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México

México perdió 3 mil 907 empleos formales en julio

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México perdió en julio 3.907 empleos formales, según cifras oficiales difundidas este miércoles, con lo que el impacto de la pandemia empieza a ceder luego de una reducción de más de medio millón de puestos de trabajo en abril.

«La disminución del empleo en lo que va del año es de 925.490 (novecientos veinticinco mil cuatrocientos noventa) puestos, de los cuales el 75,1% corresponde a empleos permanentes», señaló el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que brinda servicio médico a empleados formales.

Según el IMSS, en abril de 2020 se perdieron 555.247 empleos formales, el mayor retroceso registrado.

En mayo fueron 344.526 los trabajos perdidos y en junio 83.311, resultado de la suspensión del grueso de las actividades económicas por la pandemia del nuevo coronavirus.

Algunas actividades económicas se han reanudado desde junio, aunque con limitaciones debido a que el contagio de covid-19 no cede en México, que hasta el martes registraba 53.929 fallecidos y 492.522 contagios.

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se mostró optimista de que en agosto se empiecen a recuperar empleos y adelantó que ya se habrían generado unos 30.000 en lo que va del mes.

«En agosto ya no estamos perdiendo empleos, al contrario, se están recontratando trabajadores», dijo el presidente en su conferencia matutina.

Según el Instituto Nacional de Estadística, que mide el empleo incluyendo el informal, que representa a más de la mitad de la población económicamente activa, 2,8 millones de personas estaban sin trabajo en junio, lo que representa una tasa de desempleo de 5,5%.

La pandemia ha impactado fuertemente a la economía mexicana, que en su segundo trimestre tuvo una caída de 17,3%, la mayor desde que inició el registro en 1983.

El Banco de México (central) estima que el PIB podría caer hasta un 8,8% en 2020.

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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