayo del 1996).

Fuente: Infobae

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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