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Un búfalo moribundo logra cornar al cazador que le había disparado.

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El cazador fue trasladado de urgencia al hospital, donde tuvo que ser sometido a dos operaciones.

Un búfalo moribundo tomó venganza en contra de un cazador que intentaba rematarlo, usando su último aliento para atravesarlo con uno de sus cuernos.

Los hechos sucedieron el pasado 20 de junio, en el norte de Australia, y se viralizaron rápidamente en redes sociales.

De acuerdo con el portal ‘Intriper’, un hombre identificado como Chris Mcsherry, residente de la Península de Gove, acudió a cazar con un amigo al puerto de Bradshaw, donde se encontraron con un imponente búfalo, de unos 7 mil 700 kilos, al que le dispararon provocándole una mortal herida.

Pese a lo grave de su lesión, el animal logró escapar del lugar, por lo que Mcsherry y su amigo comenzaron su persecución, siguiendo por unos cientos de metros su rastro de sangre.

El cazador «quiso sacarlo de su miseria» y recibió una cornada

En su cuenta de Facebook, Mcsherry contó que logró encontrar al animal escondido tras un espeso arbusto y, “para sacarlo de su miseria”, le disparó dos flechas con una ballesta.

El búfalo usó su último aliento de vida para atacarlo con uno de sus enormes cuernos que le atravesó la pierna derecha.

Esto le provocó un gran agujero de ocho pulgadas que inició por debajo de su rodilla derecha y salió debajo de su trasero.

Mcsherry fue transportado al Hospital de Darwin, donde le practicaron dos cirugías y, según los pronósticos de los médicos, es probable que deba someterse a injertos de piel.

Poco después del accidente, Elenie Bromot, pareja del herido, compartió una actualización de su estado de salud afirmando que se encontraba bien, en espera de otra intervención quirúrgica.

Asimismo, agradeció a todos los que mostraron su preocupación por su pareja.

 

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NASA identifica en Marte las señales más claras de posible vida microbiana

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La NASA reveló este miércoles un hallazgo que podría marcar un antes y un después en la exploración espacial: un tipo de minerales en una roca marciana que, según los científicos, constituyen la evidencia más convincente hasta ahora de la posible existencia de vida en el planeta rojo.

El descubrimiento fue realizado por el rover Perseverance en el cráter Jezero, un antiguo lago y delta fluvial donde se cree que, hace miles de millones de años, existieron condiciones habitables. El espécimen analizado, conocido como Cheyava Falls, es un bloque de mudstone con diminutas manchas oscuras y estructuras circulares que llamaron la atención de los investigadores.

Joel Hurowitz, geocientífico de la Universidad de Stony Brook y miembro del equipo de Perseverance, señaló que este es el indicio más sólido que ha visto en más de dos décadas de trabajo en misiones a Marte. Los detalles fueron publicados en la revista Nature. “Estas observaciones son realmente convincentes”, afirmó.

Lo que más intrigó a los expertos fueron diminutas partículas apodadas “semillas de amapola” y patrones conocidos como “manchas de leopardo”. Dichas formaciones contienen vivianita y greigita, minerales que en la Tierra suelen originarse en ambientes acuáticos influenciados por microbios. Aunque también es posible que se formen mediante procesos químicos no biológicos, los experimentos en laboratorio sugieren que la versión abiótica requiere temperaturas mucho más altas que las que parecen haber existido en Marte.

Además, la roca contiene compuestos orgánicos —moléculas con carbono e hidrógeno—, lo que refuerza la hipótesis de condiciones habitables. Sin embargo, la comunidad científica advierte cautela: tanto los minerales como los compuestos orgánicos podrían tener explicaciones geológicas sin relación con la vida.

Durante la conferencia, Sean Duffy, administrador interino de la NASA y secretario de Transporte de Estados Unidos, calificó el hallazgo como “la señal más clara de vida que hemos encontrado en Marte”. Aun así, Nicola Fox, directora asociada de la agencia, subrayó que no se trata de una conclusión definitiva.

El Perseverance perforó Cheyava Falls y almacenó muestras con la esperanza de que algún día regresen a la Tierra, donde equipos más avanzados podrían determinar si los minerales corresponden realmente a rastros biológicos. Sin embargo, el futuro de la misión de Retorno de Muestras Marcianas está en duda: los costos se dispararon a 11 mil millones de dólares y la administración Trump propuso cancelarla.

Mientras tanto, China planea su propia misión para 2028, con la meta de traer rocas marcianas en 2031. Ante la incertidumbre, los indicios más reveladores sobre la vida en Marte podrían llegar primero de ese esfuerzo internacional.

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