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Opinión

Mi querida generación de cristal. Por Itali Heide

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<Generación de cristal>, así nos han nombrado. Que no aguantamos nada, que nos ofendemos por cosas que ni al caso, que somos mocosos malcriados sin nada mejor que hacer más que quejarnos. ¿Será entonces que ellos son la <generación de cemento>? La que se niega a cambiar las creencias en las que fueron inducidas, la que no reconoce el cambio constante del mundo, la que no se preocupa por hacer un mundo mejor, sino por conservar el imaginario que desea que existiera.

El universo felizmente se acerca a su cumpleaños número 14 mil millones, de los cuales sólo 130 mil han visto la naturaleza del hombre como lo conocemos hoy en día. De esos 130 mil años donde las personas hemos habitado la tierra como seres pensantes, solo en los últimos siglos hemos creado supuestas reglas y normas del comportamiento humano: cómo debemos comportarnos, pensar y vivir.

En el gran esquema de las cosas, no somos ni sabemos nada. La tecnología nos ha regalado un mundo donde el conocimiento crece de forma exponencial, metiéndonos a todos en un bucle al descubrir que las reglas impuestas por la ideologías históricas y religiosas ya no caben en la realidad actual de la humanidad. Resulta que un par de cientos de años de investigación humana no pueden definir realmente lo que significa ser humano y han sido las barreras ideológicas impuestas por humanos imperfectos las que definieron la humanidad.

Sin embargo, se sigue creyendo que las normas sociales con las que crecieron nuestros abuelos se aplican al mundo actual. ¿La verdad? Ni siquiera se aplicaban en su generación, simplemente no había lugar para la conversación para todo lo que se consideraba <incorrecto>. La homofobia siempre ha existido porque siempre han existido personas de la comunidad LGBT+ en las entrañas de la sociedad. La misoginia y el machismo siempre han existido porque la mujer siempre ha sido objeto de opresión. El racismo y la xenofobia siempre han existido, porque hasta la fecha, muchas partes del mundo se rehúsan a aceptar lo desconocido y lo diferente.

No, no somos <la generación de cristal>. Muy al contrario, somos la generación diamantina. Agarramos su carbón y lo quemamos hasta el punto de que nuestro individualismo creó joyas a partir de décadas de existencia catatónica que colocaba a la gente en cajas blancas y negras, sin considerar la materia gris que siempre ha existido debajo de sus narices. Somos la primera generación a la que se le ha concedido una voz, sin las condiciones implícitas de la existencia humana que reconforta a los perplejos ideológicos. La voz individual es poderosa, porque es genuina.

No hay una agenda oculta, ni planes para dominar el mundo, mucho menos ideas para suprimir las creencias individuales. Simplemente somos los creadores de nuestras propias realidades y, por primera vez en la historia del mundo, tenemos opciones que van más allá de los roles humanos estereotipados. ¿Podemos decir realmente que somos una sociedad moderna si no aceptamos el cambio? Si echamos un vistazo a la historia, veremos que la humanidad siempre ha anhelado esa libertad que hasta la fecha sigue luchando alrededor del mundo. Lo que para muchos se considera inmoral e incorrecto, ha sido la vida oculta de miles, si no millones, de personas en los últimos miles de años. Para ser humanos, debemos explorarnos a nosotros mismos, y esto sólo puede lograrse a través de una <generación de cristal> que rompe con el patrón de mortalidad inamovible.

Opinión

El Zócalo, el termómetro de la presidenta. Por Caleb Ordóñez T.

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Claudia Sheinbaum se presentará en el Zócalo capitalino para celebrar su primer año de gobierno. No será solo un informe simbólico: será la reafirmación de un liderazgo que combina popularidad inédita, tensiones internas en Morena y un escenario internacional que la obliga a definirse con mayor firmeza.

Diez hitos de su primer año

1. Aprobación histórica

Con cerca del 80 % de respaldo ciudadano, Sheinbaum se ha consolidado como la presidenta más popular en dos décadas. Este capital político es su principal carta, pero también su mayor presión: mantener la confianza exige resultados.

2. Seguridad con mano firme

Los homicidios bajaron en varios estados hasta un 25 %. A diferencia de su antecesor, Sheinbaum ha endurecido la estrategia de seguridad, combinando prevención social con operativos de contención más directos contra el crimen organizado.

3. Salud e infraestructura social

Su administración inauguró decenas de hospitales, reforzó el abasto de medicamentos y fijó la meta de construir cientos de miles de viviendas. La salud pública y la vivienda son ejes con los que busca dejar huella sexenal.

4. Economía moderada pero estable

El crecimiento económico ronda 1.2 %, con inflación controlada y una baja tasa de desempleo. La llegada de inversión extranjera muestra confianza, aunque los retos globales y la relación con Estados Unidos siguen marcando incertidumbre.

5. Expansión de programas sociales

Becas, pensiones y apoyos a mujeres e indígenas cubren ya a más del 80 % de las familias. La narrativa de justicia social es el corazón de su proyecto.

6. Migración y crisis institucional

México enfrenta presiones por el flujo migratorio y un sistema de asilo saturado. El dilema es claro: recibir a quienes huyen o impulsar su retorno a sus países de origen, siempre con la mirada puesta en la Casa Blanca.

7. El TMEC en la mira

La renegociación del tratado comercial será la prueba de fuego económica. Sheinbaum ha defendido que el acuerdo trilateral es vital para el empleo y la inversión, aunque Estados Unidos busca privilegiar tratos bilaterales.

8. Autonomía frente a AMLO

Aunque heredera de la “Cuarta Transformación”, ha mostrado un estilo propio: menos confrontación, más técnica, y una narrativa que busca diferenciarla del carisma arrollador de López Obrador.

9. El caso Adán Augusto López

El exsecretario de Gobernación atraviesa su peor crisis política, acusado de enriquecimiento inexplicable y vínculos polémicos en Tabasco. Dentro de Morena, lo ven más como lastre que como aliado. En el Zócalo, el silencio hacia él será más elocuente que cualquier discurso.

10. Violencia y derechos humanos

A pesar de los avances en seguridad, siguen pendientes graves: desapariciones, feminicidios y violencia de género. Las madres buscadoras y colectivos sociales siguen presionando por respuestas que no aparecen en los informes oficiales.

Lo que se espera del domingo en el Zócalo

Sheinbaum usará el Zócalo como escenario para proyectar unidad y fuerza. Hablará de logros sociales y de seguridad, anunciará nuevos compromisos en salud y vivienda, y lanzará un mensaje firme sobre la relación con Estados Unidos: México no será subordinado, sino socio con voz propia. Ante miles de asistentes, subrayará la necesidad de defender el TMEC y de gestionar la migración con dignidad y cooperación.

La primera fila estará ocupada por su gabinete completo, gobernadores morenistas, legisladores clave y embajadores invitados. No faltarán representantes de sectores sociales que han respaldado su proyecto, desde comunidades indígenas hasta líderes sindicales. El acomodo será cuidadosamente diseñado para mostrar fortaleza y cohesión.

En cuanto a Adán Augusto, la estrategia será clara: cortesía en público, distancia en los hechos. No se le dará protagonismo ni cargos de peso; el mensaje implícito será que Morena necesita renovación ética, no figuras cuestionadas. El partido lo tolerará, pero lo marginará. ¿Cómo lo tratarán los morenistas en el zócalo?

Más allá del festejo

El discurso de Sheinbaum también buscará responder a tres grandes preguntas:

¿Cómo mantendrá la seguridad sin caer en la violencia del pasado? ¿Cómo defenderá el comercio con EE. UU. sin fracturar la relación bilateral? ¿Cómo logrará que su estilo propio no choque con la base política que aún idolatra a López Obrador?

El mitin será la confirmación de que el poder ya tiene rostro propio. Sheinbaum sabe que no basta con gobernar: debe consolidar un proyecto histórico, demostrar que puede sostener la popularidad con resultados y blindarse de los vendavales internos y externos.

En el Zócalo se jugará no solo su primer aniversario, sino el tono de todo su sexenio.

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