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Salud y Bienestar

Células madre de tejido umbilical prometen reparación de daños por Covid-19

Un equipo de científicos llevaron a cabo la prueba clínica autorizada en abril pasado por la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA)

La infusión de células madre derivadas del tejido umbilical reduce el riesgo de muerte y abrevia el período de recuperación en los casos más graves de COVID-19, según un experimento del cual informa este martes la revista STEM CELL Translational Medicine.

El director del Instituto de Investigación y Diabetes y Centro de Trasplante Celular de la Universidad de Miami, Camillo Ricordi y un equipo internacional llevaron a cabo la prueba clínica autorizada en abril pasado por la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA).

El artículo describe las conclusiones de la prueba aleatoria con 24 pacientes internados con COVID-19 en el Hospital Jackson Memorial con síndrome de dificultad respiratoria aguda, una complicación peligrosa y a menudo fatal evidenciada por la inflamación grave y la acumulación de fluidos en los pulmones.

Cada paciente recibió dos infusiones de células madre mesenquimatosas obtenidas de tejido umbilical (UC.MSC, en inglés), o de un placebo, administradas con varios días de diferencia. Ni los médicos ni los pacientes sabían quién recibió el tratamiento y a quién se le administró el placebo.

Un mes más tarde, el 100 por ciento de los pacientes que recibieron las infusiones de UC-MSC sobrevivió comparado con el 42 por ciento en el grupo de control, y los investigadores determinaron que la terapia era segura y sin efectos secundarios graves relacionados con la infusión.

El equipo de Ricordi también indicó que la recuperación fue más rápida entre los pacientes que recibieron el tratamiento y más de la mitad de ellos fue dada de alta del hospital en dos semanas.

Más del 80 por ciento de los pacientes en el grupo al cual se le administró el tratamiento se recuperó 30 días más tarde comparado con el 37 por ciento en el grupo de control.

Fuente: Noticieros Televisa

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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