Cada vez más mexicanos recurren a los fármacos para afrontar el estrés, la incertidumbre y la ansiedad provocados por la epidemia del coronavirus. La industria farmacéutica ha identificado que en menos de un año se han duplicado las ventas de ansiolíticos y antidepresivos en el país.
En México, estos fármacos representaban en promedio un 15% de los medicamentos prescritos para tratar estos padecimientos, ahora ya representan el 30% del consumo, de acuerdo con la Asociación Nacional de Farmacias de México (Anafarmex). “Fue escalando, desde que empezó la pandemia vimos un incremento en la demanda”, señala Antonio Pascual, su presidente.
Paulina Arenas, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cree que los mexicanos tienen que “identificar el momento de la pandemia en el que estamos”. Arenas explica que el aumento en los niveles de ansiedad y depresión del principio de la emergencia sanitaria estaba asociado a la incertidumbre de cómo iba a ser y cuánto iba a durar. En los meses siguientes se han sumado otros detonantes como la pérdida de seres queridos, procesos de duelo, problemas económicos y el desgaste, todo esto a unos días de que se cumpla un año del primer caso detectado en México.
“Ha sido todo un reto a nivel personal, familiar y social”, comenta la especialista, que cree que la pandemia es una oportunidad para romper con los tabúes y los estigmas que persisten en torno a la Psicología y la Psiquiatría. “Históricamente, la salud mental en México ha estado olvidada y estigmatizada, pero últimamente se ha visibilizado mucho más”, agrega.
El hecho de que cada vez más personas volteen a ver a las farmacias para recibir ayuda es un reflejo más de cómo la epidemia ha cobrado factura a la población. Pascual indica que los picos de ventas de estos medicamentos se dieron en diciembre y enero, cuando se dispararon los contagios y las defunciones por la covid-19 tras las fiestas navideñas. Tras conocer el último corte de ventas hace unos 15 días, la Anafarmex ha descubierto que el consumo se ha mantenido en febrero. “Cuando se tenga una cobertura mayor de vacunación, va a bajar el estrés y la angustia y eso tiene que reflejarse en una disminución en la incidencia”, asevera el presidente de la Anafarmex.
El sector ha identificado que el consumo de medicación ha aumentado más en las zonas urbanas más pobladas en el país, sobre todo entre los adultos mayores, uno de los grupos prioritarios en la campaña de vacunación al ser más vulnerables frente a la covid-19. Pascual reconoce que ha habido faltantes por el incremento de demanda, aunque afirma que han sido temporales y matiza que no es un fenómeno exclusivo de México.
Un tamizaje de la Secretaría de Salud y la UNAM entre casi 132.000 personas arroja que las principales problemáticas son la violencia, con más de un 25% de los casos, y el consumo de sustancias legales e ilegales, con un 15%. Arenas apunta que se han mantenido constantes los episodios de violencia, depresión, uso de sustancias, suicidio, somatización y burnout. El equipo a cargo del estudio sí encontró, por ejemplo, mayores niveles de ansiedad, estrés agudo, depresión y dificultades por el duelo por la pandemia.
La especialista, sin embargo, aclara que no es conveniente ni adecuado hablar todos los casos como trastornos mentales. “Muchos pacientes creen que son una u otra enfermedad”, dice Arenas, “un problema común es dar con el diagnóstico correcto”. Entre los mayores riesgos están que las personas se resistan a acudir con un profesional por el estigma o que empiecen a generar una dependencia emocional hacia los medicamentos, explica. “Los fármacos son efectivos cuando se tratan cuadros clínicos, pero para casos leves las psicoterapias suelen ser más efectivas”, afirma la académica, que recomienda poner atención en la alimentación, el ejercicio, el sueño y encontrar un balance entre el trabajo y las interacciones con las personas que nos rodean. “El estrés es inevitable, el tema es cómo lo manejamos: siempre hay alternativas”, agrega.
Pascual dice que el aumento se ha dado en casos que requieren receta y que se toman precauciones en la venta al cliente final. “No nada más es vender y tener rentabilidades”, asegura. De acuerdo con el periódico Excélsior, la Anafarmex también ha visto un aumento de hasta un 40% en el consumo de productos alternativos como tés e infusiones contra el estrés. Su presidente asegura que el aumento en la demanda de antidepresivos y ansiolíticos no ha tenido un impacto en el precio, aunque admite que ha habido “una actualización de precios” de un 4,5% en comparación con el promedio por el costo de los insumos.
La demanda de medicamentos que se utilizan para tratar los síntomas de virus también ha subido un 60% en comparación con el consumo promedio, de acuerdo con Pascual. Normalmente, la compra de estos fármacos aumenta un 30% entre octubre y marzo con la temporada estacional de enfermedades respiratorias, que se traducen en alzas en antibióticos, antivirales, analgésicos, antihistamínicos y vitaminas. Respecto a la venta privada de vacunas, Pascual asegura que es posible que se comercialicen, pero explica que primero se debe cubrir la demanda del sector público. “Estamos en lista de espera”, concluye el dirigente.
Fuente: El País