El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha cambiado ligeramente el tono de sorpresa del viernes a uno más crítico este sábado cuando salió de Palacio Nacional y regresó a las giras ante los suyos. Tras la detención del general Salvador Cienfuegos, secretario de Defensa durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), acusado por las autoridades estadounidenses de proteger a un cartel, López Obrador ha exigido ahora que se investigue también a la oficina antinarcóticos de Estados Unidos (DEA).
Según el mandatario entre la DEA y Cienfuegos había “un plan conjunto” y la oficina estadounidense “estaba completamente metida en la Secretaría de Marina”. López Obrador ha pedido que la DEA informe sobre su participación en estos casos “porque indudablemente ellos convivieron tanto con García Luna como con el general secretario del sexenio pasado. ¿Y ellos no tuvieron responsabilidad, por ejemplo, en la instrucción de las armas en el operativo de Rápido y Furioso, que fue una propuesta aplicada desde Estados Unidos?”, ha dicho durante un acto público en Oaxaca, en referencia al polémico operativo. Entre 2006 y 2011 la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) vendió más de 2.000 armas con chip a presuntos criminales para rastrearlas generando nuevas muertes sin aclarar.
“¿Por qué solo se acusa, se involucra a quienes han participado en estos hechos en México y ellos no hacen una autocrítica, una reflexión de toda la intromisión de esas agencias en México, porque sin duda ellos operaban, entraban con absoluta libertad al país, hacían lo que querían. Claro, se los permitían”, ha reprochado el mandatario a los gobiernos anteriores aunque alejándose en varios lustros del asunto que esta semana ha conmocionado la relación entre los dos países. Desde que llegó al poder hace dos años López Obrador ha presumido su buena relación con Donald Trump pero el desprecio exhibido durante la detención de Cienfuegos, ha dejado tocado el amor propio nacional. Cuando se refirió al presidente estadounidense López Obrador ha dicho que le había ofrecido ayuda “pero no con la intención de querer meterse en México, sino para ayudar”.
En clave nacional el mandatario ha rebajado el tono expeditivo de otras ocasiones frente a las ilegalidades detectadas y sacado el guante de seda con los militares al descartar una “limpia” al interior de las Fuerzas Armadas hasta que no se conozcan las pruebas contra quiénes habrían colaborado con Cienfuegos. “No es profesional y no es justo culpar a toda la oficialía del Ejército de estar involucrada con este caso, repito, si es que se demuestra. Aun en ese caso, si él resultara responsable, no es lo mismo el general secretario Cienfuegos que una institución como la SEDENA“, ha insistido.
López Obrador ha reconocido que nunca se ha investigado al general porque no existe una denuncia, ni información para llevarla a cabo. Según el actual secretario de la Defensa Nacional Luis Cresencio Sandoval, “no se tenía esa impresión de que el secretario estuviera involucrado en este asunto”, ha revelado el mandatario sobre la conversación que mantuvieron. Para López Obrador, la acusación -proteger a un cártel para el tráfico de droga- se trata de un delito “muy grave” que debe ser castigado. “Si esos oficiales están todavía en activo, tienen que ser retirados de sus cargos y sometidos a juicios para que se aplique la ley y no haya impunidad”.
El Gobierno de México fue sorprendido la noche del jueves con la detención en Los Ángeles (California) del hombre fuerte en la lucha contra el crimen entre 2012 y 2018 cuando el país llegaba a los 70 muertos diarios por la guerra entre y contra los cárteles de la droga. El viernes López Obrador definió la detención como algo “inédito” pero su reacción este sábado ha basculado entre el reproche a la DEA por hechos del pasado y el tibio abrazo a las Fuerzas Armadas, que se han convertido en pilar fundamental de su gestión. El Gobierno mantiene desplegados en todo el país para enfrentar al crimen organizado a casi 100.000 soldados, muchos de ellos salidos de pueblos como el de Oaxaca en el que hablaba.
Fuente: El País