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Semáforo del coronavirus en México: 14 estados en rojo y 18 en naranja la próxima semana

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Ricardo Cortés Alcalá, director general de Promoción de la Salud, informó la noche de este viernes que para la semana que va del 29 de junio al 5 de julio, 14 estados de México permanecerán en color rojo (máximo riesgo) en el semáforo epidemiológico y 18 entidades en naranja (alto riesgo).

El semáforo se compone de cuatro indicadores: tendencia de síndrome COVID-19, tendencia de hospitalizados, positividad al nuevo coronavirus y la ocupación hospitalaria.

Esta semana hubo más transiciones de color, respecto a la semana pasada, destacando las incorporaciones de la Ciudad de México y Aguascalientes al color “naranja”.

En este sentido, las entidades que tienen un nivel de “máximo riesgo” son: Baja California, Colima, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Sonora, Tabasco y Tlaxcala.

Cabe mencionar que Hidalgo, Nuevo León y Colima retrocedieron a rojo en estos últimos siete días. Siendo este último estado un caso peculiar, pues a pesar de que registra el menor índice de contagios, la disponibilidad hospitalaria es baja.

Por su parte, las 18 entidades que tienen un nivel de “alto riesgo” son: Aguascalientes, Baja California Sur, Ciudad de México, Chiapas, Chihuahua, Campeche, Coahuila, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Querétaro, Quintana Roo y San Luis Potosí.

Todos ellos podrán relajar las restricciones de distanciamiento social y reiniciar más actividades económicas y sociales bajo condiciones sanitarias específicas para evitar contagios rebrotes.

“Este tránsito a la nueva realidad debe ser asumido por toda la sociedad, no es un asunto de que el gobierno instruya solamente y la sociedad pasivamente adopte lineamientos tajantes, la sociedad son parte de la realidad del magnífico país”, aseguró el subsecretario de Promoción y Prevención de la Salud, Hugo López-Gatell, durante la conferencia en Palacio Nacional.

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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