Conecta con nosotros

Opinión

Opinión: La temida zona confort, por Nancy Toledo

No sé si decir que “la zona de confort” es temida… o temidísima.

Todos le huyen a esta zona que supone un estado de “conformismo”, una rutina constante y carente de riesgos y atrevimientos… el lugar en el que nadie quiere caer, porque significaría que no tienes motivación, planes ni aspiraciones.

Nada agradable su descripción, es claro que nadie quiere verse a sí mismo de esta manera.

Pero no sé qué tan delgada es la línea que divide esta “zona de confort” con una “zona de paz” llena de tranquilidad y satisfacción. No veo porque no podamos vivir cómodos, hacer lo que nos hace sentir bien, tranquilos y seguros.

Cierta rutina es buena, ¡tu paz interna es aún más!

Entiendo que no es ideal que lleguemos a un punto en el que te rehúses a intentar algo nuevo, a retarte a ti mismo a hacer algo más, pero tampoco creo que debamos de estar empujándonos a nosotros mismos a buscar algo más, solo por que estás cómodo con lo que tienes y con lo qué haces. No creo que sea necesario estar siempre estirando nuestra liga del esfuerzo, vivir con niveles de estrés y en constante estado de alerta.

Se puede aprender de lo cotidiano, se puede avanzar en lugares conocidos, se debe tener un lugar seguro…tener esa zona en donde puedes ser tu, hacer las cosas con tranquilidad, frecuentar a la misma gente y lugares regulares.

Siempre habrá tiempo para alguna aventura, y que tengas la apertura para hacerlo creo que es indicador suficiente de que eres capaz de salir de esa zona…y volver a ella.

La vida tiene de todo un poco…no tienes que vivir en una eterna montaña de rusa…también debemos disfrutar el “confort”, el bienestar y la calma.

Nancy Anahi Toledo Rascón
Instagram @eso.pienso
Facebook.com/Esopienso

Opinión

El G20: ¿Progreso real o más promesas vacías? Por Sigrid Moctezuma

Hablar del G20 es hablar de una oportunidad única: una reunión que pone sobre la mesa problemas que afectan directamente nuestras vidas, como la pobreza y el cambio climático. Pero, ¿Estamos realmente avanzando o seguimos atrapados en las buenas intenciones?

En pleno 2024, más de 700 millones de personas en el mundo viven con menos de 2 dólares al día, y el cambio climático sigue empujando a millones al borde de la desesperación. Según la FAO, en 2023 hubo un aumento alarmante de 122 millones de personas que enfrentan inseguridad alimentaria debido a conflictos y fenómenos climáticos extremos. Estas cifras no son abstractas; son vidas humanas, historias de lucha diaria que rara vez llegan a los titulares.

Erradicar la pobreza no es simplemente “dar más dinero”. Se trata de atacar la raíz del problema: desigualdades históricas y estructuras económicas que privilegian a unos pocos. Por ejemplo, los países del G20 representan el 85% del PIB mundial, pero también son responsables del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es una contradicción enorme: quienes tienen más recursos para ayudar son también quienes más contribuyen al problema.

También es fácil hablar de «transición energética» y «economía verde», pero ¿Qué significa esto para alguien que perdió su casa por un huracán? En México, por ejemplo, los desastres naturales generaron pérdidas económicas por más de 45 mil millones de pesos en 2023. Y mientras tanto, los países más contaminantes siguen retrasando acciones contundentes, como reducir su dependencia de los combustibles fósiles. ¿Por qué? Porque aún les resulta más barato contaminar que invertir en soluciones sostenibles?.

¿Qué se debería hacer?

Las soluciones están claras, pero falta voluntad política. El G20 propone algunas ideas interesantes: redistribuir recursos, apoyar economías locales y fomentar la innovación tecnológica para reducir desigualdades. Pero todo esto suena a más promesas, a menos que veamos medidas concretas. ¿Dónde están los fondos para las comunidades más vulnerables? ¿Por qué no se prioriza la educación y la formación laboral en zonas desfavorecidas?

Como sociedad, necesitamos exigir que las grandes cumbres dejen de ser solo escenarios de fotos grupales. Los líderes globales deben recordar que detrás de cada estadística hay una persona que sufre, pero también que sueña con un futuro mejor. Si no empezamos a construir ese futuro ahora, ¿cuándo lo haremos?

El G20 no es la solución mágica, pero puede ser un catalizador. Si los compromisos se traducen en acciones reales, estaremos un paso más cerca de un mundo más justo. Si no, solo estaremos alimentando un ciclo de discursos vacíos que poco tienen que ver con las necesidades reales de la gente.

¿Qué opinas tú? ¿Crees que estas cumbres realmente cambian algo o son puro espectáculo?

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto