Conecta con nosotros

Opinión

Opinión: La pandemia de los niños, por Nancy Toledo

Lo que todos estamos viviendo, lejos de poderse llamar temporal, se ha convertido en un estilo de vida.

Los ajustes que tuvimos que hacer a nuestra vida al comienzo de esta pandemia, han seguido alargándose y modificándose tanto, que ya no son “medidas” de precaución solamente. Es una forma de vivir.

Los trabajos, comercios y lugares de recreación han tenido que cambiar, y volver a cambiar las reglas en su operación. Hay mamparas que separan los mostradores de clientes, las mesas en los restaurantes más alejadas, el aforo restringido en las tiendas… sin embargo las escuelas no han vuelto.

Ni poco, ni mucho. No hay medida, restricción o ajuste que sea válido para que los niños vuelvan a las instalaciones. Aunque sea por unas horas, por unos días, con el mínimo de aforo, con distancia y medidas de seguridad. Simplemente no hay tregua para la educación.

Soy mamá, y lógicamente cuido a mis hijos. No me gustaría poner en riesgo a mis niños, ni a los de nadie. Pero no puedo negar que este tema se ha relegado de manera notoria.

Los niños también están viviendo esta pandemia y sus consecuencias…las mamás hemos tratado por todos los medios de suplir las limitantes que hoy tienen.

Lo veo con mis amigas, lo vivo como mamá. Todas estamos gozando el tiempo con los niños, pero buscando la manera de que ellos tengan sus espacios, sus momentos de recreación, su aprendizaje…no podemos suplir a las maestras en cosas fundamentales. No podemos suplir los juegos con sus compañeros por tanto tiempo.

Tengo la esperanza que la pandemia vaya tomando otro rumbo…y que pronto podamos ajustar una vez más este estilo de vida que hoy llevamos. Que el bienestar de los niños, su educación y desarrollo sea considerado una prioridad.

Por lo pronto, me repito que no queda más que hacer que vivan felices este tiempos. Se que nosotros los atesoraremos en el futuro… este tiempo tan juntos, tan intenso, tan lleno de responsabilidades, aprendizaje y momentos valiosos.

Nancy Anahi Toledo Rascón
Instagram @eso.pienso
Facebook Eso Pienso

Opinión

El G20: ¿Progreso real o más promesas vacías? Por Sigrid Moctezuma

Hablar del G20 es hablar de una oportunidad única: una reunión que pone sobre la mesa problemas que afectan directamente nuestras vidas, como la pobreza y el cambio climático. Pero, ¿Estamos realmente avanzando o seguimos atrapados en las buenas intenciones?

En pleno 2024, más de 700 millones de personas en el mundo viven con menos de 2 dólares al día, y el cambio climático sigue empujando a millones al borde de la desesperación. Según la FAO, en 2023 hubo un aumento alarmante de 122 millones de personas que enfrentan inseguridad alimentaria debido a conflictos y fenómenos climáticos extremos. Estas cifras no son abstractas; son vidas humanas, historias de lucha diaria que rara vez llegan a los titulares.

Erradicar la pobreza no es simplemente “dar más dinero”. Se trata de atacar la raíz del problema: desigualdades históricas y estructuras económicas que privilegian a unos pocos. Por ejemplo, los países del G20 representan el 85% del PIB mundial, pero también son responsables del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es una contradicción enorme: quienes tienen más recursos para ayudar son también quienes más contribuyen al problema.

También es fácil hablar de «transición energética» y «economía verde», pero ¿Qué significa esto para alguien que perdió su casa por un huracán? En México, por ejemplo, los desastres naturales generaron pérdidas económicas por más de 45 mil millones de pesos en 2023. Y mientras tanto, los países más contaminantes siguen retrasando acciones contundentes, como reducir su dependencia de los combustibles fósiles. ¿Por qué? Porque aún les resulta más barato contaminar que invertir en soluciones sostenibles?.

¿Qué se debería hacer?

Las soluciones están claras, pero falta voluntad política. El G20 propone algunas ideas interesantes: redistribuir recursos, apoyar economías locales y fomentar la innovación tecnológica para reducir desigualdades. Pero todo esto suena a más promesas, a menos que veamos medidas concretas. ¿Dónde están los fondos para las comunidades más vulnerables? ¿Por qué no se prioriza la educación y la formación laboral en zonas desfavorecidas?

Como sociedad, necesitamos exigir que las grandes cumbres dejen de ser solo escenarios de fotos grupales. Los líderes globales deben recordar que detrás de cada estadística hay una persona que sufre, pero también que sueña con un futuro mejor. Si no empezamos a construir ese futuro ahora, ¿cuándo lo haremos?

El G20 no es la solución mágica, pero puede ser un catalizador. Si los compromisos se traducen en acciones reales, estaremos un paso más cerca de un mundo más justo. Si no, solo estaremos alimentando un ciclo de discursos vacíos que poco tienen que ver con las necesidades reales de la gente.

¿Qué opinas tú? ¿Crees que estas cumbres realmente cambian algo o son puro espectáculo?

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto