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Niños presencian asesinato vía Zoom

(Imagen ilustrativa de Zoom)

El primer día de clases para un grupo de alumnos de primaria y su maestra se convirtió en pesadilla, pues mientras cursaba la reunión a través de Zoom, presenciaron un asesinato en la casa de una de las estudiantes.

En días recientes, una niña residente de Indiantown, Florida, Estados Unidos, fue testigo del asesinato de su propia madre a manos de quien fuera su pareja, Donald J. Williams, de 27 años. Los hechos ocurrieron mientras la niña tomaba unaclase con la cámara de su computadora encendida.

De acuerdo con información de EFE, la maestra que impartía la clase notó que en la casa de su alumna se desarrollaba una violenta pelea y de inmediato silenció los micrófonos para evitar que el resto del alumnado escuchara.

Unos segundos después de que la discusión comenzara, la docente notó que la niña se llevó las manos a las orejas para protegerse del ruido causado por los disparos que el agresor hizo en contra de Maribel Rosado Morales, de 32 años.

La niña, cuyo nombre se ha reservado por seguridad, no era la única presente en el lugar; las autoridades informaron que en total había seis menores en el domicilio, cuatro de ellos hijos de la víctima y dos sobrinos. Por fortuna ninguno resultó herido en el tiroteo.

Williams huyó del lugar, pero fue detenido momentos más tarde portando un arma robada. Frente a la policía confesó ser culpable del  crimen contra Rosado Morales, y ahora enfrenta cargos de asesinato en primer grado, robo a mano armada y allanamiento de morada, entre otros.

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Periodista estadounidense sobrevive seis días en un parque nacional de Noruega comiendo pasto y bebiendo su propia orina

Lo que comenzó como una excursión solitaria para admirar uno de los glaciares más imponentes de Noruega terminó convertido en una odisea de supervivencia. Alec Luhn, periodista especializado en temas climáticos y con amplia experiencia en actividades al aire libre, pasó seis días atrapado en el Parque Nacional Folgefonna después de caer por una ladera y sufrir múltiples fracturas.

El accidente ocurrió el 31 de julio, en el primer día de lo que sería una caminata de cuatro jornadas hacia Breidablikkbrea, uno de los glaciares más grandes del país. Su esposa había regresado a Inglaterra, confiada en que no tendría noticias de él hasta el 4 de agosto, fecha de su vuelo de regreso. Esa circunstancia retrasó el aviso de desaparición y prolongó la espera.

Mientras ascendía por un sendero, Luhn notó que la suela de su bota izquierda comenzaba a despegarse, pero decidió continuar. Más tarde, al intentar avanzar hacia otro valle, resbaló y se precipitó montaña abajo. El golpe contra una roca le provocó fracturas en el fémur, la pelvis y varias vértebras, además de lesiones en la cabeza y las manos. Inconsciente por un tiempo, al despertar comprendió la gravedad: sin teléfono, agua ni movilidad, debía resistir hasta que alguien advirtiera su ausencia.

Durante esos días, sobrevivió gracias a los pocos alimentos que conservaba en su mochila, además de musgo y pasto. Ante la falta de agua, recurrió a medidas extremas: bebió su propia orina en pequeñas dosis y hasta la sangre de una ampolla en su mano. Más tarde, la lluvia le permitió recolectar gotas en su saco de dormir, aunque la humedad terminó provocándole hipotermia y, con el paso de las horas, severas congelaciones en los pies.

El 4 de agosto su esposa, Veronika Silchenko, reportó su desaparición desde Brighton, al sur de Inglaterra. Equipos de rescate noruegos iniciaron la búsqueda, dificultada por la lluvia y la niebla. Luhn llegó a pensar que no saldría con vida. Finalmente, el 6 de agosto fue localizado y trasladado a un hospital en Bergen.

Los médicos confirmaron que, además de las fracturas, padecía daño severo por congelamiento, pero su pronóstico es favorable y se espera una recuperación completa. Desde la cama del hospital, Luhn confesó que lo sostuvo el pensamiento de su familia: “Pasé mucho tiempo reflexionando en lo absurdo que era morir por querer hacer una caminata alrededor de un glaciar. Estar atrapado ahí me hizo ver claramente qué lamentaría si no sobrevivía”.

Silchenko, también periodista, asegura que nunca dudó de la fortaleza física y mental de su esposo. Aun así, bromeó con una condición inquebrantable: “Estoy segura de que volverá a caminar en las montañas, pero solo ya no. Está oficialmente vetado de las excursiones en solitario”.

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