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Opinión

Opinion: Lo que el virus se llevó, por Nancy Toledo

Se acerca el fin de las “vacaciones”, solo para darnos cuenta que la vida seguirá en la modalidad que la hemos llevado.

Es difícil pensar en que no habrá regreso a clases, ni regreso a la normalidad. Es difícil darnos cuenta todo lo que hemos dejado de hacer, y de lo que nos hemos perdido este tiempo. Lo que el virus se llevó.

Más de cuatro meses de estar con el enemigo al acecho…”ahí viene el lobo” nos están diciendo desde entonces. Pero el lobo no llegó haciendo su entrada triunfal como esperábamos…por aquí anda, dando palmaditas a algunos, devorándose a otros.

Es cierto que lo hace menos temeroso, pero no menos real. O menos peligroso.

Quizá no hemos sido infectados por el virus, pero el daño colateral que está haciendo es igual de alarmante.

Hay empresas declarándose en quiebra, empleos perdidos, niños cansados de las limitaciones, mamás exhaustas, papás preocupados…todo esto es normal, pero debemos atenderlo antes de que sea tarde.

Todos estamos atravesando por un momento difícil! El mundo está atravesando por un momento difícil.

Pero hay que seguir. La pandemia se ha llevado muchas cosas. No debemos dejar que se lleve nuestra tranquilidad también! Tenemos que sacar la cara del agua para agarrar aire, para seguir en este mar de incertidumbre. Buscar apoyo, hablar con alguien, gritar, pelear un poco…sacar lo que traemos dentro, porque todo esto nos va a permitir vaciar espacio en nuestro interior para poder empezar de nuevo. Con más paciencia, más ánimos. El virus se llevara lo que se tenga que llevar…aférrate a tu bienestar. Cuida de ti. No solo físicamente. Tú paz. Tú salud mental.

Y aunque las hemos lavado miles de veces en este tiempo…hay cosas que están en nuestras manos. Guarda tu distancia también de los malos pensamientos, sacúdete cuando necesites pensar en algo más. Hay que tratar de adaptarnos de la manera más adecuada a lo que hoy nos toca vivir. Y tratar de ver el mejor lado de las cosas.

Nancy Anahi Toledo Rascón
Facebook.com/eso pienso
Instagram @eso.pienso

Opinión

Fotografías. Por Raúl Saucedo

Las Políticas por hacer

El quehacer político moderno, a menudo toma en cuenta a los sectores de la sociedad que ostentan poder o influencia visible dentro de la comunidad:  Los adultos votan, las empresas influyen y los medios de comunicación amplifican sus voces. Sin embargo, en el complicado juego de poder, la niñez, un grupo vital pero silencioso, suelen quedarse en el margen.

La Niñez representa el futuro; es el cimiento sobre el que se construirán las próximas generaciones. Su bienestar, educación y salud son indicadores clave no solo de su calidad de vida individual, sino también del progreso y la salud de una sociedad en su conjunto. A pesar de esto, los gobiernos frecuentemente pasan por alto  la creación de políticas públicas enfocadas en este sector, principalmente porque esta parte de la sociedad no votan ni tienen voz directa en los procesos políticos.

Este “descuido” puede atribuirse a varios factores. Primero, la falta de representación política directa. La niñez depende completamente de los adultos para que sus intereses sean representados en el gobierno. Sin embargo, las agendas políticas suelen estar más influenciadas por las preocupaciones inmediatas de los votantes adultos —empleo, economía, seguridad— relegando a un segundo plano temas como la educación de calidad o la protección contra el abuso y la negligencia.

Además, la falta de datos específicos sobre los problemas que afectan a la niñez impide formular políticas bien informadas. A menudo, las estadísticas y estudios disponibles no desglosan la información por edad de manera que refleje las realidades específicas de este grupo. Esto conduce a un entendimiento incompleto de sus verdaderas necesidades y desafíos.

Es más, los problemas que afectan a la niñez suelen ser transversales y requieren una política integrada. Por ejemplo, la pobreza infantil no solo afecta la nutrición; impacta también en el acceso a la educación, la salud y las oportunidades de desarrollo social y emocional. Sin un enfoque especifico que contemple la complejidad de estos asuntos, las políticas resultantes pueden ser ineficaces o incluso contraproducentes.

La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989 por las Naciones Unidas (ONU), establece en teoría un marco internacional para la protección de los derechos de la niñez, incluyendo el derecho a la educación, la salud y la protección contra la explotación infantil. Sin embargo, la aplicación de estos derechos en políticas concretas sigue siendo un desafío global.

Por lo tanto, es fundamental que los gobiernos reconozcan la importancia de la niñez en el desarrollo social y económico de un país. Invertir en este sector no es solo una cuestión de cumplir con obligaciones morales o internacionales, sino una estrategia prudente para fomentar sociedades más educadas, saludables y equitativas. Los niños y niñas de hoy son los adultos del mañana; sus problemas y necesidades deben ser una prioridad, no una reflexión tardía.

Para abordar esta cuestión sistémica, es necesario promover una mayor participación de los expertos en infancia en los procesos de toma de decisiones y asegurar que las políticas públicas sean evaluadas también en función de su impacto en la población infantil. Las voces de los infantes, aunque no se expresen en las urnas, deben resonar en los corredores del poder a través de quienes aboguen por su bienestar y futuro.

Ignorar las necesidades de este sector en la formulación de políticas públicas no solo es un fracaso en proteger a los más vulnerables, sino también una miopía estratégica que compromete el desarrollo sostenible y la justicia social a largo plazo. Es hora de que los gobiernos ajusten sus lentes y enfoquen claramente en el bienestar y los derechos de los niños, garantizando así un futuro mejor para todos.

Este planteamiento personal y profesional surge en reflexión del pasado 30 de abril, donde la mayoría de mis amigos publicaron historias sobre festivales infantiles en compañía de sus hijos, mientras yo daba un clavado al baúl de los recuerdos encontrando fotografías olvidadas de una etapa fundamental de mi vida, todo esto con aquella canción de fondo del Maestro Sabina donde protestamos contra el misterio del mes de abril.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

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