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Opinión

Lucharán quienes luchen. Por Itali Heide

Itali Heide

La navidad es una fecha que se esperaba todo el año, la pascua también emocionaba. La cuenta regresiva del cumpleaños se contaba con los dedos y se esperaba con ansias la noche de Halloween. El Día de la Bandera, de la Independencia, de los Maestros, eran esperados por pasar un día menos en la escuela, más no celebrados con tanta emoción. Para el Día de la Madre y del Padre, se hacían regalitos hechos con amor en la escuela y para el Día de los Abuelos se les abrazaba con mucho cariño. ¿Pero el Día Internacional de la Mujer? Con menos de una semana antes del día que conmemora a la mujer desde 1975, vale la pena cavar un poco más profundo.

En mi memoria, apenas existía. No era un día que esperara con ansias, y mucho menos que me preocupara y pensara en él. No fue hasta la edad adulta que se hizo presente, e incluso en ese momento se redujo a imágenes de Piolín con frases sin sentido inundando las redes, declarando que <las mujeres son el mayor tesoro de la tierra>. No es que me desagradara el día, pero me parecía ridículo recibir un <felicidades por ser mujer> de la misma sociedad que las oprime, violenta y mata.

Con el paso del tiempo, habiendo conectado con personas apasionadas y comunidades fortalecidas, el día empezó a representar un símbolo de empoderamiento. Más que un festejo, el 8 de marzo es una conmemoración y un recordatorio de la lucha que por siglos ha definido el reconocimiento de las mujeres en la sociedad. A medida que los movimientos por los derechos de las mujeres han ganado adeptos en los últimos años, se aportó un nuevo significado a un día que suele celebrarse en lugar de recordarse (aunque la celebración sea bien intencionado). Su historia también delata la importancia de su recuerdo: las semillas de la fecha se plantaron en 1908, cuando 15 mil mujeres se manifestaron en Nueva York, exigiendo jornadas laborales justas, salarios dignos y el derecho al voto.

En años anteriores, las marchas y los movimientos sociales han proporcionado espacios para que las mujeres se unan y conmemoren este día, especialmente en México, donde la violencia contra las mujeres es un hecho cotidiano. Con una pandemia que hace estragos, muchas deciden mostrar su apoyo de manera virtual.

Quizás la situación impida que todas las mujeres salgan a la calle a pedir justicia, pero la magia de la tecnología le regala voz a las mujeres y los hombres que decidan alzarla, poniendo su granito de arena para mover hacia el futuro que promete equidad total y la libertad de vivir sin miedo.

Este año, será un poco diferente. Marcharán quienes marchen, gritarán quienes griten, llorarán algunas, sentirán todas, pensarán quienes piensen, lucharán quienes luchen, pintarán paredes, quemarán lo innecesario, publicarán lo importante, escribirán la historia, escribirán tweets emotivos y recordarán las palabras exigidas para el futuro. En un mundo que ofrece un millón de maneras de ser voz, es sólo cuestión de escoger nuestra arma. Lejos del cliché, cada voz cuenta cuando queremos cambio, y el cambio radica en las voces de los que luchan por conmemorar y seguir luchando, día a día.

Opinión

Ken Salazar: ¿Embajador o Actor de Telenovela? Por Caleb Ordoñez T.

¡Ah, Ken Salazar! El embajador de Estados Unidos que nos ha dejado perplejos con sus altibajos políticos, sus declaraciones dignas de un guión de serie, y su relación complicada con la Cuarta Transformación. Si algo ha demostrado este diplomático es que puede pasar de ser el mejor amigo de la 4T a su crítico más feroz, dependiendo de cómo soplen los vientos en Washington. Vamos, que ni él mismo parece saber en qué equipo juega.

La historia de Salazar en México comenzó con un apoyo incondicional a la estrategia de seguridad de López Obrador. “Queremos ayudar a México”, decía con entusiasmo. Todo iba viento en popa: AMLO estaba contento, Salazar estaba contento, y la relación bilateral estaba, si no perfecta, al menos pacífica. Pero, de repente, Salazar empezó a lanzar críticas, como si su personaje hubiese sufrido un cambio drástico de dirección. ¿Qué pasó? Pues, para sorpresa de todos, ¡Donald Trump volvió al juego! Y al parecer, eso trajo consigo una versión “Ken Salazar 2.0”, una más crítica y menos amigable.

Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordoñez T.

La situación llegó al punto de que Marcelo Ebrard, nuestro ex canciller, tuvo que enviarle un mensaje directo (aunque con tono irónico y de pulida diplomacia): “Dear Ken, what are you talking about?”. ¿Qué habrá pensado Salazar al leer esa frase? Porque para el diplomático promedio, una indirecta así es casi un grito. ¡Imagínense! Si hasta los memes en Twitter le daban vuelta, como si se tratara de una pelea entre amigos que ya no se soportan.

Por si fuera poco, Sheinbaum, en una de sus mañaneras, no perdió la oportunidad de hacer un comentario jocoso sobre los vaivenes del embajador. “Es que Ken se confunde”, dijo en tono irónico, como quien habla de un viejo amigo algo despistado. Claro, el comentario causó risas entre los presentes, pero también dejó en claro que el equipo de AMLO ya no se toma muy en serio las críticas de Salazar. Tal parece que la figura de Salazar es ahora vista como una especie de personaje excéntrico, más digno de un episodio de sátira política que de una embajada.

Pero lo realmente intrigante es: ¿quién podría suceder a Ken Salazar si Trump llega a la Casa Blanca nuevamente? ¿A quién enviaría el expresidente a continuar esta telenovela diplomática? Tal vez podríamos ver a alguien de su círculo más leal, como un Mike Pompeo, experto en lanzar dardos con una sonrisa, o, por qué no, a alguien más peculiar y polémico, como un Rudy Giuliani, quien seguramente haría de la embajada un espectáculo.

La verdad, sea quien sea, seguro nos traerá más drama. Porque, al parecer, la embajada de Estados Unidos en México ya no es un puesto diplomático, sino un auténtico reality show político, donde el que llega, o es nuestro mejor amigo, o el villano de la temporada. Así que preparemos las palomitas, porque la novela de Ken Salazar, o de su posible sucesor, seguro aún nos tiene reservadas muchas sorpresas.

Y un edificio nuevo.

La embajada de Estados Unidos en México está casi lista, con un avance notable, y no podemos evitar preguntarnos: ¿vendrá Trump a cortarle el listón si gana en 2024?

Imaginemos el espectáculo: Sheinbaum dando la bienvenida en la mañanera y un Trump republicano hablando de “buenos vecinos” (entre ironías y sonrisas forzadas). ¿Cómo gestionarán esta relación diplomática? Seguro veremos un juego interesante de diplomacia y un poco de sarcasmo, donde ambos bandos tendrán que bailar al ritmo de las relaciones exteriores. Con Trump y Sheinbaum, podríamos estar ante el evento del año… o de la más extraña comedia política.

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