Los países ricos están acaparando los suministros de vacunas de COVID-19 y algunas regiones del mundo podrían tener que depender de fármacos desarrollados en China para derrotar a la pandemia. La cuestión es, ¿funcionarán?
No hay ningún motivo evidente para pensar que no, pero China ha tenido escándalos en cuestión de vacunas y sus farmacéuticas apenas han dado información, ya sea sobre sus ensayos finales en humanos o sobre las más de un millón de inyecciones que dicen haber puesto ya dentro de un plan de vacunación de urgencia.
Los países ricos han reservado unos nueve mil millones de las 12 mil millones de dosis, en su mayoría occidentales, que se espera producir el año que viene, mientras que COVAX, una iniciativa global para garantizar un acceso equitativo a las vacunas contra la COVID-19, no ha alcanzado su capacidad prometida de dos mil millones de dosis.
Para los países que aún no se han asegurado una vacuna, China podría ser la única solución.
Un trabajador sanitario escanea muestras de ácido nucleico reunidas para una campaña masiva de pruebas diagnósticas de coronavirus, en un laboratorio en el municipio de Tianjin, en el norte de China, el lunes 23 de noviembre de 2020.
China tiene seis candidatas en la última fase de ensayos y es uno de los pocos países que puede fabricar una vacuna a gran escala. Miembros del Gobierno han anunciado una capacidad de mil millones de dosis el año que viene, y el Presidente, Xi Jinping, prometió que las vacunas chinas serían una bendición para el mundo.
Fuente: AP